Hay botones que coses y
descoses en silencio
esperando el regreso
a la mañana.
Y el día se despierta
enhebrando su luz a tus dedos
como agujas soleadas.
El silencio se mantiene y
regresas a tu cama
deseando que un cuerpo
la venza transformada.
Solo encuentras un botón
hueco de hilos,
amarrándose a la nada,
vencido y torpe
en las deshabitadas sábanas.
Tus rayos de luz
lo recogen sin esperar palabras.
Lo observas, lo intentas olvidar,
pero se cuela en el bolsillo
donde acoges almas.
A la noche volverás a la costura de botones
asilencio de la luna, sin camisas ni palabras.
Montse Villar, mayo 2012
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