La poeta y traductora Stefania Di Leo (foto de Jacqueline Alencar)
Crear en Salamanca presenta tres poemas escritos directamente en español por la poeta, profesora traductora Stefania Di Leo es Nació en Italia pero habla y escribe el español como una poeta nacida en Iberia. Tiene publicados varios poemarios, entre ellos ”Rosas azules sobre tomillo perfumado”, presentado en Valladolid el año 2011. Esta ciudad castellana es ‘culpable’ de su perfección en nuestro idioma, pues en su Universidad hizo estudios y allí conoció a los poetas Andrés Quintanilla Buey y Araceli Sagüillo, a quienes ha traducido al italiano, además de autores como Jorge Guillén, Lorca, Carlos Aganzo, Alfredo Pérez Alencart, Antonio Colinas, José María Muñoz Quirós, Carmen palomo y otros, a quienes dio a conocer en la Universidad de Mesina y en el Instituto cervantes de Nápoles. Es asidua colaboradora en revistas y periódicos y pertenece a grupos literarios españoles e italianos. Su obra poética figura en antologías de su patria y en otras aparecidas en España y en América Latina .Ha sido finalista en varios premios italianos y españoles. También ha traducido al español los poemas de sus compatriotas Beppe Costa y Stefanía Batistella. Actualmente Stefania Di Leo preside el ‘Circolo Letterario Napoletano’, entidad que convoca el Premio Internacional ‘Francisco de Aldana’ de Poesía en Lengua Castellana, que el pasado mes de octubre entregó el premio de su segunda convocatoria. En 2016 publicó ‘Antología poética’, donde se recopila todos sus poemas escritos en español.
CANTOS MEDITERRÁNEOS
CANTO I
El mar busca las estrellas dentro de los sueños inciertos. Las playas esconden la verdad bajo la arena, una voz cruza mis oídos, y el canto de sirenas acompaña mi tiempo. Tiene prisa la noche. Se aletarga la sangre como madeja de brillo y de ceniza. Instantes encendidos entre olas.
CANTO II
Se vuelve melodía el canto. Canto de sirenas por la noche, sueños prohibidos de verano. Se desnuda la luna. Blancas guirnaldas sobre la luz oscura. Claridad dormida en el pecho. Penumbras de ardor y de espera.
CANTO III
Mediterráneo el mar que me rodea. Inestable pasión en la planicie herida. Herencia de mi sangre y de mi sombra. Hebras de luz. El latido de la creciente marejada.Manchas en la rota claridad. La noche enciende su sonoro sigilo bajo el temblor de estrellas ya oxidadas. Mirar el mar es respetar sus fantasmas quietos, amablemente en su vacío, la corriente los recorre como árbitro de la memoria, astuta protectora de mi tormenta íntima.
CANTI MEDITERRANEI
CANTO I
Il mare cerca le stelle dentro i sogni incerti. Le spiagge nascondono la verità sotto la sabbia, una voce attraversa le mie orecchie, e il canto delle sirene accompagna il mio tempo. Ha fretta la notte. Si addormenta il sangue come luce di cenere e matassa. Gli istanti sono accesi fra le onde.
CANTO II
Il canto diventa melodia. Canto di sirene di notte, sogni proibiti d’estate . La luna diventa nuda. Ghirlande bianche sulla luce scura. Chiarezza addormentata sul petto. Penombre d’ ardore e d’attesa.
CANTO III
Mediterraneo il mare che mi circonda. Instabile passione sulla pianura ferita. Eredità del mio sangue e della mia ombra. Fili di luce. Il battito della crescente marea. Macchie nella chiarezza. La notte accende un suono furtivo sotto il tremore di stelle già arrugginite. Guardare il mare è come rispettare i suoi fantasmi, nel loro vuoto, la corrente li percorre come arbitro della memoria, astuta protettrice della mia tempesta interiore.
CANTOS MEDITERRÂNEOS
CANTO I
O mar procura as estrelas dentro dos sonhos incertos. As praias escondem a verdade na areia, uma voz atravessa os meus ouvidos, e o canto da sereia acompanha o meu tempo. Tem pressa a noite. Lentifica o sangue como uma meada de brilho e cinza. Instantes acesos entre as ondas.
CANTO II
O canto torna-se melodia. Canto de sereias na noite, sonhos proibidos de Verão. A lua desnuda-se. Grinaldas brancas sobre a luz escura. Claridade adormecida no peito. Penumbras de ardor e espera.
CANTO III
Mediterrâneo o mar que me rodeia. Paixão instável na planície ferida. Herança do meu sangue e da minha sombra. Fios de luz. O pulsar do marulhar crescente. Manchas na claridade rasgada. A noite acende o seu mistério sonoro sob o tremor de estrelas já oxidadas. Olhar o mar é respeitar os seus fantasmas Quietos, amavelmente em seu vazio, a corrente percorre-os como um árbitro da memória, astuta protectora da minha tempestade íntima.
Trad. Maria Do Sameiro Barroso
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