Salamanca.Foto de José Amador Martín
«Crear en Salamanca» cumple ocho años de andadura. Es por tanto que estamos de celebración, por eso un grupo de poetas y artistas gráficos, en representación de todos los colaboradores lo celebran con nosotros y con todos los que nos habeis seguido en nuestro caminar
Biblioteca General de la Universidad de Salamanca, Foto: José Amador Martín
Hoy más que nunca la cultura es Universal. Estas páginas nacen en Salamanca como vehículo transmisor, nunca en sentido localista sino haciéndonos eco de los aspectos más universales de la Cultura. En el momento de ser creada la Obra artística ya es patrimonio del mundo y por ello nuestro objetivo es hacernos transmisores de ese hecho.
Creadores y creación dan sentido a estas páginas.
La experiencia de años y de otras revistas que en su día fueron publicadas en otros soportes y formatos (radio y papel ) son la base de esta que hoy aparece. No sería posible sin la colaboración de un magnífico equipo técnico ni sin la herramienta más universal que es Internet.
Medios e ideas están desde hoy al servicio de los artistas para informar, apoyar y difundir sus obras
Hace ocho años iniciaba así la revista digital “Crear en Salamanca” y en estos ocho años ha ido cumpliendo su propósito.
Lo avalan 2123 publicaciones, con una media de 270 al año y prácticamente la misma media de autores, con procedencia no sólo de habla española sino también de otras lenguas: italiana, croata rumana, portuguesa, búlgara y de diversos países árabes. A esto se añade su especial cobertura de los Encuentros iberoamericanos de Poesía, y la publicación de más de cien libros digitales de descarga libre.
Por eso estamos aquí, celebrando ocho años desde que se iniciara este proyecto. Por tanto, este tiempo transcurrido y el que vendrá, seguirá siendo de esperanza por un trabajo perfectamente consolidado.
Agradecidos en este tiempo a Clara y Miguel en la parte técnica, informáticos que acompañaron su nacimiento y que acompañan la andadura de la revista, al apoyo de Alfredo Alencart, quien desde el primer día apoyó con su trabajo la difusión y la permanencia de altura de la revista, también al realizador Gabriel García, vídeo; ellos y yo como creador y director de la revista hemos hecho posible que tras ocho años sigamos luchando por nuestra cultura.
Para celebrar este aniversario un grupo de poetas y artistas gráficos están aquí con sus colaboraciones, ellos son representantes de todos los otros que a lo largo de estos ocho años nos han acompañado.
Gracias a todos y a vosotros lectores que con vuestras entradas haceis que esta publicación cumpla su proyecto.
Salamanca se merecía una revista que albergara tal calidad de colaboraciones. Gratitudes.
JOSÉ AMADOR MARTIN
(DIRECTOR)
Alfonso Cuñado
Hora azul en calle Zamora de Salamanca.
Óleo sobre tabla. 100×100 cm.
ALFREDO PÉREZ ALENCART
CELEBRACIÓN
Oh alegría
de las espléndidas ocasiones,
de esas a las que responden
palabras y músicas vivificantes,
imágenes invitando
a cometer serenidades…
Tú, desde el lugar que estés,
acércate a este surtidor
que irriga dos orillas y más,
o un solo géiser de creación
que hoy está de fiesta.
Y felicítate de ver juntas
las floraciones
de varias primaveras,
todas abonadas con Amor,
a como dé lugar.
Por lo hecho
en esta capital del Tormes,
deja tu aplauso celebrante
instalándose
en el corazón de todos.
Foto: Andrés Manuel Ñiguez Carbonell
ANTONIO COLINAS
UN LIBRO
Durante muchos años
había buscado un libro
sin saber que era él
quien me buscaba a mí.
Lo encontré este verano
como se encuentra
algo humilde y valioso
tirado en el suelo,
sobre el polvo
de un humilde mercado popular.
Esperé la llegada del otoño.
Lo deposito ahora
lentamente
en tus manos:
es mi ofrenda
a ti.
