El poeta Washington Benavides (foto de Pedro Pandolfo)
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar dos poemas inéditos recientemente escritos por el destacado poeta Washington Benavides. Benavides (Tacuarembó, Uruguay, 1930) es poeta de premiada obra (Nacional y Municipal de Poesía), cuyos veinte títulos van desde Tata Vizcacha (1955) hasta Los pies clavados (2000), pasando por Las Milongas (1965), Hokusai (1975), Murciélagos (1981), El molino y el agua (1991) o Canciones de Doña Venus (1998). Ha sido profesor de Literatura en la Universidad de la República, habiendo dirigido, en radio, programas musicales y literarios. Entre los cantantes que han dado voz a sus poemas están Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Raúl Ellwanger, Pablo Estramín, Eduardo Darnauchans o Laura Canoura.
En 2016 el Fondo de Cultura Económica, de México, publicó su antología ‘Sansueña’, realizada por Diego Techeira y que reúne poemas aparecidos en libros suyos desde 1959 hasta 2000.
LA COMUNICACIÓN
De los escribas de Azur
A los escribas egipcios
(afortunadamente) recuperados
En altorrelieves y esculturas.
A los monjes con sus viejas plumas
Redactando o copiando
Con artes de amanuense
Los viejos pergaminos;
Los codicilos de la leyenda histórica o los poemas
Épicos o las gestas noveladas.
A los periodistas de las Underwood deshechas
Escribiendo a tiro de liebre
Noticias inventadas o sucesos
Vueltos un refrito para los consumidores
(nosotros, los consumidores); periodistas
Que pudieron llamarse Mark Twain,
O Edgar Allan Poe o Ring Lardner
O Hemingway o Sandburg, que con el poco
De aliento que les dejaba el duro sobrevivir,
Escribían, como Roberto Arlt o Quiroga
Por estas latitudes, obras para consolarnos,
Para desvelarnos, para hacernos más hombres.
En mi país, también fueron periodistas
Escritores que superaban el desgaste diario
En las redacciones, el chusmerío de la noticia
Única, la esclavitud del lema partidario,
La desesperación de estar perdiendo el tiempo
En la cochina redacción,
Cuando
Un poema
Andaba como una pobre mosca
Revoloteando entre las débiles lamparillas
Y habría de caer de algún papirotazo.
No hay que inventar laudes
Porque en oficios desgastadores lograste
Redactar El Pozo o escribiste Los Desterrados
O con una prosa dura redactaste Los Siete Locos
O regresaste de la otra selva enfermo pero
Con La Vorágine.
Loor al hombre-faber, de acuerdo.
Loor al hombre-oficina, de acuerdo
Loor al hombre-barraca, de acuerdo
Loor al vago intransigente que escribirá
La Desolación Absurda
Loor al niño tuberculoso, al montevideano,
Que invento a Maldoror,
Loor al poeta que descubrió la eternulitè
Para que no te sientas un vencedor de toda cosa.
(John Filiberto. Una mañana negra. Junio. 2017. Montevideo)
Cantante. de Jesús Martínez (Óleo sobre tela. 60x82cms. 2011)
YO CANTO…
Va la nueva-vieja canción para la muchachada
de «Crear en Salamanca»
Yo canto, cuando borracho
Digo alguna estupidez.
Canto con una sonrisa
Aunque venga la vejez.
La canción encuentra sitio
Junto al lobo más feroz,
Canta con Caperucita
Y con el Mago de Hoz…
Trata de animarte, Amigo,
Confortando tu dolor.
Que a todos nos abandona
Una Niña, una ilusión…
A nadie pedí mi canto.
Ni a una Diosa de favor.
El canto salió solito
Desde un humilde rincón…
Yo no lo domino. Conste.
Viene y nadie lo llamó.
Nunca le pedí su ayuda,
Sabe mucho más que yo…
Así, aguante el aguacero.
Aguante el frío o el sol
Como un toro embravecido.
Vendrá un canto. Créalo…
(Washington Benavides, julio del 2017. Montevideo)
Otra imagen de Washintos Benavides
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