ENTREVISTA DE LILLIAM MORO AL CUBANO FRANCISCO DE VARONA, MÁS CUATRO POEMAS DE ‘CRISTALES EMPAÑADOS’

 

 

1 El poeta cubano

El poeta cubano Francisco de Varona Hidalgo

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar esta entrevista realizada por la excelente poeta Lilliam Moro a Francisco de Varona Hidalgo (La Habana, Cuba). Poeta y narrador. Ha publicado los poemarios Solitudes (2015), De azares, laberintos y cenizas rotas (2016) y Las gaviotas también vuelan en diciembre (2016). Próximamente saldrá publicado su poemario Cristales empañados. Ha participado en diferentes antologías, así como en programas de radio y tertulias literarias. Ha viajado a Francia, España, Colombia, Costa Rica, etc., a certámenes poéticos. Actualmente reside en Coral Gables, Florida.

 

 

2 Lilliam Moro, Francisco de Varona y Odalys Interián

Lilliam Moro, Francisco de Varona y Odalys Interián

 

 

CONVERSANDO CON EL POETA

 

 

PREGUNTA: Aunque algunos no te hayan leído, tu nombre suena aquí en Miami: has publicado libros, mucha gente acude a esas presentaciones, participas en lecturas de poesía… Dicen ciertos expertos que lo que funciona no debe cambiarse, sin embargo este nuevo poemario tuyo, CRISTALES EMPAÑADOS, se distancia de tu obra anterior.  ¿Por qué cambiaste tu poética?

 

RESPUESTA: Si bien es cierto que en el transcurso de mi relativamente corta carrera como poeta he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas, ser leído y he participado en numerosas tertulias literarias, así como en revistas y concursos internacionales, sin embargo para muchos soy un desconocido y creo firmemente que con este nuevo proyecto CRISTALES EMPAÑADOS mi poesía da un salto cualitativo y sustancial, una nueva forma más estructurada de escribir, siempre manteniendo, por supuesto, mi voz propia. Para mí es sumamente importante que el lector se convierta en mí mismo, que traduzca a su ser lo que interprete y no solo lo que yo quiera transmitir.

 

P.: Has dicho que para ti la Poesía es lo más importante en tu vida. ¿Por qué?

 

R.: Para un poeta escribir, es expresar lo que se lleva adentro, es una necesidad del alma y de su mundo interior. Creo firmemente que para un poeta, y en este caso, lo que yo escribo, es parte integral de quien realmente se es. Sin la poesía no podría vivir, respirar y vibrar porque se vuelve parte de tu piel. Va conmigo a todas partes como una sombra, es mi propio corazón que late y me doy cuenta de que está ahí para un público. Para mí escribir es transmitir mi verdad interior, incluso mi silencio. La poesía es un infinito camino donde reconoces al otro en ti mismo.

 

P.: ¿En qué momento de tu vida te sentiste poeta?

 

R.: Creo que en algún instante de mi vida la poesía me eligió a mí para que yo sacara todo eso que llevaba dentro guardado durante tanto tiempo. Pero ser poeta es un proceso lento, es una búsqueda constante, un camino muy difícil, lleno de dudas, de soledad, de preguntas sin respuestas, de puertas cerradas, de caminar a veces de espalda a la realidad y encontrarte a ti mismo dentro de este mundo que te rodea y a veces no comprendemos. Pero llega un punto en que decides hacer lo que realmente te hace sentir en paz, y entonces por primera vez te sientes poeta, aunque soy un hombre sencillo que vive su vida como si fuera el ultimo crepúsculo.

Estamos atrapados en la rueda épica de la vida. La poesía es la unión entre lo que se siente, un papel, cuatro paredes y un desgarro. Un infractor del sentido común. Un observador de lo observado. Como diría Jaime Sabines: “Un poeta es una gente ‘descarnada’, es decir, una persona que va por el mundo sin piel, con la carne hecha hoguera”. Es un intérprete-cronista de lo que otros no se atreven a describir, pero sienten. Es un canal místico de la verdad interior, el enlace entre el mundo quimérico y el mundo real que se mantienen unidos por un hilo de plata, que revela su esencia.