Un símbolo de algo
que yo ansiaba mucho,
de algo que quizá
debo seguir buscando,
de lo que no merezco.
Foto: Gerardo Rodríguez
ARACELI SAGÜILLO
RÍO ABAJO
El corazón descansa del latido y raro sueño,
el reposo apacigua los pómulos rosados,
que la dejadez del tiempo desprende.
Retomando la suerte hoy se celebra
un derroche de palabras, donde los destellos
siguen el milagro río abajo.
Ese río, es el río que da paso al manantial
donde nunca llegaste, será el momento de decidir
entre la batalla de la humanidad,
y el arma blanca de las palabras.
Toda belleza y fuerza de la tierra pertenece
a los que marcaron los días y las ausencias,
los que con su llanto dieron ejemplo
a los que no vieron jamás una lágrima.
Seguirán la cadena de los años y repetirán
la cadencia de las adivinanzas.
Avisarán de la dura realidad, aflorando la luz,
entre las ideas distintas, y ventanas abiertas.
Buscaremos entre todos la cuesta verde.
Allí, donde los pies se vacíen de virus
y húmedas sorpresas.
Foto: Enrique Micaelo
JOSÉ ANTONIO VALLE ALONSO
ERA EL VIENTO DEL ESTE
Amor apaga la herida
y el vendaval torna en calma,
ha dado un suspiro el alma
y se hace a la luz la vida.
Hoy una luna llena con la cara de niña
se ha acercado a mi puerta por entre los ramajes
brotados del cerezo, y ha alumbrado una yema
haciéndose en mis ojos un floral de ternura.
Son, no sé que hora es, es la paz del silencio
que se guarda en mis labios igual que una plegaria.
Es la hora ensoñada y te siento muy cerca
renacida alegría esa flor de la sangre.
Esa emoción que sube a la cima del templo,
hasta aquel campanario que gritaba tu nombre
con el viento del Este, que te estaba esperando
con temblor en las manos para abrigarte toda,
y esa brasa que aún guardo al calor de estos versos.
Siempre vuelve la cita por la ronda del frío
a llenarme los párpados del día que se va
como esa lluvia lenta creciéndose en océanos.
Esa canción que vuelve a rondarme en el sueño,
río arriba del tiempo hasta tu manantial,
donde las violetas se cuajaron de flores
a los pies de los olmos ebrios de tanto amor.
Con las primeras luces del alba te esperaba,
como sin darme cuenta apenas entendía
que el día era muy largo y mi paso muy corto.
Siempre mirando al cielo, el azul del camino.
Y era en París, y abril, la ciudad de la luz,
y era el viento del Este que te cogió en sus brazos
y te trajo a mi vida, dulce fuego de espuma
-mi voz, un grito en blanco- para encender los sueños.
Esa sonrisa en vuelo que me secó las lágrimas
y no estaba llorando, esa inmensa alegría
desbordó las pupilas, y aquella luna llena,
aquel fanal del alma, hizo el nido en mi pecho.
Y ha vuelto apenas nube a lloverme en la almohada.
La Vega, 23 de abril de 2020
.
Foto: José Amador Martín
ANA SÁNCHEZ DÍAZ DE COLLANTES
Mirtos y ruiseñores
Agonizan entre las espadas
De la tarde
Talla
El coral de nieve seca,
Un sollozo por mi labio,
Proa rendida de
Un sinfín de tempestades
Foto: José Amador Martín
ESTEFANÍA DI LEO
PROFECIA FINAL
Amamos poco a poco,
nos hundimos en las profundidades del ser
subiendo despacio,
como si el alma viviera en una jaula de cristal.
La palabra es cierta,
las imágenes flotan en agua pura.
Las palabras engendran en la mente,
un sueño, un poema.
Todo nace al amanecer en medio de la belleza.
y termina convirtiéndose en estrella …
La luz, el fuego, mi propia sombra, me persigue.
Toma posesión de un estado de locura.
Los versos florecen, sangran,
finalmente naufragan en el universo.
Mientras exista el amor, escribiré:
de un sueño de paz, de vida,
de un niño inmigrante.
