José María Muñoz Quirós en su biblioteca de Ávila
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de difundir ocho poemas de ‘Barrio (Lastura, 2021), último libro José María Muñoz Quirós (Ávila, España, 1957), quien ha obtenido numerosos premios, entre los que figuran el Premio Fray Luis de León de la Junta de Castilla y León, el Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma, el Premio Internacional San Juan de la Cruz, El Premio de Poesía Ciudad de Salamanca, el Premio Alfons el Magnanim o el Premio de las Letras Teresa de Ávila. También, por el conjunto de su obra, recibió el Premio de la Letras Teresa de Ávila (2028). Ha publicado unos cuarenta poemarios, la mayoría de cuales se han reunido en “Tiempo y Memoria (Vitrubio, Madrid, 2015). Muñoz Quirós ha sido catedrático de Lengua y Literatura en un instituto de su ciudad natal, es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y Doctor por la Universidad de Valladolid. También es presidente de la Academia de Juglares de Fontiveros; Miembro de la Academia de Poesía de Castilla y León; director de la revista de artes y letras “El Cobaya” y miembro del Consejo Asesor de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos de Salamanca, así como miembro del jurado del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador.
BARRIO
Barrio donde habita el tiempo de una vida
encerrada en sus calles.
Ahora os recuerdo con la nostalgia
brotando en la inocencia
de los años de entonces.
Barrio donde aprendimos
a soñar y a sentir
las primaveras tímidas,
los inviernos de plata,
el otoño encendido
en el oro del mundo,
y los veranos a la luz de la luna
en las noches
junto a un jardín
de mariposas libres
que rozaban las tapias.
Barrio que solo espera retornar
en la memoria de todo lo perdido.
MATICES DE LUZ DE ADOLESCENCIA
Escucho la voz deseada de mi madre
y descubro lo que nace y lo que mana
en su serenidad.
Las tardes de agosto, a la hora de la siesta,
cuando paraba la vida en un susurro de cigarras,
y escapábamos a buscar lo prohibido.
Rebusco intensamente
sobre las sombras del recuerdo,
junto a las sensaciones
que siempre permanecen.
No volverá ya más aquel muchacho
tímido y callado,
aquel niño perdido
entre las faldas de su madre,
aquel adolescente de fértiles silencios.
No volverá. No volverá ya más.
Ha muerto para siempre.
José María Muñoz Quirós en la Calle de la Compañía (Salamanca)
LO QUE QUEDA DE ENTONCES
Allí estarán los días y las horas
que no conocen otro fin que el brusco
desorden de aquel tiempo que vivimos
en el libre secreto de sus calles.
Pasa la vida,
fluye el arrobo cansado,
esa promesa
de cumplida memoria y de misterio
que has sembrado en el seno de los días.
Se pierde en la estrechez de los portales
el obsesivo espejo de la noche,
la voluntad indócil
que ha escapado
en una cueva de animales ciegos,
en un jardín de oscuros laberintos.
ESE LEJANO SUEÑO
Me fluye en el vivir ese lejano tiempo.
Me acerca el resplandor,
su color y su paso siempre efímero
que se adentran en mí.
Me invade ese vivir
a la vez tan ausente.
Ahora miro con ojos limpios
la lejanía de esos días,
los que se han dibujando
con la cadencia de los años
en el fondo del alma.
Muñoz Quirós, en Ávila y con una botella de vino en cuya etiqueta figura un poema suyo
LO INNECESARIO
Atreverse a vivir más allá de los límites,
donde presupones que queda dilatada
la brevedad de las cosas
menos necesarias,
las que sobran una vez que miramos
por encima del hombro
de lo que no es imprescindible.
El tiempo está parado
frente a todo ese olvido,
frente a ti
en un dominio indefenso
como un intruso
en un jardín abandonado.
ALTA TRAICIÓN
No hay mejor destino
que el que todos los días
aprendemos,
el mirar insinuado que contempla
lo que va sucediendo
y lo que olvidas.
No me atrevo a festejar
lo que está derrotando
la nostalgia.
No puedo traspasar los invisibles gestos,
las últimas luces de esta hora
que se apaga perdida.
Ni me atrevo a ver hacerse el día
Junto a la claridad
en cada amanecer sobre mis ojos.
Me veo
desnudándome en los charcos
donde el agua se estanca.
Alfredo Pérez Alencart y José María Muñoz Quirós, en Salamanca e intercambiando sus libros publicados por Vaso Roto
LAS PALABRAS PRIMERAS
Si cuando quiero
nombrar lo que me importa
fuera solo una limpia acepción
del lenguaje
que aprendo condenándome
a callar lo que esconden
las palabras amadas,
las que suenan a lluvia, a campo,
a olvido, a flor mojada
en el rescoldo del otoño.
Si como necesito
que fueran los días que se siembran
en la conciencia de lo efímero
descubriese después
que todo estaba oculto
en un sueño
ente los días que nos colman
con su paso cansado.
Si entonces asomaran
Las horas con su oculta
mansedumbre, las manos
con su caricia de hiel
y de abandono.
Si entonces hubiera meditado
lo que debe saberse
antes de que el olvido
cercenase con violencia
la imagen de las cosas
que reaparecen luego
en la conquista
de aquel tiempo perdido.
LECTURAS QUE ERAN VIDA
Los libros imponían
un vendaval de historias.
Están en la otra orilla
de este incondicional
tiempo tan bello
en el aprendizaje de la vida.
Están en otra órbita,
en otro mundo indefinible,
en otra pausa
de luz junto a mis ojos.
Están dormidos
como un destino de cristal
en las manos de un niño.
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