El poeta en su búsqueda araña la tierra y se adentra en los laberintos del subconsciente. Y por último, parafraseando a un pensador: “Uno puede ser un poeta y no escribir jamás una sola línea de poesía, al tiempo que se pueden escribir miles de poemas y no ser un poeta. Un poeta es un estilo de vida.”

 

 

 

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P.: CRISTALES EMPAÑADOS está dividido en varias partes. ¿Qué significado tienen esas secciones?

 

R.: La existencia de por sí está dividida en partes: nacemos, somos niños, adolescentes, jóvenes, adultos y después viene el otoño y como tal mi libro CRISTALES EMPAÑADOS está concebido en tres diferentes partes pero relacionadas unas con otras, sin embargo cada una tiene su voz individual, su propia manera de proyectarse, su ritmo, su luz. Pero al dividir en tres el poemario quien lo lee se da cuenta de que hay tres maneras diferentes de expresar circunstancias y vivencias. En la primera parte, “Cuerpos lejanos”, está presente el amor a lo largo de mi vida; la segunda parte “Solo faltan las máscaras” habla tanto de mí como de otros que viven con el ego y con esos trajes y antifaces para protegerse de los demás; y la tercera, “Buscando la salida”, es una sección más abstracta.

 

P.: ¿Qué es para ti un “cristal empañado”?

 

R.: Miramos hacia afuera a través de un cristal empañado, intentando descubrir la realidad. No nos damos cuenta de que con solo limpiar los cristales podemos descubrir un mundo que vibra, que camina delante de ti y no lo podíamos apreciar a plenitud. Un cristal empañado no es más que una percepción borrosa.

 

P.: Has dicho que empezaste a escribir poesía un poco tardíamente.

 

R.: Sí, puedo asegurar que comencé a escribir poesía tardíamente, pues la mayoría de los poetas lo hacen desde la juventud y eso les da un necesario bagaje de sabiduría y un manejo de la retórica poética. He tenido que lograr en poco tiempo lo que a otros les ha llevado una vida entera. Siempre en el camino místico se ha dicho que el maestro aparece cuando el alumno está listo y a veces la vida nos lleva por laberintos que nunca esperamos hasta que al final te encuentras con la sorpresa de hallar lo que te satisface, lo que has buscado toda tu vida y lo encuentras un día, en mi caso cuando la noche fue más larga, y todo era incierto, en una encrucijada frente a una pared donde solo podía coger hacia un lado o hacia otro y escogí el lado del corazón, el lado de la poesía.

Para mí haber descubierto la poesía fue descubrir mis abismos, mi potencial como ser humano que busca la luz.

 

P.:¿Qué te impulsó a correr ese riesgo?

 

R.: La vida de por sí es un riesgo, cada día nos enfrentamos al conflicto de vivir y salir airosos o cometer errores y caídas y levantarnos mil veces y seguir el camino, como en un círculo. Es como un juego que hay que jugar con sus riesgos. En mi caso siempre he tenido una tendencia a lo atrevido, a buscar más allá de los zapatos, a escudriñar debajo de la superficie, a lo que mi ser interno me dice que es el camino cierto. Y te das cuenta de que hay muchas personas que te leen y se encuentran reflejadas en tu poesía, lo cual te lleva a  comprometerte contigo, con los lectores y con la vida misma. Entonces te arriesgas.

 

 

 

 

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P.: ¿Cómo te definirías como persona?

 

R.: Es difícil hablar de uno mismo porque prefieres que tus acciones y tu poesía hablen en tu nombre. Pero si tuviera que definirme, diría que soy un hombre en busca del conocimiento y la paz interna. Un hombre que ha vivido, ha amado intensamente, con errores y certezas, que ama a sus cuatro hijos tanto o más que a sí mismo y a los animales y los niños y la paz del mundo y respeta todas las formas de vida.

Un hombre que se da cuenta de que el aprendizaje es largo y la vida corta, muy corta, y que lo único que puede hacer es dejar un legado para otros que decidan tomar el mismo camino, el de ser mejor ser humano cada día y vivirlo como si fuera el último, respetando a todos, incluso a la naturaleza. Un hombre que vivió de la mejor manera que pudo hasta las últimas consecuencias y ha sabido perdonar, tratando de entender esa telaraña de vivencias que es la existencia misma.