Escribiré sobre el día, el amanecer,
las infinitas ciudades en el fondo del mar.
Y contaré la historia del amor;
esta fuerza sin par, que sobrevive
a pesar de guerras y luchas.
El amor, la más bella flor, en el edén de soñar,
el amor, la flor más grande
para respirar el mundo.
SAKOTO TAMURA
Miguel Elías. Pintura Sumie I. Sobre tela de seda japonesa
Dentro del azul de los adobes están escondidas las pequeñas muertes.
Por las noches invitan sacudiendo las muñecas
y cada vez llega una nueva sombra y canta a solas sigilosamente.
Miguel Elías: Pintura Sumie II. Sobre tela de seda japonesa
Me detengo en el cruce.
Ninguna figura humana
En el paisaje cotidiano.
Alfonso Cuñado
Paseo de la 8 de la tarde. Óleo sobre tabla. 100×100 cm
SOLEDAD SÁNCHEZ MULAS
N.Y.
Huso y palabra entre los dedos,
hilo tenue sobre la luz opaca del mediodía despierto.
Bryant Park: una sombra en tu sombra.
Un arancel impuesto por el ruido
de la ciudad mordida que me absorbe,
que conoce mi nombre
y urde damascos amarillos
que ruedan hacia un túnel.
No queda espacio para la abducción
y las letras son puntos en la frontera de mis labios
donde se cuaja el hilo como un nido.
La poeta está aquí, sobre la silla verde,
y sus yemas sangran la aspereza de la inconcreción
ante el discurso azul que transita el silencio:
te busco aquí, Señor, entre el humo y la llaga.
Nada en mi cuerpo responde a la llamada
de la sirena oscura, orbe neutro,
que extiende un índice de piedra sobre el mundo.
Aquí, vacía como un saco de sarga que contuvo,
cuando el tiempo era espejo,
maná dulcísimo,
promesa tierna de sedas orientales,
máscaras sucesivas, insepultas,
de tu querido rostro.
Aquí, poeta y sola, mortal y sola,
buscándote en los ojos sin párpados
de esta paloma oscura,
eres, Cristo mío, Jesús mío, Dios mío, todo mío,
torzal que anuda ahora mis muñecas, como sombras,
mis ojos, como lápidas,
que enhebra pómulos besados bajo los naranjos,
en la noche del patio,
cuando mi palabra y tu labio manaban limpiamente.
Foto: Pablo de la Peña
JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIROS
LA VOZ DE UN POEMA
1
Poesía perdurable
que habita
donde el poema existe
a pesar de su nacer en la mendicidad
lúcida del lenguaje.
Perdurable cuando está más allá
de todo lo que dura, de lo que tantas veces
caduca en la fecha que está inscrita
en la intensidad que anhela,
en su destreza difícil
de contenerse en nada.
Poesía perdurable en la memoria fiel
de lo que nunca se destruye.
Foto: Carmen Borrego
2
Cuando leo un poema verdadero
se me abre el abismo de la sangre,
el río donde el tiempo ha derramado
en sus aguas lo inasible.
Foto: Lur Barrios
3
Estoy siempre escribiendo,
sabedor de que la escritura
más que una exigencia
es una obsesiva cicatriz
en mis dedos.
Foto: José Amador Martín
4
La presunción de un poema
es el testimonio más indómito,
la luz más fugaz del lenguaje.
Se nos da y se nos niega.
Nace y muere. Indistintamente.
Y solo cuando se fecunda
en un verso
reaparece una fuerza escondida,
un extraño valor de voz recuperable,
un latido frugal y desnudo.
Foto: Paz Mateos
MÓNICA VELASCO
Desde este confinamiento, tengo mi fe en el retorno más consciente, en el regreso de la luz.
A mis hijos
QUE CIERTA LA ALEGRÍA
¡Qué cierta la alegría y este gozo
del misterio cercano de la vida!
Conocer por el tacto, de la urdimbre,
que la piel transparencia es de la dicha.
Clara la luz, tan viva, la mañana.
