José María Muñoz Quirós en una reciente lectura ante las murallas de Ávila (Foto de Jacqueline Alencar, 2017)
Crear en Salamanca tiene el placer de publicar esta entrevista inédita al poeta abulense José María Muñoz Quirós. Fue realizada en 2012 por el destacada poeta y narrador venezolano José Pulido (Caracas, 1945). Fue asistente del director de la revista BCVCultural, del Banco Central de Venezuela, desde 1998 hasta su junilación. Recibió el Premio Municipal de Poesía Distrito Libertador, 2000, por el poemario Los Poseídos. Fue Sub-Director de El Diario Católico (1975), jefe de redacción del diario Última Hora (1978), jefe de redacción de la revista Imagen (1994) y asesor de prensa del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber (1996). Director de las páginas de arte de El Universal (1996-98), El Diario de Caracas (1991-1995) y El Nacional (1981-1988). Miembro fundador de los suplementos culturales Bajo Palabra (Diario de Caracas) y El otro cuerpo (Suplemento del Ateneo de Caracas, encartado en El Nacional). Ha publicado los poemarios Esto (1972), Paralelo lelo (1972), Los poseídos (2000), Peregrino de vidriera (2001) y Duermevela. (2004). En narrativa ha publicado Pelo Blanco, Una mazurkita en La Mayor (novela premio Otero Silva, 1989), Vuelve al lugar que se te ha señalado (cuentos), Los Mágicos (novela, 1999), La canción del ciempiés (novela, 2004), La sal de la tierra (entrevistas, 2004), El bululú de las Ninfas (Novela, 2007), Dudamel, la sinfonía del barrio en los Libros de El Nacional 2011, El requetemuerto (novela, 2012), Los héroes son villanos tímidos (cuentos, 2013), entre otros.
José Pulido participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca.
Las pinturas son del artista catalán Ernest Descals (Manresa, 1955)
José Pulido leyendo en el Encuentro de Poetas Iberoamericanos. En la mesa, A. P. Alencart y Claudio Aguiar
(Salamanca, 2012, foto de Jacqueline Alencar)
LA POESÍA ES UNA ÉTICA Y UNA ESTÉTICA
JOSÉ PULIDO
El tren va llegando a la ciudad de Ávila y un pasajero pregunta a otro “¿qué hay detrás de esas murallas?”. Brota una conversación que se torna turística. La mente insatisfecha arma de nuevo la interrogante y responde:
-¿Qué hay detrás de esas murallas?
-Poesía.
La ciudad amurallada de Ávila es una caja de música, cuya canción es el idioma castellano. Al penetrar en su laberinto, (copia del alma, como todos los laberintos), el visitante puede encontrar un vino cuyo sabor asume el mismo encantamiento de los sueños; una mesa llena de comidas y postres que arman una fiesta donde el cuerpo y el alma celebran por igual. Las sombras de las casas subrayan el pasado; las ventanas con nubes, las marcas que ha dejado la luna. La nobleza del arte predomina en las calles de Ávila, pero sólo es completa la toma sentimental de la ciudad amurallada si se conoce a su poeta, José María Muñoz Quirós.
Aun estando sentado es un hombre alto. José María se ha atrincherado en la mesa exterior de un restaurante; el bulevar es una procesión de gente al margen de tristezas porque todo parece sábado. La mirada del poeta es seria y profunda, pero su sonrisa no se apaga. José María Muñoz Quirós se sube a los sentimientos y viaja súbitamente hacia cualquier tiempo. Todo parece petrificarse ante su pasión vertiginosa por la vida. Mira su copa de vino, toma un sorbo, hace que todos lo sigan y pregunta sin más: “¿qué les parece?”.
