El poeta, narrador y crítico Víctor Coral
Crear en Salamanca se complace en publicar cinco poemas de Víctor Coral (Barranco, Lima, 1968). Estudió Ciencias Administrativas y Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fundó la revista literaria Ajos & Zafiros en 1998. Ha publicado los poemarios Luz de Limbo (2001, 2005), Cielo Estrellado (2004), Parabellum (2008), Poseía (2011), tvpr (2014), Acróstico Deleuziano (dos ediciones: Lima, México, 2019) y Nada de este mundo (Chile, LP5, 2020). En agosto publicará un volumen de poemas no recogidos en libro titulado Cardados (Colombia, Lugar Poema, 2021). También ha publicado las novelas Rito de paso (Norma, 2008) y Migraciones (2009). Poemas, reseñas y ensayos suyos han sido publicados en Letras Libres, Periódico de Poesía, Luvina, Círculo de Poesía, Letralia, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Hueso Húmero, entre otras. Ha hecho periodismo cultural en su país en los diarios La República y El Comercio. En 2019 publicó una antología de poesía mexicana actual titulada Mexpoet. En el 2020 realizó una serie de entrevistas a más de 100 poetas de toda Hispanoamérica que pronto será publicada en formato físico.
1
Entonces llego al umbral.
Toco la puerta
(es decir
extiendo mis manos
y la toco con las yemas).
Nadie abre.
La puerta se entorna hacia dentro.
Ingreso. Parpadeo.
Mis ojos se habitúan a la penumbra.
Entre muebles desvaídos
y cortinas color polvo
la veo:
Un ánima desanimada en fuga.
2
Sentado al borde de la alberca
miro el ocaso lento:
harapos violetas
rayones anaranjados
nubecillas teñidas de plata…
Inspiro con fuerza.
¿Entra la sombría energía
En mi recinto así?
Ni idea.
Meto la punta de mis pies
en el agua.
La sensación me estremece.
Luego
se instala un vacío.
Otra imagen de Víctor Coral
3
Miro hacia afuera por la ventana.
Rama gris del ficus.
En un vórtice enramado
un nido.
Tumulto de aves entre las hojas.
Los pájaros abandonan el nido.
Desaparecen en el aire gris.
Me quedo mirando la escena:
“Mi mente también
es un nido vacío”
Los pensamientos-pájaros
volaron y desaparecieron en el aire.
4
Sentado en la oscuridad
sobre un sillón rojo
no escucho ya mis pensamientos.
Me levanto sólo para hacer un cambio:
Abro la ventana.
Un río de aire frío
atraviesa mi cuerpo
llena toda la habitación.
¿Cómo no sentir que ese flujo
perpetúa cosas y seres?
–Cosas y seres sólo cuentas
en el rosario azul de la existencia.
Ritmo
Apretar el lapicero contra la hoja;
dejar que fluya su punta.
Apretar de nuevo,
dejar signos solos sin sentido.
–respira, respira
roe el ritmo raudo del poema—
Apretar los pensamientos con silencios.
conjurar los silencios con nada.
que el lienzo mate de mi mente,
mate los errores del deseo.
–respira, respira
Roe el ritmo roto del poema—
En el espejo de la habitación
veo mi sombra afanada sobre el papel.
la tinta líquida fluye, fluye…
¿Voy a preocuparme así de las palabras?
Las palabras huyen hacia adentro
se hacen uno con el flujo de mi sangre.
–Respira, respira
roe el ritmo roto del poema–
Plaza de Barranco, en Lima
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