Limpio está el aire y la ventana abierta
a lo que viene, en ondas, confiado.
La calma sostenida en el milagro
escucha que acontece todo el sol
en mi regazo.
Dormida está mi alma, mas su dicha,
su júbilo de estrellas por el aire
le basta a mis oídos y es aurora
la infancia que recobro por mis ojos.
Foto: José Amador Martín
CHARO ALONSO
PLAZA NOSTALGIADA
a Alberto Estella
Le estiraron y almidonaron el corazón a la villa, centro vaciado, empeño común de ser encuentro y prestigio de gran ciudad, ágora deseada. Y de nada sirvió la vecindad recoleta de la plaza recogida, del corro de los mercados, porque la quiso el corregidor Don Rodrigo Caballero de Llanes a la altura de la ciudad letrada, a la altura de la Salamanca del siglo XVIII, toda Luces y ninguna sombra que ocupar su perímetro soñado, la utopía de la importancia. Sin embargo no quiso el rey Felipe V pagar la Plaza, y fue el pueblo, pueblo, pueblo, pueblo quien pusiera los reales y el esfuerzo por iniciarla allá por 1729, cuando corrían vientos ilustrados y el estilo rococó, gracias al arquitecto Don Alberto, se hizo Churrigueresco ¿Cómo trazar el deseo, marcar con el compás la geometría de la plaza imaginada?
A Churriguera no le dio la vida para acabarla y ahí sigue, esbozando eternamente los planos del corazón, las líneas del encuentro. Fue Andrés García de Quiñones quien finalizó el perímetro de piedra franca, tan dúctil como los brazos que abrazan, tan nuestra, tan cálida para contener a todos los que la aman… Plaza, plaza soleada donde levantar los lienzos de la geometría, Porque en cada uno de ellos se pintan las ventanas, los ochenta y ocho arcos de medio punto que representan el infinito de un espacio inacabable. Lugar de lugares, estancias del corazón donde fluye la vida con cada latido del día.
Foto: Carmen Borrego
Joya de plateros que se esmeran en la fachada del ayuntamiento para ponerle la mantilla a la dama de la plaza. Y nos vigilan las figuras elevadas: la agricultura, el comercio, la industria y la astronomía. La Salamanca del campo, la del comercio de las calles que bajan al río donde las tenerías y los hierros de Moneo, las fábricas de harina y más allá, los telares de Béjar nos recuerdan que somos laboriosos, humildes y que miramos al cielo de la Universidad con reverencia. Cielos que cubren la Plaza Mayor de la Villa como el manto azul de una reina majestuosa. O quizás son estas figuras que nos miran las virtudes cardinales, norte, sur, este y oeste de buen gobierno: la justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia con la que se traza la geometría amorosa de todos los que amamos esta Plaza.
Escenario de la vida, la plaza abre el telón de repúblicas, guerras civiles, encuentros, conciertos, exhibiciones de la vida que desemboca, inevitablemente, en su delta que no es regular porque nada lo es salvo la matemática de la belleza… columnas que se superponen, ángulos de luz, arcos que levantan el edificio amoroso de todos los que aquí disfrutan el hechizo que habita el corazón de Salamanca. Y la luz y la sombra, entre bambalinas, juega con los pasos, las farolas, los encuentros y los amores que se estiran entre sus soportales de la vida… a cubierto de la lluvia y de la desgracia.
Aquí se mató una muger y rogamos por ella mientras la Salamanca del comercio, del encuentro, del vino y de la barra se hace desde 1905 privilegio amoroso que busca y halla, que comparte y disfruta. Reloj que palpita al ritmo del corazón que late en cada calle, cada escalón que nos vierte, inevitable, amorosamente, a esta nuestra plaza. Acariciada por las miradas que la admiran, que la recorren entera, que la convierten en la imagen inacabable de la belleza, la Plaza nuestra, el ágora de todos, no se acaba nunca porque siempre hay una perspectiva distinta, una gozosa cualidad de nuevo. Y el granito reluce con la lluvia y el hielo, la piedra porosa está caliente como la piel que nos recorre cuando atravesamos, prisa maravillada, el diagonal exquisito del Corrillo a Toro, la línea recta del Prior a la Plazuela de la Libertad, dibujo lineal de nuestros trazos.
