La poeta cubana Odalys Interián
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar este comentario escrito por Eduardo Escalante Gómez (Chile, 1942). Licenciado en Lingüística y Literatura, Universidad de Chile, Magister en Ciencias Sociales, Universidad de Gales, Gran Bretaña. Es investigador y escritor y poeta. Ha publicado diversos artículos científicos en revistas con referato en Chile, Argentina, Perú, Colombia, México, Nicaragua, España…; también varios libros sobre investigación y estadística en Chile y Argentina. Ha sido incorporado a los sitios Arte Poética, Proyecto patrimonio cultural, escritores y poetas en español, en los que se han publicado algunos de sus poemas. En Amazon publicó el poemario «Caminando la existencia con la voz”. También se han publicado algunos de sus poemas en revistas literarias internacionales, por ejemplo, Signum Nous.
‘Aunque la higuera no florezca’, quedó entre los 12 libros finalistas del I Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana, fallado el pasado mes de Julio. Acaba de ser publicado y está disponible en Amazon.
AUNQUE LA HIGUERA NO FLOREZCA
El poemario de Odalys Interián se inicia con estos versos: Este es el libro de las consolaciones / el libro de los días en su declinar /completando el número y la llamada los íntimos ayunos. Es su manera de vincularse con lo sagrado, que es laboriosidad humana, y así poder hacerlo con lo divino. Sus poemas son un acto de lenguaje que tiene lugar una vez y que recomienza sin cesar. Porque hace sujeto. No deja de hacer sujeto. El hablante poético nos relata: Algo está en la letra en el aire /al borde del silencio. Tiembla el poema y yo y esta soledad que son todas las palabras. La luz en su diálogo describe el dolor y nos describe. Algo está zurciéndose /acorralándonos lo imperecedero /algo en su simulación Dios y la muerte. Esto es algo que permanecerá latente a través de todo el ritmo de su escritura. Es su comprensión, su conexión desde la vulnerabilidad de lo humano que no la quiere abandonada. ¿Cómo navegamos o al menos reconocemos y mapeamos las distancias aparentemente imposibles de caminar sin comprender lo sagrado? Hay algo en nosotros que queremos ver y entender, y algo que queremos ser acogidos, podríamos decir, ser sanados, tanto como protegidos; sin perder la idea de lo difícil o urgente que hay detrás de la necesidad humana. Enuncia: Sigo atada a su nombre. Nada me hace retroceder. Nada relumbra más que las aguas del mar rojo divididas que la leche y la miel de la buena tierra derramándose.
Somos seres humanos con nuestras propias agendas psíquicas y espirituales a cada segundo, también pasamos mucho tiempo respondiendo a las versiones imaginarias de un mundo que se nos presenta como tierra baldía, necesitamos que sea la palabra sagrada, es nuestra conexión con la divinidad. El verdadero milagro de la palabra de Odalys es su exploración espiritualmente anhelosa. A veces, lo mejor que se puede hacer es entender de dónde proviene el anhelo: muchos de los poemas sobre llegan a ese punto. Esto también significa aprender a aceptar el hecho inevitable de descubrir el sufrimiento. Pero también puede haber una profunda apreciación por la posibilidad de la esperanza: Alguien entra en la penumbra seduce con su tramo de sol vivo. El engendrado por ti /el hijo de tu amor reconciliándonos. Cada poema es una comprensión que puede convertirse en un lugar para compartir aquello comprendido, o el camino hacia él. Y cuando haces eso, es algo vulnerable, de manera fundamental debajo de todo lo que podría hacer intelectualmente, es exponer a un ser humano a la humanidad de otro ser humano. Y cuando eso sucede de manera abierta y receptiva, algo transformador puede suceder, aunque sea brevemente. Hay valor en ver su búsqueda de otra vez, de algún que muchos indagamos, el mérito está en una nueva forma: existimos como quien espera olvidados de la muerte esperando otra libertad bajo el filón de luto empobrecido.
