Ernesto Román Orozco (foto de Ana Berta López)
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar cinco poemas del poeta Ernesto Román Orozco (Venezuela, 1962). Ha publicado: Los zapatos descalzos (1995); Las piedras inconclusas (2001); La costumbre de ser sombra (2003); Los hemisferios distantes del silencio (2005); Las casas líquidas (2006); Artesa del tiempo Selección poética 2000-2008 (2008); Gestos deshabitados (2012) y Edades manuscritas (México 2012, Venezuela 2015). Su obra poética ha merecido entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía, Universidad Central de Venezuela, Estado Aragua 2001, Mención Única de Poesía en la VI Bienal Nacional de Escritura Ramón Palomares, Ateneo de Skuke, Venezuela 2005, Premio Nacional de Poesía Héctor Roviro Ruiz, Alcaldía del Municipio Andrés Bello, estado Mérida, Venezuela 2007, el Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía, Revista Solar, 2007, Gobernación del estado Mérida, Venezuela. La Gobernación del estado Táchira le otorgó la Orden de las Artes Marco Antonio Rivera Useche, como mérito al trabajo, en reconocimiento a su obra literaria y a sus aportes, como promotor cultural. De 2010 es un ensayo sobre su poesía, escrito por Francisca Noguerol Jiménez, profesora de la Universidad de Salamanca. Parte de su obra ha sido publicada en antologías de Argentina, España, Ecuador, Colombia, México, Chile y Portugal.
En Salamanca participó en el Encuentro de Poetas Iberoamericanos de 2010, dedicado al poeta portugués António Salvado.
CERCANO AL VUELO
Los pájaros,
aunque inocentes, saben por qué vuelan.
No se trata de linimento alguno;
es una clara cuerda de verdades
colmando la gloria de la víspera.
Luego, los pájaros se irán,
y quedará la luz de esos balcones
que le nacen a los libros abiertos.
DESCRIPCIÓN DE LA SOLEDAD
Depende de las velas
el cierzo de esta noche. Incómodo decirlo,
pero no somos de seda
para vivir en una fruta.
Vago por tus cuerpos
con semillas de niebla en la sonrisa;
con una nueva fábula en la nada,
al saludar quitándome el sombrero.
La escarcha de esta noche
es tu mutismo, por eso
te pido un grito de tu grieta, y un par
de guantes bien despiertos para guardar mi casa.
FLAUTA BÚDICA
Jardín de piedras;
el corazón
sin domicilio,
signo de espiga
y flauta búdica
porque no todo
está bendito
entre los justos aletazos
de un cuervo y un delfín.
II
Wang Wei
tiene la costumbre de desnudar sus pies
cuando camina entre las flores.
He viste sus lágrimas
frente a las hojas escarchadas
de los árboles;
abre su eslabón entre cristales
de esos montes
con la tranquilidad
de las piedras y las hojas.
(Levita levemente
en su sala de silencio.)
Cada mediodía
coloca una calabaza de frutas
a macerar en vino,
para que coman los pájaros.
UN RAMO DE SOMBRAS
Tímpano de sangre en la enramada;
un ramo de sombras
entre hebras de tu voz foránea.
Son ecuaciones rupestres de un eclipse,
pinturas del trayecto de este año,
en tantas prestezas olvidadas.
Vínculos prismáticos de algunos
retratos perdularios,
en suburbios de tus lágrimas,
volverán a aquellos árboles
y serán expósitos los hombres,
sus manos sin escritos, las rosas,
la tinta y las edades
de quien mete sus pies en el cielo,
cuando está más vacío.
Ernesto Román Orozco en el campo charro (Salamanca, 2010)
julio 13, 2017
Maravilloso amigo y gran poeta. Un acierto publicarlo en vuestra revista.
Toda su obra es honda y meditativa. ¡Enhorabuena!
julio 14, 2017
Mi querida Raquel, gracias y mil besos.