Y desnudo lo queremos a este almidonado pedazo de cielo. Estancia del corazón donde perder el horizonte de lo malo. Vacío de todo menos de la gente que camina, de la luz que incide sobre su belleza. Y tiene la Plaza esta cualidad de cristal que resbala por la mirada de quien sabe encontrar la luz de toda luz, la luz que habita la Plaza de todos, la Plaza que extrañamos cuando no la recorremos, Plaza que retratamos con tenacidad constante, porque nadie puede encerrar en nada la belleza de esta copa de luz, caja de todas nuestras resonancias. Y la acariciamos entera, piedra caliente de piel, piel de exquisita geometría, matemática de la luz y el ángulo que nos basta mientras la historia pasa por ella sin siquiera tocarla. Porque es perfecta, porque es nuestra, porque se despliega entera y se deja retratar, plaza nostalgiada a la que volver, pasos inevitables, recorrido del corazón en las estancias de la belleza que nos une, plaza, plaza, plaza.
Foto: Ángel Holgado
JUAN CARLOS LÓPEZ PINTO
YA NO ES AYER
(SUEÑO con Kairós)
Como los surcos y las piedras el mar de ayer no tiene la luz de hoy
Recuerda a tus ojos que todo en la vida se va con el tiempo.
Nos queda el Camino, la memoria y la palabra.
Foto: Isabel Casado Morales
RAFAEL SOLER
NADIE NOS DIJO QUE IBA PARA LARGO
Todo empezó a quebrarse mucho antes
con ese torpe rumor inofensivo
que ofrecen los reproches
cuando cierran el turno de los besos
por evitar el daño
puedo seguir un rato más
con circunloquios
quebrarnos como un silencio a oscuras
que no diciendo mucho lo dice casi todo
este reproche que tanto te mereces
más directo al lunar de tu barbilla
utillero de bien para empezar la bronca
y ya puestos por qué no
hablar de ti con mi cuchillo
estando como estamos en el verso quince
con tanta lluvia encima y la cama sin hacer
yo prefiero llevar a mi espada con la tuya
pareja así en buena vecindad
balcón de la concordia
y salir conmigo un rato a la intemperie
botas de montar casaca corazón
y los anzuelos.
Foto: Gerardo Rodríguez
ISAURA DÍAZ FIGUEIREDO
ENTRE LA DICHA Y EL MIEDO
La sombra del miedo ciega
y te entregas a la
vacía noche de la desesperanza
¡De pronto!
atrás quedó el hiriente y desplumado pájaro de la muerte.
¡Celebramos!
han caído los días,
y se posan los recuerdos de los años transcurridos,
y pido seguir siendo pupila en tus paginas,
bastón blanco,
cuando mis palabras tropiecen.
Hoja donde rasgo
entreteniendo, estremeciendo…
romper argollas aunque el dolor duela.
Porque es posible vivir sin que se noten las llagas.
Hoy, es tú aniversario
te hiciste grande, muy grande,
no temas si
alguna noche, temblando me preguntas,
¿Madre es cierto…?
Sí hijo, ha vuelto abril,
los cerezos florecen,
los castaños cubiertos de manto verde,
al igual que cuando diste los primeros pasos… tiemblan.