El uso del lirismo es muy propio de Odalys y en este poemario, la poeta nos recuerda: Prohibir /prohibirnos como si se pudiera enmudecer las piedras las estrellas que van revelándote el milagro vivo que es el hombre la verdad que se ha vuelto inexcusable. La oradora muestra su acto consciente, nos presenta una y otra vez sus actos de desplazamiento como capas geológicas que van desnudando sus matices. Los hechos y las verdades se articulan entre sí en esta colección, una y otra vez. La letra se convierte en el medio para navegar por un páramo, y como Celan, escribe en modo apocalíptico. No es fácil la realización espiritual: nos dejan en la pira inaugural con las manos atadas nos ponen en el cepo bocabajo nos obligan a tragarnos las palabras.
En un poema enuncia: Imperdonable sería que llorásemos, en otro, declara: Dios es el último crepúsculo creciendo en su avalancha de claridad imparable. A medida que se despliegan los poemas, la poeta extiende, en una voz intensa, la súplica: Déjame en la huella minúscula de todas tus ofrendas quiero ser libada.
El mundo puede ser un desierto, pero no nuestra condición espiritual, los poemas recuerdan al lector que hay oasis en todas partes donde la divinidad habita y que se pueden construir “lugares humanos” a través de la oración a lo sagrado que contiene el mapa para existir en su sentido más profundo. El espíritu de la poeta, en ningún momento vaga perdido, en el tiempo sin tiempo, nos irradia palabras sagradas, salmos, invocaciones creativamente suyas. El lenguaje de los poemas rompe el tiempo, los nombres aluden de uno u otro modo a lo sagrado para conectarse con lo divino, el lenguaje, que ocurre en el tiempo, se detiene y comienza a intervalos, una gramática de nombres heredados desde lo sagrado parece entender que todo lo que está sin terminar, no comienza. Es el ritmo de su viaje a través de toda la narración poética. El asombro emerge a través de sus construcciones simbólicas y uno puede presumir de que se trata de quien ha sido testigo intensa de las lecturas bíblicas y que siempre permanece atenta: Esperando hasta que esa marcha de agonías se detenga.
Una de las recompensas de la muerte sería una liberación del sufrimiento humano. Pero el poemario está escrito para los vivos, no para los muertos, y de uno u otro modo el espíritu protagonista de la poeta, convoca la palabra sagrada para aliviar el sufrimiento. De modo hipotético, podría señalar que, sin sufrimiento, el poema tendría una gravedad inferior, menos cercanía con lo sagrado. Así es que la poeta rompe y rompe el lenguaje, su narrativa, e incluso las acrecentadas claridades del viaje sanador. Sus poemas deberían leerse en voz alta o en voz baja, en la serenidad de los segundos, para escuchar su ritmo, sus sonidos y experimentarlos por completo. En el escrito el lenguaje se fractura, luego se aclara de repente. El sufrimiento cambia nuestra perspectiva, como lo hace la muerte. Aparentemente, los mismos grupos de células que habitan la mañana y la tarde se comportan de manera diferente, y sin embargo atesoramos o enterramos o quemamos algo: no queremos quedar vacíos y sin destino: Las palabras {agregaría, sagradas} nos encuentran, la frágil cordura del milagro.
El espíritu clama, y luego trata de recuperarse en un cuestionamiento y torbellino del lenguaje, como si uno hubiera sido arrojado al infierno: Al triste ángel que habita los gemidos esa miseria que es la sombra. Ausencia es la luz encerrada en su masiva tempestad la raíz armónica del silencio desangrándose. Sus metáforas continúan sintiéndose aptas ya que la escritura existe bellamente en el momento, y no descansa en el significado establecido, y por eso, el asombro que provoca. Al ser afligido trata de darle sentido en la búsqueda de un nuevo estado. Las imágenes del libro están cargadas de significado: Seamos como él aprendamos el secreto del ofrecimiento, que llevan al lector a las preguntas esenciales del yo y su relación fluida con lo que lo rodea. Hay una investigación intensa de esta relación, y en el fondo, una interrogación de cómo nos relacionamos con la divinidad. Leemos un recuento de los poderes de la palabra para abrazar una tierra o mundo inhóspito, un mundo donde tantos creyentes son perseguidos.
