‘CRÓNICA DE AVES (EL VIAJE A CHILE)’, DEL ESPAÑOL MANUEL QUIROGA CLÉRIGO. PRESENTACIÓN DE SERGIO MACÍAS Y PINTURAS DE MIGUEL ELÍAS

 

1El poeta Manuel Quiroga ClérigoEl poeta Manuel Quiroga Clérigo

 

Crear en Salamanca tiene a bien publicar el texto del poeta chileno Sergio Macías Brevis, escrito a modo de presentación del poemario “Crónica de Aves (El viaje a Chile)”, libro editado por Biblioteca CyH, Barcelona, 2006, y cuyo autor es el poeta Manuel Quiroga Clérigo (Madrid, 1945). Quiroga es licenciado en Psicología Social y Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense. Crítico literario, prosista, dramaturgo. Antólogo. Colaborador literario. Fundador del grupo poético «Enero» y actualmente Consejero de la Asociación Colegial de Escritores de España. Poemarios publicados: «Fuimos pájaros rotos» (1980), «Sesenta y seis poemas» (1991), «Volver a Guanajuato» (1997), «De Morelia callada» (1997), «Vigía» (1997), «Versos de amanecer y acabamiento» (1998), «Los jardines latinos» (1998), «Íntima frontera» (plaqueta 1999), «Desolaciones tardías» (2000), «Las batallas de octubre» (2002), “Leve historia sin trenes” (2006), “Crónica de aves (El viaje a Chile)” (2006), Los afectos metódicos (2008), Carta de la campa(i)a” (2010) y “Páginas de un diario” (2010). Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos.

 

También se publican tres poemas de dicho libro.

 

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Este libro fue escrito hace algunos años. Pero la poesía no envejece. La belleza se mantiene incólume. Esto es lo que me anima a escribir sobre esta obra que es una muy buena geografía lírica. Quien ama la naturaleza sabrá expresarla sentidamente, ahogarse de emoción al tratar de describirla. Es el caso del poeta Manuel Quiroga Clérigo con ‘Crónica de aves’, donde la palabra peregrina trasciende el paisaje con sensaciones, descubrimientos mágicos y misteriosos.

Los poemas que corresponden a ‘Crónica de aves’ pertenecen a un bardo madrileño autor de varias obras, muchas fruto de sus viajes. En este caso a Chile, lo que le significó impregnarse de los bosques, ríos, mares, pájaros y gentes. También de la casa marina bañada por el Pacífico (que es violento) de ese gran poeta amoroso, fatalista, épico y comprometido políticamente que dejó sus huellas en España, cuando cabalgaba en su ‘Caballo verde para la poesía’, llevando a ‘España en el corazón’. Quiroga recordó a Pablo Neruda en Isla Negra sintiendo el incansable oleaje y, además, en la Araucanía la infancia de Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto bajo la lluvia y el tibio sol sobre las ondulantes espigas mecidas por el viento.
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Cuando el vate Quiroga se encuentra entre la cordillera y el océano comienza a llenar su cuaderno con los colores de las flores, de las aves, de las praderas, de las serranías, de las albas y crepúsculos que surgen y desaparecen en el mar. Estos son los elementos telúricos del trovador viajero que se adentra en la patria de Neruda, Huidobro y la Mistral, para darse cuenta en los propios lugares de la rica lírica que él admira. Sus versos, entonces, se tejen con el mar, los trinos, los rosales, la primavera, los aromas, y con el mortal reposo costero del autor de ‘Residencia en la tierra’.

También con el sonido del oleaje que golpea en Cartagena la tumba de Vicente bajo el manto de los astros. Cuando continúa su peregrinación se encuentra con el impresionante norte, entre los cerros y viñedos de Elqui, donde danzaba Gabriela al ritmo de su pobreza y en medio de los gemidos del viento que caracolea entre las enormes montañas. Todo eso está en la obra ‘Crónica de aves’, de Quiroga, en una relación con la naturaleza. Hay mucho que enumerar: las ardientes piedras, el fulgor de las flores, las olas golpeando los acantilados, aquellas rocas de Isla Negra donde su vista se pierde en el horizonte y, más al sur en la nieve que cubre los volcanes y cumbres cordilleranas.