Foto: José Amador Martín
MARÍA ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
Vulnerable la vara de avellano
Vestigio y vocación de ligereza
Maderita en lo umbroso y lo veloz
que había que cortar
en invierno
con la luna menguante
para que no llorase sangre sobre ti
Que nada llore sangre sobre ti
Vareo y vibración en esta altura
en la que se desprenden las palabras
como fruto caído
frente a tu paladar
mientras suben salmones
por la pelvis
Vulnerable la vida, el avellano,
no busca lo absoluto sino a ti
Sus raíces penetran en la sombra
y se elevan las flores masculinas
cuando llega el calor a poseernos
Vocabulario escueto y bullicioso
en el tenaz rechazo de la muerte
Vara y bastón, zahorí, brazos que suben
hacia el cielo y la tierra confundidos
para que nada llore
sangre
sobre ti
Que
nada llore
sangre
sobre ti
Foto: Ángeles Rebollo
MARIAN DE VICENTE
Se posa algunas veces
la luz sobre lo que antes
nunca habías mirado,
y entonces se hace nueva
la ciudad, y te trae
sensaciones, matices
de lugares ignotos
y también conocidos:
Faltan las melodías
no oídas, el sabor
de lo nunca probado.
Mas cómo habla la luz
a todos los sentidos,
cómo alza y despierta
lo que yacía callado.
Foto: José Amador Martín
ELENA DÍAZ
HIJOS DE LUZ
La felicidad vivía
en el cuenco de mis manos,
cuando tú eras
realidad en mi casa.
Tu presencia endereza el mundo
donde me faltas.
recuérdame,
donde el mar es trigal
y convive la amapola con la espiga,
salvada en la palabra.
Sé que conoces el lugar para el regreso,
donde te esperan,
alas de ternura.
El tiempo que se nos fue será por siempre,
memoria y equipaje
donde encontrarnos.
Foto: Victorino García Calderón
XENARO OVÍN
“El verdadero viaje,
el verdadero descubrimiento
no consiste en buscar nuevos caminos, sino en tener nuevos ojos”
Marcel Proust
Comienzo del libro de poesía
EXTRAÑOS TIEMPOS
Hace muchos días que no salgo de la casa, mis paseos son pasos cortos sobre un suelo de madera que nunca he mirado con tanta minuciosa curiosidad. En medio de esta maldita enfermedad todo es nuevo incluidas las miradas desde este lado del cristal (parece mentira pero siempre ha estado ahí y no me había dado cuenta de ello). ¡Qué situación más extraña!
En efecto, si he de ser sincero, ahora tengo tiempo de tomar cuenta de lo que ofrece la visión enjaulada a causa del maldito bicho. Y así es como tomé la decisión de contar los días que van pasando -no precisamente lentos- al otro lado de los cristales que poco a poco se van llenando de moscas, cagadas de estorninos y alguna que otra plasta de cigüeña voladora surcando el cielo en busca de ramas que reconstruyan el nido del año pasado.
Nunca hasta ahora me fijé en los dos jóvenes cipreses, ni en el abeto, esbelto y orgulloso sobresaliendo por encima de ellos. También los cuatro abedules, desnudos en los primeros días de retiro se han hecho presentes ante mis ojos.
La noche abandonó la alargada sombra de las farolas. Al otro lado de la acera, donde discurre el parque verde y solitario tres pequineses arrastran a su dueño para sedimentar la tierra con la primera meada del amanecer. Ufff , vaya noche larga hemos tenido. Ladran.
En la ventana, renovación y vida curiosean un horizonte limpio.
En el encierro, las urracas defienden su nido
Las personas son mortales y los árboles viven agarrados al suelo en donde morirán [algún día.
Así la mirada ha de ser desde el interior.
No importa tanto el ayer si te atas al desánimo. Acércate al presente y vívelo.
Verás el poder de la belleza, pues por si sola no es nada.
Has de encontrar el equilibrio entre afuera y el adentro para sentirte.
Ellas construyen el nido con la quietud de no contar el tiempo
En lo más alto eclosionará vida sin temor al viento.
Y tú, en ese lado del tiempo, verás pasar ante tus ojos otras vidas.
Foto: Andrés Manuel Ñiguez Carbonell
ELBA MARIBEL HERNÁNDEZ MIRANDA
MARGUERITE EN SALAMANCA
(Conversación con Marguerite Yourcenar)
Está sola la ciudad, Margarita,
solos los sueños de los habitantes
si algo habitan si sueños quedan.
Se abren los candados del huerto y la alameda,
pero no es noticia en los periódicos
y aunque nada aparenta destrucción
se han ido las fantasías urbanas
y han extirpado al elefante
y al dejar limpia la belleza
la imagen es más sola.