Odalys Interián Impartiendo un taller de Poesía
Pensar, sea poéticamente o filosóficamente, o en cualquier orden de pensamiento, es inventar pensamiento, e inventar vida, generar una propia historicidad. Y es por esto que un poema transforma. Nombrar, describir, no valen nada en el poema. Lejos de esto está el lenguaje poético de, Aunque la higuera no florezca. Sus versos revelan su confianza en el lenguaje. Su ritmo es una forma-sujeto que renueva el sentido de las cosas y de los que se nos ha declarado o negado, que es a través de lo que accedemos al sentido que tenemos que sostener o deshacernos. La poeta nos hace parte de ese movimiento. En su manera de escribir, el poema no es signo, se aleja de lo convenido. El poema hace de nosotros una forma de sujeto específico que no se sirve del lenguaje ni a la inversa, sino que deviene del lenguaje. El poema nos transforma en forma-sujeto. Ella nos introduce a la aventura de su voz; se manifiesta su relación con el mundo y con el universo: Aquí se repliegan los ángeles de la oscuridad los innumerables deshojes de las luces huérfanas.
Creo que es importante mantenerse apasionado, no rendirse a la apatía o la desesperación y ella lo hace de manera muy lúcida. Con maestría se nos relata: Sigo en espera del buen samaritano que cure mis heridas de la palabra frondosa del buen salmo que taladre los desmanes de la sombra esa corriente náufraga en su abismal silencio. Pasamos mucho tiempo esquivando ese algo en nosotros que ya se sabe es importante y verdadero. Odalys cada vez que puede detenerse para notar algo así y prestarle atención, se pone en contacto con ese algo esencial. La parte analítica de la elaboración de un poema tal vez crea un aparato o estructura para trabajar a través de las realidades espirituales tiernas y encontrar el sentido que tienen.
Su libro debe ser experimentado, leído sin el impulso de dar sentido tanto como el impulso de rendirse y aceptar los giros del lenguaje y las imágenes de la autora. Se trata de disfrutar el viaje de la conciencia espiritual en búsqueda de lo sagrado que está más allá de lo religioso, su narrativa nos ofrece el cómo la conciencia deviene lenguaje. Es construcción de sujeto y su confianza en la palabra, donde el adjetivo es revelador. Odalys no cesa de nombrar, pero sin repetir lo que sabemos o hemos escuchado. Por eso, una de las tareas del lector es atender a sus adjetivos. Uno tiene que aventurarse a leer más allá de los sesgos, creyente o no creyente, y examinar cómo nos vamos construyendo espiritualmente en un mundo con tantas ondulaciones: tristeza, desesperanza, temor, alegría, ternura… Cada uno elige lo que le permite caminar estable; cada uno un ejercicio entre lo finito y lo infinito; cada uno define su existencialidad. La poeta nos presenta la suya en su propio mérito, en la manera singular de trabajar el lenguaje y de asir un mundo.
Tal vez sea elegía este libro, pero nunca incorpórea o sin esperanza, es afirmativa y viva; sus versos se sienten inmediatos, necesarios, y absolutamente novedosos. Este conmovedor trabajo considera cómo la conciencia espiritual encuentra consuelo en la construcción de un mundo poético, y la hablante lírica permanece de comienzo a fin: Sobre los púrpuras tintineando sobre las rosas la sangre vertida del cordero /de Dios.
Eduardo Escalante Gómez
Jurado del Premio
ALGUNOS POEMAS DEL LIBRO ‘AUNQUE LA HIGUERA
NO FLOREZCA’. FINALISTA DEL I PREMIO
REY DAVID DE POESÍA BÍBLICA IBEROAMERICANA
Este es el libro de las consolaciones
el libro de los días en su declinar
completando el número y la llamada
los íntimos ayunos.
El libro de las horas en sus deslumbres
y libres albedríos.
El libro de los salmos
de David
que leía mi madre bajo el peral
y la nube.
El libro de las disposiciones
y la inocencia anterior
de las alburas del silencio
sobre el larguísimo aposento de la luz
y la rompiente oscuridad.
Aquí yace la última serpiente
aplastada por el versículo del génesis
aliviador.
Un jardín labrándose
bajo la nube
la congregada figura del aire
en el desierto
un nombre abriendo el círculo de clemencia
la vena tutelar de Dios.
***
Algo está en la letra
en el aire
al borde del silencio.
