Crear en Salamanca se complace en publicar cinco poemas del poeta Aladár Temeshy von Becker, bellamente ilustrados por el pinto Miguel Elías, profesor de la Universidad de Salamanca. Los poemas se abren con una nota introductoria del poeta Alfredo Pérez Alencart, amigo del autor húngaro.
Ni fronteras geográficas o temporales: sólo palabras decantadas, vivencias reveladas con meticulosa precisión, con trascendente parsimonia. Me refiero al húngaro Aladár Temeshy von Becker, nacido en Budapest, morador de Caracas por largos años y ahora residente en Stevensville (EE.UU.). Así dice este arquitecto (también del verso): «…Estoy lleno de juego/ magia interminable/ de luz lacerante/ canto sin frontera/ niño eterno, feliz/ lleno de ti».
Estamos ante un poeta cuajado tras largas destilaciones, ciudadano de un universo lírico que merece ser conocido (y reconocido), un hombre que invoca lo sagrado con sutil entrega, un cantor sin fronteras que hermosamente recrea su tránsito existencial ajeno a las fronteras: «Me llevo mis fotografías/ y las corcheas flotando/ en el viento de la tarde/ de mi universo:/ la casa conquistada».
Entre los libros de Aladár están ‘Probando el tiempo’ (2001), ‘La hierba alta’ (2006), ‘Al margen de la tarde’ (2010) y ‘Líneas para un domingo’ (2013).
A. P. Alencart (Universidad de Salamanca)
UNA TAZA DE GARUA
Te llevaré una taza de garúa
para arar los vientos
la magia de los higos
y de la piedra chata
pisada de Dios.
Te llevaré los años
mis cuaresmas y madrugadas
rosas y ríos
una naranja olvidada
por un saltimbanco.
Te llevaré un sabio sapo
de larga paciencia
para que te cuente
las orillas de los versos
por escribir.
Te llevaré algo de no sé que,
de mi, de ti, de nosotros
el sabor de las fresas,
una ventana al jardín,
una taza de garúa.
CUENTAS DEL TIEMPO
Fui, aunque apenas me recuerdo
andar por las cuentas del tiempo
y ver la realidad del existir.
El viento detrás de la colina
vino con la sal del mar vacio
para marcar el cetrino muerto.
Perdí bien las cuentas del tiempo,
las caras de los ángeles de cera
en el espejo convexo, roto.
Tenía una estrella fugaz, pequeña
como una pelota blanca, redonda
para jugar una noche larga.
Es que ya no me recuerdo
al camino, ni a la prieta tierra
solamente a la retama amarilla
prensada entre las viejas hojas
de las cuentas del tiempo.
VIVIR EL SILENCIO
Everyone does something to stay alive.
The Cellist of Sarajevo – Steven Galloway
Vivir el silencio es:
la ausencia transparente
de las noches
Vivir el silencio es:
llegar a la letra
en transito a la demencia
Vivir el silencio es:
preguntar al naufrago que quien soy
aquí en la intemperie
Vivir el silencio es:
entender la sustancia del vacio
de los agujeros del tiempo
Vivir el silencio es:
vivir los siete días
de la semana.
EL MIEDO
Gracias, Marisela.
Estaba parada
en la calle ancha
con sus estrechos
ocho años sola
con su miedo surdo
al lado de la silla blanca
con el hombre transparente
de blancura de cal viva
y le preguntó:
estás bien?
él vio el infinito
más allá de la urbe,
más allá de su ser,
de la blanca transparencia
sentado en la silla blanca
distante de la lluvia y
de la pregunta de la niña
estás bien?
la lluvia se acostó
con su incolora humedad
densa sobre la urbe
mojando casa, techo, calle,
al hombre sentado
en la silla blanca, infinita
sin que los caminantes
con paraguas vieran
la silla, al hombre, el miedo
de la niña preguntando:
estás bien?
el miedo se engordó
en la lluvia del infinito,
los de los paraguas
pasaron el miedo de la niña
preguntando el viento:
estás bien?
el agua helada del aguacero
lavó el cuello del hombre
sentado en la silla blanca
que dejó de ver el viento
y lo que había en el infinito,
miró la niña, la parca lluvia
y dijo suave, directo
a la sombra fina
de sus ocho años
y para espantar
a su escondido miedo:
estoy bien.
¿DONDE?
Te pregunté: dónde?
nombre de la calle
número de casa
vivimos en sociedad
planificada
así que ¿DÓNDE?
LEJOS dijiste
ya que dijiste claro
lejos, que no es dirección
no es relación
es que no estamos
estar lejos es no estar
antes estuvimos
en el único lugar
en el nuestro
cosas de ayer
que hay que entender
no hay eterno
yo tampoco soy
solamente me voy
a donde, lejos,
que no es mi dirección
es un camino
sin ayer y sin futuro
palabra no sigue la palabra
los cuentos de abracadabra
quedaron en el viento
del norte, septentrino
pregunten a Andronicus
y olvidemos que fuimos
y no seremos más
no hay regreso, búsqueda
ya no viajamos en la
vía láctea
que también queda lejos
como los días festejos
de nosotros, con regalos
envueltos en querer.
No hay más que decir
ya sabemos
que los caminos
no llegan a Roma
solamente van lejos
lejos…
(Inédito, 2014)
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