El poeta chileno Luis Cruz Villalobos
Crear en Salamanca difunde algunos de los poemas del último libro publicado por Luis Cruz-Villalobos (Santiago de Chile, 1976), poeta, psicólogo clínico y Ministro presbiteriano. Se ha dedicado a la labor literaria desde su adolescencia y tiene publicados una veintena de poemarios, tanto digitales (la mayoría) como en papel (‘Breve-mente’, Vid, Santiago, 2011 y ‘Dios Mendigo. Teografías’, Hebel, Santiago, 2012). También variados artículos y ensayos académicos sobre Psicología y Teología. Cuenta con un Magíster en Psicología Clínica de la Universidad de Chile y es candidato a PhD en la Vrije Universiteit Amsterdam. En 2015 publico ‘Como abrazo exacto’, una antología de su obra seleccionada y prologada en Salamanca por A. P. Alencart.
El prólogo es del poeta y juez chileno Víctor Ilich. Las pinturas son del artista salmantino Miguel Elías.
esta silente voz
que me susurra al oído del oído
no ha sido más
que lava ardiente y quemante
que me salpicó la ropa
tornándome antorcha
bajo el mar
fue un beso
una flor de tres pétalos
un poco de rocío
una pequeña pluma suspendida
un espejo
un montón de cenizas secretamente aún vivas
un abrazo de madre
un beso de nadie
fue el palpitar
de mis horas
de nostalgia
por un país
que no existe
lo ha sido todo
en ocasiones pardas
otoñales
tan comunes
tan continuas
lo ha sido todo
en extensos espacios
y tiempos
qué más decir
y qué más callar.
HAYKUS DEL PEZ VOLADOR
no soy ave
sólo un pez condenado
a volar sin respiro
mi corazón
quedó cautivo una tarde
de una golondrina
mi vuelo
es la eternidad plena
disfrazada
los pájaros
cantan con sus gargantas
yo con mis alas
sueña el hombre
ser pez volador y el pez volador
sueña ser nube
soy pez
volador y empedernido
hijo del viento.
DE QUÉ SIRVIÓ UN PRÓLOGO
TEXTO DE VÍCTOR ILICH
De qué sirvió la poesía. De nada. Sirvió para ganar dinero. Lo ha sido todo. Así declaman algunos versos del comienzo de este poemario. ¿Como un ejercicio retórico de autocomplacencia intelectual y estético? Quizás. Quizás no. Ondulante, dubitativo como las ondas del mar en plena deliberación. Como un pez que atraviesa la oscuridad profunda en búsqueda de algo mejor. El respiro aparece en la segunda parte, aunque nuestro poeta habla de no tener respiro, puede que sea un síntoma de su pluma agitada, inquieta.
De qué sirvió la poesía. Para incomodar ¿como las palabras que se ocultan? ¿Para derrochar el tiempo o invertir en papel impreso? Para ofender lo útil: el dinero. Sí, eso es. ¿Para descubrir el velo o para mantenerlo? Los poemas de LXV comienzan como un diálogo en contrapunto y terminan como un anhelo. Debo reconocer que la poesía de nuestro autor me obligó a salir a la superficie. Quería lucha, batalla, heridas, sangre. Quería golpes en el agua. Ver el sol. Quería gozo a rabiar. Si he de ser su lector, quiero ser un pez volador. Quiero volar. Quiero conocer el aire aunque sea un instante. Quiero dejar atrás mis alas rotas de pez para volar con palabras nuevas a zonas más concretas. Quiero ser hijo del viento. ¿Tú me guiarás, LXV?
De qué sirve la poesía juega con la retórica, en parte. Escribe, reflexiona, avanza, verso tras verso. Su poesía es un ejercicio permanente. Una búsqueda del anzuelo. Una búsqueda que todos hacemos, conscientes o no de ello. Piensa en otros. Los acompaña. ¿Les regala un pedazo de su tiempo para, finalmente, dejarnos a la intemperie de la orilla amarga? No sería justo eso. Quién dijo que la poesía sería o debía ser justa. ¿Concreta en lo íntimo el anzuelo que tanto anhelo? ¿Todo son
aproximaciones? ¿Un mensaje espurio sin mensajero? No, me rebelo. Entropía de palabras en busca de equilibrio. Nuestro poeta es un pez volador, con la afición de cambiar sus alas. ¿A qué me refiero? Descubra usted mismo el velo. ¿A dónde quiere llegar? ¿Dónde está su anzuelo? Quizás el pez volador del que habla lo sepa. Lo sabe. ¿Es crítica encubierta? ¿Es duda? ¿Es certeza? ¿Es mirar por un espejo?
De qué sirvió la poesía. Hay que descubrirlo. No hay recetas, es un camino personal como aprender a andar en bicicleta. De qué sirvió un prólogo. Como desafío. Como un autoexamen. Confío en que este prólogo alguien lo leerá como una advertencia: Cuidado con la red.
Confieso que añoro el contacto con la red. No es fácil ser pez. Porque la incomodidad es sal que da vida. De qué sirvió, LXV, tu poemario, sino para atrapar a este otro pez volador. ¡Basta de palabras y saca la red del mar! Y disfruta de verdad tu conquista de una vez por todas, sin angustia ni culpa. Porque no solo de peces vive el hombre, “denme alas / nuevas y un cielo infinito / para todos”.
Víctor Ilich
San Vicente de Tagua Tagua, verano de 2017,
con ascuas de fuego sobre mi cabeza
y un fuego inmenso en mis huesos
que aun queriendo apagar no puedo.
Gracias, LXV, por compartir tu fuego
ENLACES PARA DESCARGA LIBRE DEL POEMARIO
https://www.academia.edu/31891615/De_qu%C3%A9_sirvi%C3%B3_la_Poes%C3%ADa_poes%C3%ADa_2017_
https://issuu.com/hebel.ediciones/docs/2016_-_de_qu___sirvi___la_poes__a_-
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