Álvaro Alves de Faria leyendo sus versos en el Teatro Liceo (foto de Jacqueline Alencar)
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar, tanto en portugués como en castellano, en traducción de Alfredo Pérez Alencart, los dos poemas que para ser leídos en Salamanca, escribió Álvaro Alves de Faria (São Paulo en 1942), uno de los más notables poetas brasileños actuales y quien el pasado 5 de diciembre recibió el importante ‘Premio Poesía y Libertad Alceu Amoroso Lima 2018’, por el conjunto de su obra poética. El poeta es autor de más de 50 libros en Brasil, especialmente en poesía. También es autor de obras de teatro. Otros 19 libros los ha publicado en Portugal, además de los 7 aparecidos en España. Alves de Faria se considera un militante de la poesía desde los tiempos de El sermón del Viaducto, en los años 60, cuando realizó 9 recitales en el Viaducto do Chá, en São Paulo, con micrófono y cuatro altoparlantes. Por este motivo fue detenido cinco veces por la Policía. El Sermón del Viaducto acabó siendo prohibido. Hacia finales de los 70 la censura también prohibió su libro 4 Cantos de Pavor y Algunos Poemas Desesperados. En los años 80 su obra de teatro Sálvese quien pueda que el jardín se está incendiando, que recibiera el Premio Anchieta de Teatro, en su momento uno de los más importantes de Brasil, también fue prohibida de llevar a escena durante ocho años. En 1969 el poeta estuvo preso durante 11 meses como subversivo y por dibujar los carteles del entonces Partido Socialista Brasileño. Tres años después recibió un disparo en el oído, cuya bala todavía está alojada en su cabeza, como herencia de la dictadura militar brasileña.
Plaza Mayor de Salamanca (foto de José Amador Martín)
Durante el XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos presentó el poemario A duas voces / A dos voces, escrito conjuntamente con la portuguesa Leocádia Regalo y traducido al castellano por Alfredo Pérez Alencart y Jacqueline Alencar.
Diego de Torres Villarroel
POEMA PARA DIEGO DE TORRES VILLARROEL
Soy un bailarín del disfrute
a la búsqueda del caos establecido,
ese que desgobierna la vida
con la bandera de la anarquía posible de vivir.
Mi guitarra es de aullidos de lobos antiguos,
los que están muertos en las montañas lejanas
apartando con las manos los espíritus
que afligen la vida de los que no saben.
El Gran Piscator Salmantino
transitó las calles de Salamanca
como un ser de la nada,
aquel que rompe las reglas de la buena costumbre.
Heme aquí entero, escribiendo repugnancias,
el mundo no es eso que pisa mi paso titubeante,
soy el torero de los fantasmas
y el médico de los que ya murieron.
Debe existir otra cosa que no sé,
sacerdote que soy de lo que se destruyó
en esa música de guitarras con cuerdas rotas
en este tiempo en que nada está en el lugar.
Los pasillos de la Universidad me silencian
por dentro un silencio que desconozco
y olvido ser el vándalo de todo
para poder reírme de mí mismo.
Estatua de Torres Villarroel (foto de Jacqueline Alencar)
Firma de Torres Villarroel
POEMA PARA DIEGO DE TORRES VILLARROEL
Sou um bailarino do ócio
à procura do caos estabelecido,
esse que desgoverna vida
com a bandeira da anarquia possível de viver.
Minha guitarra é de uivos de lobos antigos,
os que estão mortos em montanhas distantes
retirando com as mãos os espíritos
que afligem a vida dos que não sabem.
El Grand Piscador Salmatino,
caminho as ruas de Salamanca
como um ser do nada,
aquele que rasga as regras do bom costume.
Eis-me inteiro escrevendo repugnâncias,
o mundo não é isso em que piso meu passo incerto,
sou o toureiro dos fantasmas
e o médico dos que já morreram.
Deve existir qualquer coisa que não sei,
sacerdote que sou do que se destrói
nessa música de cordas quebradas de guitarras
neste tempo em que nada está no lugar.
Os corredores da universidade me silenciam
por dentro um silêncio que desconheço
e esqueço ser o vândalo de tudo
para poder rir-me de mim mesmo.
Romualdo en la Cátedra de Poética Fray Luis de León (Salamanca 1992)
Alencart, Romualdo y Salvado (Castelo Branco, 1998. Foto de Jácqueline Alencar)
POEMA PARA ALEJANDRO ROMUALDO
Poeta, ten cuidado con la palabra
que debe ser tratada con tu celo,
por el amor que tienes a las calles
donde duermen los silenciados por la vida,
los que se perdieron del mundo
o que no conocen de tu revolución
guardada en el bolsillo de la chaqueta,
ningún hombre puede ser explotado
por otro hombre,
ningún hombre puede explotar
a otro hombre,
tu grito hispanoamericano
dentro de tu torre de los alucinados
donde están los sentimientos humanos
que mueren solitos
en la roja sangre de las heridas
y todo eso duele al dolor de los inconformes,
porque ya está bien de agonía,
esa angustia de cada día
en el rostro de los marginados,
entre los escombros y tantas sombras
que pueblan las paredes de las casas proletarias,
los que no tienen nada
y están perdidos esperando nacer
ese día que todavía habrá de existir.
Vamos, poeta, salgamos al Sol
para ver la cara del mundo,
lo que interesa es la vida,
la dignidad de vivir y de volar
a la luz de la libertad
que todos deben tener como derecho.
Alencart y Romualdo en la Plaza de Anaya (1992. foto de Jacqueline Alencar)
Firma de Alejandro Romualdo
POEMA PARA ALEJANDRO ROMUALDO
Poeta, tem cuidado com a palavra
que há de ser tratada com teu zelo,
pelo amor que tens às ruas
onde dormem os silenciados pela vida,
os que se perderam do mundo,
o que não sabem da tua revolução
guardada no bolso do casaco,
nenhum homem pode ser explorado
por outro homem,
nenhum homem pode explorar
outro homem,
o teu grito hispano-americano
dentro da tua torre dos alucinados
onde estão os sentimentos humanos
que morrem sozinhos
no sangue vermelho dos ferimentos,
e tudo isso dói a dor dos inconformados,
porque basta de agonia,
essa angústia de cada dia
na face dos que estão à margem,
entre os escombros e tantas sombras
que povoam as paredes das casas proletárias,
os que não têm nada
e estão perdidos à espera de nascer
esse dia que haverá de existir ainda.
Vamos, poeta, sair ao Sol
para ver a cara do mundo,
o que interessa é a vida,
a dignidade de viver e de voar
à luz da liberdade
que todos devem ter por direito.
Una de las esferas de Torres Villarroel, en la Biblioteca Histórica de la Universidad
Álvaro Alves de faria y Alfredo Pérez Alencart (2018. foto de jacqueline Alencar)
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