Alguna deriva late ensimismada,
nos mira, Margarita.
La ciudad se cae y los ojos pesan…
A salvo quedan las memorias,
las cigüeñas que
nostálgicas
lanzan besos desde la altura
como diosas coronando despedidas.
, “Claro del tiempo” (Ediciones Torremozas, 2018).
Foto: Alex Lorrys
SANTIAGO REDONDO VEGA
LAS PALABRAS NO TIENEN
la forma peculiar de una escafandra
con la que bucear mares de altura.
Ni regulan, cual peces abisales,
el color o el tamaño improbable de la luz,
ni siquiera sus sombras,
y hasta puede
que se dejen abrazar por quien un día
sin vocación de exactitud las nombre.
Las palabras no flotan en el aire
ni en la atmósfera blanda de ningún medio acuoso,
van directas al fondo de la sien, se hunden,
como esquirlas de amianto,
en la profundidad de una caricia.
No soportan mentiras, ni falacias
escritas en la piel de un folio en blanco,
y aunque sepan nadar
se ahogan en la mística del agua
contenida en un vaso de gin-tonic
con dos piedras de hielo
a eso de las tres de la mañana de un sábado de gloria
o de deriva
si carecen del todo de fuerza o convicción,
si no emergen del alma.
Las palabras son solo
garabatos que inundan con su tinta los márgenes
de un contrato de banca o una letra de cambio,
pero son de la vida ese sustrato
que alimenta y soporta los años de silencio
por los que mata y muere la noble pretensión
de elevar la estatura de un poema.
12/01/ 2020
Foto: Gerardo Rodríguez
LEONOR MARTÍN MERCHÁN
SIERRA…¡GRAN DAMA!
Arañando las entrañas de mi tierra madre
Serpenteaba el grisáceo asfalto,
Deslizando estola de plata
Sobre las curvilíneas formas
De su desnudo cuerpo.
Diadema de helechos la coronaban,
Su garganta vestía manantiales brillantes
De cristalina agua.
Con zarcillos de flores se acicalaba
De pinos y robles formó su falda
Y nos regaló perfumes, de jara y romero
¡Qué vestida está mi sierra!
Qué folklore la ataviara
¡Naturaleza! Es su madre
Su dinastía.
¡Gran dama!
Foto: Enrique Micaelo
VERÓNICA AMAT
Es primavera
Me llega otro perfume
otra caricia
que se enreda
a la luz de mi cintura
¡ Oh ¡ ruiseñora azul
de flor vertida
en rama adolescente,
trepadora.
Y te llevas mi sed
para salvarme,
a la altura feliz de los jazmines
desde tu esplendor
el soneto nace,
en tu ramo de sol
por trino y nube.
El vigor de tu esencia
Acrisolada,
capricho del sentido
al embriagarse
por la brisa
de aromas encendidos.
Hileras en retorno
don divino,
dulce caricia.
pétalo de seda
colmado en la tibiez
de blando nido.
Abril del 2020
JOSÉ AMADOR MARTÍN
ISLA SIN MAR
Siempre existe una isla, después de todo
paisajes que soñamos y pueden existir
playas de terciopelo, bellas al modo
del pensamiento que me trae la mente.
lo sé bien. Me siento al borde el mar
frente a todo lo que es vida al atardecer
tempestad de amor y luz, realidad y sueño,
imaginación sentida cada anochecida.
en mi alma siento toda la libertad y el sueño
todo lo que acaricia al pasar mi pensamiento
que hace el amor acon las estrellas y las olas
que baten los acantilados de mi existencia.
y es bella la mar, la Luz, el imposible
que duerme y vivwe y existe en mi cada noche
y aunque a veces no es tan visible sé
que es una parte que vive dentro de mi.
sé también que está allí donde lo imagino
veo su Luz cuando en él se ocultan las estrellas,
y aunque no pueda ir allá, aunque esté lejos,
sé que mi mar está conmigo, donde quiera que esté.
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