DOS POEMAS INÉDITOS DEL URUGUAYO WASHINGTON BENAVIDES

 

 

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Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar dos poemas inéditos del notable Washington Benavides (Tacuarembó, Uruguay, 1930), poeta de premiada obra (Nacional y Municipal de Poesía), cuyos veinte títulos van desde Tata Vizcacha (1955) hasta Los pies clavados (2000), pasando por Las Milongas (1965), Hokusai (1975), Murciélagos (1981), El molino y el agua (1991) o Canciones de Doña Venus (1998). Ha sido profesor de Literatura en la Universidad de la República, habiendo dirigido, en radio, programas musicales y literarios. Entre los cantantes que han dado voz a sus poemas están Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Raúl Ellwanger, Pablo Estramín, Eduardo Darnauchans o Laura Canoura. En 2016 el Fondo de Cultura Económica, de México, publicó su antología ‘Sansueña’, realizada por Diego Techeira, donde se reúnen poemas aparecidos en libros suyos desde 1959 hasta 2000.

 

2 Friedrich Gulda

 Friedrich Gulda

PIANO SOLO

 

Friedrich Gulda

(Pianista vienés superior) a su vez dirigía

El Concierto “CORONACIÓN” de Wolfgang Amadeus

Repartía sus enérgicos brazos entre la dirección y el teclado.

Mozart nos salía al paso.

El piano y la pequeña orquesta nos combatían

Duramente, admirablemente. Nosotros estábamos apoltronados.

Éramos quienes pagaban los conciertos

Y de allí nos iríamos a cenar

 Langosta y vino del Rhin

Con alegres mujeres disfrazadas de colibríes

Con lentejuelas rojas y verdes

Y peinados a la moda egipcia de los años

Locos o sea de los XX.

 

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Nosotros disfrutábamos o no de Gulda y su dirección

De sus maravillosas manos por el empedrado negro y blanco

Sacando a Mozart, que, como siempre,

Estaba más vivo que nosotros,

Que casi dormitábamos. (Había sido una Sesión dura

En el Directorio y había que echar muchos

Funcionarios). El café de la oficina

Nos ardía en la panza. Y estábamos pensando si la langosta sería fresca.

Gulda nos ponía en la pequeña salita

Donde Wolfgang Amadeus componía.

 

Urgido por las deudas, propias y de la familia,

Mientras soñaba una ópera majestuosa y masónica,

pero hacía mucho frío, y se le escapaba

La idea central aunque lo visitara

La Reina de la Noche

Y Papageno y Papagena trenzaran sus amores

Silvestres como pajaritos…

Pero nosotros cabeceábamos.

Ah que se demora el Final y el aplauso

Riguroso y los “bravos” de los crupiers contratados

Para alentar el espectáculo.

 

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¡Este Mozart!

35 años, loco de las pulgas, trabajando,

Enfermo y desolado su Réquiem que sería su Réquiem.

Y después, en la mañana con ventisca, abandonado

Aún por su familiares y  más fieles seguidores, marchando

En la carroza fúnebre hasta su enterramiento

En un lugar desconocido.

¡Tiren esa calavera en el Teatro de Munich!

ESA  NO ES LA DE MOZART.

Gulda bajó sus poderosos brazos

Y el mundo se vino abajo.

Bueno, ahora toca el turno

A la langosta y el vino del Rhin

Y las muchachas adorables.

Quedó un piano solo.

El oscuro e inmenso piano de cola que conmovió al público.

Gulda de por medio y un tal Mozart

Wolfgang Amadeus

que no se sabe donde no descansa en paz.

 

 

(Washington Benavides. Expresa su amor por la música de Mozart.

Y agriamente comenta sobre los Espectáculos. Mayo. 2017).

 

5 Sevillanas (Abstracto), de Cristina Baratto Casadevall

Sevillanas (Abstracto), de Cristina Baratto Casadevall

 

LAS SEVILLANAS

(Para salmantinos)

 

Por el Puente de Triana

Baja una Reina

Una reina de todas

Las flamencas

 

Y que tú sabes

O no lo sabes

Son algas bailarinas

De las  aguas

Del Tajo o Manzanares

Para enlazar seguras

Los corazones,

Los pobres corazones

Que  se desnudan

Y salen a las noches

Es cómplice la luna

A cazar a las mozas

Aún las seguras.

Aquellas que deshacen

Corazones de toros  

Mismo de Miuras

Comprenderás no valen

Montijo, El Espartero

Ante tamañas puntas

No sabes si de cuernos

O tetas puras…

 

 

6 Sevillanas, del mexicano Juan Pablo Bolaños

Sevillanas, del mexicano Juan Pablo Bolaños

Bajando por el Puente

De Triana

No me pregunten más

Mejor escapa

Bicicleta o caballo

Vuélate en ellos

no podrás con los ojos

negros o verdes

 hermosos como fieros…

Bajan  del Puente

Te lo dije

Mejor te rajas

Muchacho triste

Deja el cuaderno solo

Sobre la hierba

Que tal vez le regale

La dura tierra

O rojas amapolas

Las azucenas

Que Garcilaso vio

En su portuguesa

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Pero no te detengas,

Porque baja

Del Puente

Una princesa

Y ella sola se basta

Para abrir en tu pecho

Cofre deshecho.

Por el Puente de Triana

como tormenta

Tiene rizos nocturnos

ojos de almendra

si llega a sonreírte

Perdiste el alma

Perdiste La canción

Junto a las médulas

 La orografía

De tu cuerpo

 La hidrografía

De tus venas

Y ahí te quedas;

Para  todo ese tiempo

Que esperaste, poeta.

 

(Washington Benavides. Solo por sevillanas

 Puede saberse el ritmo del mundo. Mayo. 2017)

 

 

8 Puente de Triana de Sevilla

Puente de Triana de Sevilla

 

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