 

P.: ¿Y como poeta?

 

R.: Definirme como poeta es quizás más difícil que hacerlo como persona. Entonces me definiría como una emanación de quien en realidad soy. Mi poesía va por un camino humanista, intimista, un tanto nostálgico, de amor y de desamor, de soledad, un canto a la vida y a lo cotidiano, pero con un mensaje subliminal. Mi poesía soy yo como narrador de mi propia experiencia, de mis circunstancias y mis caídas y logros. Le canto al amor, a la cotidianidad, incluso a la muerte, a las cosas que nos hacen detenernos para reflexionar quiénes somos y luego retomar el camino. Mi poesía soy yo al otro lado del espejo.

 

P.: Es posible que a algunos de tus lectores habituales les sorprenda este cambio en tu poética actual. ¿Qué les dirías?

 

R.: La vida en su dialéctica nos lleva al cambio, a renovarnos constantemente, a mejorarnos como seres humanos y crecer como parte integral de este universo. También me debo a los cambios y al aprendizaje y me supero en mí mismo cada día. Tenemos que tratar de evolucionar y mi poesía es parte de esa evolución, de ese aprendizaje y por lo tanto me renuevo y busco nuevos caminos, nuevas opciones y formas de expresión.

 

P.: Si no fueras Francisco de Varona, ¿quién te gustaría ser?

 

R.: Si no fuera un ser humano, me gustaría ser un perro, o un caballo o cualquier otro de esos mal llamados animales, pues para mí tienen tanta importancia como nosotros, pues son ángeles que han venido a enseñarnos qué es el amor incondicional, la energía que permite que el universo esté en constante armonía. Tenemos mucho que aprender de ellos para ser mejores personas.

 

 

 

5 Foto de José Amador Martín

Foto de José Amador Martín

 

 

 

POEMAS DE FRANCISCO DE VARONA

 

 

SINFONÍA

 

 

El tiempo abate sin prisa,

las sombras se van haciendo pequeñas

en los rincones.

 

La historia es un hielo derretido

mientras llueve dentro 

en un cántico circular

sin ventanas

ni paraguas que amainen lo imposible.

 

Los misterios crecen abandonados

no caben en las manos ni en las oscuridades.

 

El color del silencio se confunde

con la catástrofe de la noche anterior

y tu cuerpo tiembla como un fantasma insepulto

y pones la otra mejilla

—siempre el mito de la otra mejilla—

para no ahogarte en el pánico.

 

Está lloviendo más que de costumbre.

La noche se hace infinitamente larga.

 

Solo queda el ensayo de lo que pudo haber sido.

 

Ya has lavado las sábanas amarillentas

donde se unieron dos cuerpos.

 

Ulises sigue buscando Ítaca.

 

 

MÁSCARAS

 

 

Nada se salva,

ni siquiera la brisa que se aleja en busca de otros rostros,

en los espejos que reflejan la otra cara del olvido.

 

El ego echa mano de las máscaras,

del simulacro,

de la falsedad organizada

para una buena representación.

 

Solo faltan los aplausos.

 

 

 

 

6 Foto de José Amador Martín

 Foto de José Amador Martín

 

 

 

SOBRE EL ASFALTO

 

 

La noche corta las palabras

que chocan caóticas unas contra otras.

 

Vestigio de una jadeante lluvia

perpetua,

melancólica,

que en abril asoma sin aviso

y arrastra el rostro de la tarde

donde termina la última bofetada.

 

Caminar sobre el asfalto mojado de la vieja calle

en busca de una silueta,

un porvenir que cuelga del techo de la vida,

una respuesta reflejada en los charcos.

 

Pero nada aparece.

 

 

A VECES

 

 

A veces olvidamos el sol

hasta que el invierno llega.

 

A veces olvidamos la luna

hasta cuando su luz

es la única del camino.

 

A veces olvidamos la tierra

hasta que perdemos la cosecha.

 

Insisto, solo a veces.

 

 

 

7 Foto de José Amador Martín

Foto de José Amador Martín

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