Juan Ángel Torres Rechy
Salamanca estaba en el árbol genealógico cuyo fruto de la primera mitad de la década de los ochenta, mexicano, regresaría a esta ciudad de piedra el día de los Santos Inocentes del 2007 para recuperar lo que era suyo.
De D. Manuel Rodríguez Mata, vecino de la familia Unamuno, químico, traductor e infatigable lector nocturno, quizá no sea necesario decir que su viaje al Nuevo Mundo se debió a la Guerra Civil, pero sí, quizá, que su modus vivendi tocó a quien escribe esta presentación, y que por su feliz culpa, entre otras no me nos felices de otros, el abajo firmante vino a Salamanca para escribir una Tesis sobre un manuscrito poético religioso, español, de 1555, con la pequeña ayuda de personas entre quienes está ‒es necesaria la justicia poética‒ D. José A. Martín Sánchez. Tampoco, quizá, sea necesario decir que escribe, sin descubrir aun cómo poner por escrito el porqué, limitándose, a su pesar, a contemplarlo en lontananza.