El poeta Quiroga Clérigo retrata a los sublimes personajes de la poesía chilena. Hay pasión y lenguaje afectivo. Este hermoso libro se proyecta a través de un transcurrir telúrico y humano, asimilando con sentimiento profundo y observación aguda su encuentro con el territorio del fin del mundo. Su obra es una crónica visual y discursiva, que tiene el mérito de revelar una escritura que profundiza en la identidad de un pueblo que lo va enhebrando en su “yo” de cada día, tanto en sus vivencias en el desierto como en los bosques con sus pájaros andinos.

El emisor siente la intimidad de esa Naturaleza fuerte y exuberante. Atrapa el cielo con sus estrellas relucientes, la esencia de las corolas, las algas, las melodías del rocío, la pesadumbre de la lluvia, el verdor de sus montes y valles, y se deja hechizar porque: “Es un mundo de paz, los pájaros cantando/ y las olas rompiendo cerca de los hoteles. Me despierto y quisiera quedarme / en esta casa, en este sitio, siempre.”

 

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INOCENTES AVES

 

 

Son pájaros nerviosos que no dejan
Ni una sola miguita en el jardín.
Creerán que esta tarde es el fin
De toda la comida y no se quejan.

¿Qué piensan tantas aves inocentes
de este mundo caduco y miserable?
Tal vez merezcan algo más amable,
que tengan alimentos suficientes,

estar lejos de los depredadores
o encontrar su comida cada día.
El jardín sigue intacto, sigue abierto

para estos pequeños voladores
esperando que encuentren armonía
en algún paraíso claro y cierto.

(Reñaca, 28-10-05)

 

 

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AHORA

 

Ahora piso las calles, yo quería
conocer la ciudad que, liberada,
ofrece sol y paz a la mirada
tanto en la noche como en el día.

Pasear por Santiago prefería
siempre que una revolución callada
nos dejara la guerra ya olvidada
y creara espacios de armonía.

Ahora piso las calles con la gente
empeñada en lograr algún futuro
y crear una historia duradera.

Vive Chile un momento diferente,
superado el pretérito más duro
y descubriendo al fin la primavera.
(Santiago de Chile, 09-10-05)

 

 

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MIRADA
Me llevaré de Chile un buen recuerdo.

 

 

 

Cuando vuelva a Santiago
voy a mirar Los Andes.
¿Por qué mirar Los Andes?
Yo sé lo que me hago.

Cuando vea esos montes
camino de Argentina
veré tus horizontes
de vida repentina

de Mendoza viñedos,
feraz agricultura,
La Pampa deseada.

Contaré con los dedos
los cerros y su altura.
y tendré tu mirada.
(Valparaíso, 20-10-05)

 

 

 

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3 comentarios
  • manuel
    julio 30, 2015

    Excelente publicación, muy agradecido

  • Susana Roberts
    julio 31, 2015

    Maravillosa obra que no ceso de elogiar y agradecer por haber sido la prologuista de la misma, Debì mencionar muchas cosas más, sobre todo ese estado que el con su destacada pluma de gran vate hace trasladar el adornado y mìstico inconsciente creador de aves y paraìsos dentro de una realidad que endulza los sentidos, los hace hasta nostàlgicos, precisos, valiosos, ùnicos.
    Abrazos y èxitos a la obra y el autor maravilloso, abrazos desde el corazón cruzando el ancho mar.
    Susana Roberts.

  • Carmen Solano Gómez (México D.F.)
    agosto 1, 2015

    Con estos poemas se hacen muy certeras las palabras de Carles Duarte, que presiden esta revista. Se agradece este puente entre España y América.

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