¿De qué hablamos cuando hablamos de soledad?
¿De un baúl de recuerdos que ninguna mano
se atreve a abrir?
¿De una boca que se mueve
-sube y baja, es roja, es negra-
pero se ahoga
en la sequía de las cuerdas vocales?
Hablamos, supongo,
del té que se enfría hasta dolernos
mientras un alfiler de desgano
atraviesa
la telenovela de las cinco.
Alquilar los ojos para llorar
una angustia ficticia
mientras la nuestra palpita,
agazapada como un lagarto,
en el rincón más trivial de la casa.
Hablamos de ausentarnos
mucho antes de morir
-de apagar todos los fuegos
y tachar nuestro nombre en las agendas-
sin que nadie lo note.
junio 29, 2012
Muchas gracias! Es un honor que me hayan publicado!