Rafael Mulero Valenzuela
Capricho español
(Каприччио на испанские темы)
Que suenen las solemnes trompas y trompetas,
el oboe, el corno inglés y los roncos clarinetes,
las flautas, el flautín y los violines llorones;
que retumben los poderosos timbales
y el tambor repiquetee marcando el paso;
que las flautas imiten a los pájaros
y los violonchelos se vuelvan guitarras españolas.
Tened solo una voz única y potente
que el coro la eleve en escala octatónica;
no escuchéis una triste aria solitaria.
Aquí somos, todos unidos, uno solo.
¿Quién se presta como director
para establecer los ritmos y las pausas?
Llamad a Glinka que haga la canción popular.
¡Llamad, llamad!, prontamente,
a Nikolai Rimsky Korsakov
que venga con su Capricho español
para despertar a las masas adormecidas.
Haced sonar las sirenas de los barcos
allá donde estén en la mar meciéndose
o en los puertos resguardados.
Que griten con rabia y estruendo
las sirenas de las fábricas al unísono.
Quiero a todo el mundo en la calle
para celebrar el concierto de primavera.
Escuchemos los silbidos de los pájaros,
la llegada fulgurante de las golondrinas;
que los rosados flamencos se acomoden,
que llegue vida con las cigüeñas,
que las flores reluzcan en la noche.
Ha llegado el instante mágico
de la consagración de la primavera.
No estéis en el paro desconsolados,
buscad las viandas para tener fuerza,
abandonad tenebrosas tinieblas de miseria,
alejaos del muro de las lamentaciones.
No deseo notas musicales de silencio;
que unos respiren y otros descansen,
entonad voces musicales blancas.
Nos han inoculado resignación,
conformismo barato y adaptación sumisa,
ocultando la cultura de la esperanza
en simas alejadas de mares ignorados
donde la imaginación se queda ahogada
en un largo réquiem ininterrumpido
en los valles floridos en colores y olores
¡Mirad! Germina la verde flor de la esperanza.
Estamos devastados en miseria.
Viviendo un día y tres muriendo.
Despertad a las masas aletargadas,
descabalgad a los señoritos a caballo,
no pidáis limosna, pedid justicia.
No pieis como recién nacidos gorriones.
¡Ya está bien de tanta humildad!
¡Ya está bien de tanta resignación!
De tanta paciencia y tan poco alboroto.
De tanta honda pena y poca sana alegría,
que el hombre es hombre para el hombre
nunca esclavo de otros hombres.
Nikolai Rimsky-Korsalov
(Tichvin 1844 – Lyubensk 1908)
Madrid 29 de marzo de 2011
© Rafael Mulero Valenzuela
noviembre 12, 2012
Muchas gracias Amador y Soledad. Un honor estar en vuestra página.
noviembre 12, 2012
Tan han llegado hasta mí los truenos de tus tambores y timbales, que me comprometo a ejercer de pantalla para que su eco resuene con mayor intensidad que la que le regalaran los montes del Bruch a su Tamborielero.
Un abrazo.
noviembre 13, 2012
Querido amigo, muchas gracias por esa muestra de solidaridad. Un abrazo