Crear en Salamanca publica en esta ocasión un trabajo de Fernando Gil Villa, oriundo de Ejea de los Caballeros, provincia de Zaragoza, donde también naciera el rector Mamés Esperabé Lozano. Casado con la politóloga y poeta mexicana Maribel Hernández, tiene una hija y es catedrático de sociología en la Universidad de Salamanca, donde viene trabajando desde 1991, tras doctorarse en la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido reconocido con el Diploma de Distinción Profesional del Colegio Nacional de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología y con el Premio María de Maeztu de la Universidad de Salamanca a la Excelencia Científica.
Un poco contracorriente del sistema académico imperante se ha ido labrando un perfil unamuniano, al publicar un buen número de ensayos sobre los grandes temas actuales, desde la educación hasta la salud, pasando por la cultura de la corrupción, el nihilismo o la felicidad. Al mismo tiempo, ha cultivado la poesía con más de una docena de libros, alguno de ellos premiado, y la narrativa. Sus últimos libros, recientemente publicados, son un ensayo y una novela que llevan por título Ni animales ni dioses. Retos de la humanidad (prologado por Roger Bartra) y El meteorito de Platón.
El trabajo que ahora se publica recuerda al género de los diálogos filosóficos literarios. Una conversación ficticia entre dos amigos le sirve para reflexionar sobre la crisis de la ética en la sociedad actual tomando como motivo un caso real que hoy preocupa a los científicos de todo el mundo y que protagoniza tristemente la universidad de Salamanca.
EL INFORME
-¿Juan?
-¡Pedro!, ¡cuánto tiempo!
-¿Todo bien? Te veo algo cariacontecido
-Ya, es que estaba pensando en un informe que acabo de leer y que me tiene desconcertado, sobre un colega que se jactaba de ser el cuarto autor más citado del país, en fin, un rollo, perdona…
-No hombre, cuéntame, no sabía nada,
-Pues eso. Lo ha hecho una comisión de investigación nombrada por la propia universidad. Resulta que se había autocitado cientos de veces, había ordenado a sus subalternos durante años que lo mencionaran profusamente, no había declarado conflicto de intereses, había organizado un cártel de citas, había borrado pruebas… Por todo ello había sido vetado por la Agencia de Investigación Española, retractado por revistas internacionales prestigiosas, criticado por el Comité Español de Ética de la Investigación, por prestigiosos académicos, por altos cargos de instituciones públicas relacionadas con la ciencia…
-Vaya, ¿y eso está probado?
-Pues si te parecen poco los correos y pantallazos filtrados.
-Pero podrían haberlas falsificado, en la universidad estáis todos un poco paranoicos.
-Eso es lo que dicen muchos, lo atribuyen a una campaña de desprestigio de ciertos medios de comunicación.
-Además, ¿quién no ha hecho trampas alguna vez?
-Pero todo tiene un límite, ¿no? Una cosa es sisar a Hacienda cien euros y otra no declarar cien millones y usar ese dinero para alcanzar puestos de poder.
-¿Hizo eso?
-No sé, es un ejemplo
-¿Lo tienes en el móvil? Siento curiosidad… Pues parece bastante serio tú, los autores se amparan en un montón de citas…
-No me digas que tú también te vas a dejar engañar. Para comprobar las acusaciones…, para ese viaje no se necesitan tamañas alforjas, sólo buscan impresionar… ¡Por el amor de Dios, estamos hablando de malas prácticas, de ética! Supongamos que ves a una persona accidentada y no la ayudas, y no una, sino varias veces. ¿Tengo que citar a los psicólogos o a los evangelistas para llamarte inhumano?
-No, pero estaría en mi derecho.
-Claro, tu derecho a pasar por encima de los demás. Pero, ¿qué pensarían tus hijos?, ¿qué ejemplo les estás dando?
-No tengo hijos
-Pues tus estudiantes, joder… En China, si no recoges la caca de tu perro en la calle, o si pones una tarjeta falsa para aparcar en una plaza para personas con discapacidad, te graban y ponen el video en una pantalla gigante, ¿Te imaginas cómo se sentirán tus hijos cuando lo vean cuando van a la escuela? ¡Que vergüenza! ¿No es justamente lo contrario lo que debemos enseñarles?
-Pedro, que no tengo hijos.
-¡Pues tu mujer, yo qué sé!
-Tampoco tengo. Ay Pedro, Pedro…, veo que no has perdido la manía de tomarte las cosas demasiado en serio. Tengo que dejarte, se está poniendo oscuro y no veo bien, ya sabes, la edad, tengo que pillar aquel sendero, ya me contarás…, pero oye, no me has dicho cómo se llama el sujeto, a lo mejor lo conozco.
-¡Shhh! Se dice el pecado pero no el pecador. Hoy en día, hay orejas por todos lados. Pronuncias un nombre y te ves en los juzgados en menos que canta un gallo.
-De verdad que te veo algo paranoias. ¡Que no estamos en China, hombre! Bueno, nos vemos.
-Espera un momento hombre, dame un abrazo, me alegro de verte.
-Aggg, ¿qué…, qué haces?
-Tranquilo, esto no es sangre. Y esto…, esto tampoco es una navaja…. El dolor que sientes…, pura alucinación. La prueba es que pronto se acabará.
-Estás loco, maldito seas, te cogerán…
-No lo creo. Qué motivo tendría yo para matar a un viejo amigo al que hace una eternidad que no veo? Salvo…, ah, sí, salvo demostrarle que estoy paranoico. Que el informe tenía razón, que todo es mentira, absolutamente todo, ¿entiendes? Hasta la vida.
-Mi muerte…, te, te perseguirá.
-¿De veras? Puede que investiguen tu muerte, pero será como lo han hecho en el caso de mi colega. Con suerte habrá otro informe que quede en agua de borrajas, como siempre. Además, ¿quién te llorará? ¿Los hijos y mujer que no tienes? ¿Crees que la desaparición de un viejo profesor le interesa a alguien, no sé, al ministro o al consejero de educación?
-Con…consejera.
-Ja, ja. Así se hace, veo que no has perdido el sentido del humor. Recuerdo lo bien que lo pasamos cuando estudiábamos en esta bendita…, ¿o debería decir maldita? universidad. Mon chéri…, perdón, que ahora os habéis vuelto todos anglófilos. ¡Bye!…, O mejor, me despido en el lenguaje de la inteligencia artificial, sí: ¡Bip, bip…biiiiiip!
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