Poeta premiado
José María Muñoz Quirós, ha ganado, entre otros reconocimientos, el IX Premio Gil de Biedma con el poemario Material Reservado. El prólogo de este libro lo hizo el poeta José Hierro. Por cierto, el jurado del premio, en esa ocasión, estuvo integrado por José Manuel Caballero Bonald, Antonio Colinas, Rafael Conte, Jesús García Sánchez, Félix Grande, José Hierro, Antonio Piedra, Gonzalo Santoja, Atilano Soto y Juan Van Halen, con la presidencia de honor de Rafael Alberti y actuando como secretario Emilio Lázaro. En el prólogo, el desaparecido y nunca olvidado José Hierro, escribió: “José María Muñoz Quirós sigue la vía del verdadero poeta: desprenderse de todo lastre que impida el vuelo (el primer puesto de lastre inútil reside en los adjetivos inútiles, de relleno para el metro y el ritmo). Y este Materialreservado es buen ejemplo: puro músculo poético sin adiposidades ni perifollos. Sobrio, preciso y que, por poético, dice más de lo que dice, aunque jamás podrá explicarse, en prosa, lo que dice, pues está claramente expresado –intuido, sobreentendido, sugerido- en los poemas.”
Ese poeta, Muñoz Quirós, sentado en una calle de su ciudad, vuela con sus ojos más allá de las murallas de su ciudad. Revisa sus temores mientras escribe dentro de su espíritu los poemas que un día saldrán a volar también.
-Uno de mis grandes temores es siempre el tiempo. Lo que más me duele es su paso desmesurado, su constancia en el afán destructor, su rápido pasar con un desusado temblor. No concibo al tiempo en sus espacios delimitados por la repetición, por la rutina, por la inconstancia. Tal vez el tiempo, esa inexistencia tan patente, nos va dejando atrás en su redonda certidumbre, en su paso gigante. La ausencia no es más que un modo consecuente de mirar, el resultado de la desnudez de la vida, de lo más intenso en el dolor. No nos acostumbramos a las ausencias porque forman parte del rito de existir, de saber perder, de hacer presente la fatalidad de lo perecedero.
La gente lo saluda con familiaridad. Un hombre como de su edad se detiene un instante y le hace un gesto amistoso con la mano. Quizá es un amigo de la infancia.
-El territorio de la infancia es el paraíso de lo que no puede retornar. Guardo de la infancia imágenes, sabores, sueños…En medio de todo están mi casa, mi madre, y la obsesión de la muerte, también como una ausencia posible de lo amado.
La ciudad de Ávila está ahí desde hace tanto tiempo. Y cuando sus muros se erosionen y se desmoronen, seguirá estando allí. Cada ser que la contemple la amará un segundo o toda una vida. Quizá es efímero el amor porque tiene la duración de quien lo siente y lo entrega.
-Lo efímero no es sinónimo de desamor, más bien todo lo contrario; en el amor se produce lo efímero porque la grandeza de su presencia solo podemos sentirla, participarla, desde la firmeza de lo pasajero. La intensidad del sentir en el amor convive con una suerte de milagrosa verdad, de lenta y absoluta permanencia en lo efímero.
Muñoz Quirós, una montaña de palabras con alas y fragancias, con raíces y arroyos, es invadido por un sorbo de vino. Debe haber algún poema suyo que lo defina.
-Toda poética define siempre ese abismo…Acompaño una poética inédita que está muy cerca de ese sentir:
Ganar la perfección
no es fácil. Ser inocente
en el peligro de la noche
no es fácil. Volar
en alto vuelo sin rozar
las alas
no es fácil.
Perseguir la palabra
con beatitud primera
no es fácil.
Solo se santifica quien
rodeado de penumbra
mira la luz crujir
en el infinito, y calla.
Su voz tiene un canto donde se alegra y se afina lo andaluz, ese universo amoroso materno, que transmite como un padre a sus libros.
-Todo poemario simboliza una etapa, cubre un espacio, supone un tiempo de búsqueda, una visión distinta de las cosas. La educación sentimental de un poeta son sus sucesivos libros de poemas. Pero es cierto que alguno deja mejores sueños, perfumes más profundos, un tiempo de rosas para subirse a la luz y desde allí almacenar palomas. En mi caso, el libro “Ritual de los espejos” supuso un punto de inflexión que cambió mi horizonte y mi mirada.
José María Muñoz Quirós vive en la poesía; es indudable que respira el aire sin olvidar un instante que el aire existe. El paisaje que le rodea y el que se afirma lejos, son parte inmediata de su sentir.
