DOS POEMAS APÓCRIFOS’ DE JOSÉ MARÍA ESPINASA, POETA INVITADO AL I ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS (SEDE MÉXICO)

 

 

 

Crear en Salamanca se complace en difundir estos poemas de José María Espinasa Yllades (Ciudad de México,1957).  Ha publicado los libros de poemas Son de cartón, Cuerpos, Piélago, El gesto disperso, Escritos en un muro de aire y Al sesgo de tu vuelo, todos ellos reunidos en Piélago (1977-2007) y más recientemente el libro Apuntes de un naturalista. También los libros de ensayo Hacia el otro, Cartografías, El tiempo escrito, El cine de Marguerite Duras, Roberto Gavaldón director de cine, El bailarín de tap e Historia mínima de la literatura mexicana del siglo xx y en 2020 publicó Para una política del texto (Notas sobre la literatura mexicana después de 1968).

 

 

ASUNTOS DEL DICCIONARIO

 

Cuando digo que estoy crudo

no quiero decir que no estoy cocido

ni que me siento mal

por haber bebido tanto.

Estoy pálido como un pollo crudo

o como una papa a la espera del hervor.

 

(Antes de seguir adelante

explíqueme por favor

la doble negación de mi crudeza).

 

Estar crudo  es no creer en Dios.

Pero no, yo no soy un descreído

ni pongo a hervir las piedras

y hacer un caldo propio para la ocasión.

Estoy crudo porque mi madre,

alfarera inexperta,

no me metió al horno.

Dice que se le olvido.

Por eso estoy crudo y no cocido.

 

Antónimo, me dice usted,

de crudo no es cocido sino quemado.

Como indica  la metáfora

todo se basa en el contraste del color.

Pero ni el negro del quemado es negro

ni el blanco de la cruda es blanco,

sino colores percudidos de la piel.

 

Y si a eso le sumamos el artículo,

-el crudo, lo crudo, la cruda-

acabamos en asuntos de moral.

 

“Se me puso la piel de gallina”

 

quiere decir que sentimos vergüenza

de no haber sido ángeles

sino aves de corral.

 

 

IMPROVISACIÓN SOBRE LOS ÁRBOLES

 

La ceiba es columna griega

de un templo nunca edificado,

más gruesa que griega

su ascensión va en busca del cielo.

¿Qué tan alto crece un árbol?

Tanto como decida el pájaro

que construya en él su nido.

 

Imagino un ejercicio de simetría,

El alto del cielo equivale

a la profundidad de sus raíces.

 

 

 

 

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