
En la mañana, en este incesante fulgor se desvanece suavemente el sueño prisionero de la noche, cual un filamento de arena que, sin saberlo apenas, muestra la faz de la mañana. La luz, la intensa luz salpica la alborada, la hierba y el aliento, atados al matorral, verde y fluido y contornea la silueta del rosal igual que una sonrisa. Y el ...