-La poesía es un modo de estar en el mundo, una manera de asumir el tiempo y el lenguaje, de transformarte por dentro y asumir la luz de la historia, la voz de la memoria, la presencia en la materialidad de la vida reconvertida en mirada, en música, en destino. Ningún poeta verdadero puede alejarse de la poesía cuando ha sido habitado por ella. Vivimos ya desde y en la poesía, nos asistimos de su invencible secreto que envenena, sabiamente, la existencia para, a su vez, iluminar el mundo, encender los espacios oscuros que tan solo una mirada poética puede desvelar.
Cuando lee sus poemas en público la gente se le acerca no solo a pedirle que firme un libro, también le preguntan constantemente por qué hay pocos lectores de poesía.
-No se lee poca poesía. Es una lectura de otra manera: El lector de poesía suele ser un “buen” lector, es decir, un lector avisado, que no se deja llevar por modas y modos, que está siempre en vigilancia de todo aquello que se publica y que tiene un interés especial. Leer poesía es acercarse a la literatura con mayúsculas, es implicarse en la creación y en la palabra, y esto es difícil, exige preparación y constancia. El lector de poesía es un buscador de belleza, de la literatura en estado puro, y eso conlleva una enorme dificultad…No es un lector al que se le convence fácilmente. La poesía es un universo complejo, lleno de recovecos, de maneras de expresar el mundo. Hay muchos lectores, pero de verdad, quien no consigue este estado abandona para siempre la poesía, no podrá alcanzar la verdadera dimensión de este lenguaje.
Los lectores nacen del conocimiento de la fuerza de la poesía: leer, escuchar(son muy necesarias las lecturas), acompañar con música, pero sobre todo educar en la poesía, enseñar en los niveles distintos de la educación, mostrarnos cercanos a la obra de los poetas y comentar, enseñar a leer, a la dicción del verso, a la plasmación de lo que constituye lo esencial en lo poético, transformar al individuo con el cosmos único y vital de los buenos poetas.
La poesía es un modo de vivir y de ser. Muñoz Quirós lo ha señalado con claridad definitiva.
-Una vez que la poesía cuaja y se asimila en el vivir cotidiano, y se constituye como esencial, la poesía ya es un “veneno” que no te deja, que te persigue, que es consustancial al vivir, que forma tu mirada, tu voz, tus gestos y tu existir. La poesía es una ética y una estética, un barómetro de cada mirada y cada presencia de la vida. Ser asumido por la poesía es un modo de aceptación del vivir, una manera de compromiso con la vida y con el sentir de lo vital, una filosofía de la luz y de la claridad del espíritu, casi una mística de lo absoluto.
La poesía fomenta el acercamiento, la comunicación, el sentir colectivo, y eso se demuestra en el seguimiento, en el conocimiento que esto implica. No es fácil convivir con un poeta, estar cerca cada día, ver cómo asume la creación, la continuada visión de lo que se va desarrollando en su interior, en su obra, en su mirar diferente. Pero yo solo tengo buenas palabras para todos los que me rodean y me escuchan cada día, viéndome en ese oscuro y complejo debate con las emociones, con la relación diaria y permanente con tus propios fantasmas.
Más tarde, en el tren, la mente se despedirá de la imagen amurallada retornando al principio:
-¿Qué hay detrás de ese enorme castillo?
-Un poeta.
José María Muñoz Quirós leyendo en el Episcopio de Ávila (Foto de Jacqueline Alencar, 2016)
agosto 7, 2017
Excelente entrevista, una vez más Uildo le llega al meollo de los temas y le saca las semillas al entrevistado, lo desnuda sin desvestirlo,
Ha impuesto una peculiar forma de hacer periodismo que ya cuenta con adeptos y seguidores; ya son varias las tesis universitarias dedicados a su manera de hacer periodismo,
Esta entrevista entre poetas de patios distintos pero hermanados por un idioma común y una emoción genuina por la palabra es pedagógica y plantea en pocas líneas los temas fundamentales de la existencia en este desencajo mundo, signado por el facilismo y una visión pragmática de la vida.
Es un orgullo contarse entre los afectos de ambos poetas que resultan ser una sola voz militante que reivindica el decir poético,,,en, por, desde, hacía, ante, frente a la poesía. EVV