Tiembla el poema
y yo
y esta soledad
que son todas las palabras.
La luz en su diálogo
describe el dolor
y nos describe.
Algo está zurciéndose
acorralándonos
lo imperecedero
algo en su simulación
Dios
y la muerte.
Recibiendo el Sello de orgullo Hispano
Iba en la sílaba el veneno
la cicuta amarga del verano que agoniza
esa angustia de mundo que se duele
que le duele el aire y el color del aire.
Detrás las luces en sus muñones tranquilos
desangrando el silencio.
Iba la verdad.
El odio / siempre la muerte
el ácido sonido de la muerte que llega
con su desgarradura.
Que introspección es la muerte
una palabra desordenadamente
perfecta /hachando /trizando.
Nunca digas que es tuya la tiniebla…
la muerte es como Dios.
Ve como arde este rumor
en el corazón de las cosas
pero no te detengas
camina sobre esa luz que plantaron
para ti.
Oyeron que se dijo: no temas
ha llegado la hora del coraje.
Empínate
toca esa doctrina ilícita
que acompaña la sombra
se hará el tiempo solemne
inhala la hora de luciente esperanza
inhala la belleza frondosa del paraíso.
***
Antes de ser engendrada
antes que goteara el Jordán primario de la luz
antes que espigara el lirio vivo de mi cuerpo
y se cubrieran los campos de cementera y nardos.
Antes de que el dolor comenzara en sus brotes
y el zarzal estrujado del invierno
reinara.
Antes que fuera derramado
el dulce cadáver de la tierra soñada
y la espiga lluviosa de mi padre
balanceara la estrella en su dársena sonora
un cielo izado sobre su médula infinita.
Antes que Dios abriera sus brazos
y comenzara a trazar el círculo acuoso
del silencio.
Antes que procediera a bendecirme
y entregara su energía a la palabra.
En el principio de todos los principios
estaba el amor /la criatura del amor
en su florecimiento.
Señor, he sujetado el ángel
a pesar de la herida
pero la luz se ha disipado
y el rastro del ángel
se ha secado en mi sangre.
Nadie creerá que he sido bendecida
nadie verá todas esas estrellas
que arman mi cabeza.
Son mis palabras clavos hincados.
Cuando hablo /cuando digo verdad
ellos no creen.
No ven la frondosidad de la luz
haciendo crecer los árboles de la promesa
los ángeles de la ascensión
en su escalada
goteando el néctar de la vida
y de la muerte.
***
Ahora no soy cubana
escríbanlo
déjenlo claro
no soy de aquí /ni de allá
tengo tantos hermanos esparcidos
una es la tierra /uno es el reino.
Ahora la única frontera es Dios
el último horizonte.
Ustedes que han perseguido
mi palabra
pueden quitar de mí
todo vestigio individual
mi raza y linaje
toda la mediocridad que los alude
el título /los títulos
mi nacionalidad.
***
Les tocamos la flauta, pero no danzaron
Al mundo lo resarcimos
con la palabra diminuta
lo aprendemos en la sílaba
en su hilado resplandor.
No nos callamos
ni aplaudimos.
No silbamos
ni atemperamos las palabras
de nadie.
No cedimos
ni leímos en el hígado
del animal degollado.
Mutilamos
todas las formas masivas del silencio
y de la oscuridad.
Imperdonable sería que llorásemos.
De la cruz
del madero de donde
saltó
hacia el destello
y la inmortalidad.
Del látigo a la herida
irremediable
del foso del abismo
hacia el esplendor definitivo.
Repartiéndose
él / el pan de la crucifixión
el bien amado por ti
lanzado
hacia lo insepultable.
***
Tú que subes
como un muérdago
incendiario
sobre la cruz y el altar
sobre los siete cielos
que esconden la semilla
del milagro.
Acuérdate de mí
cuando entres en el reino
de la prolongación.
Recuérdame
cuando me alcance
esa guadaña de la oscuridad
o cuando el amor no resista
la pesantez exagerada de la luz.
***
Pensar una flor es verla y olerla…
Porque nuestra única riqueza es ver
/dijo.
Pero nuestra riqueza es oír
porque la fe sigue al oído
y la palabra nos va despertando
del empobrecimiento
que nos hacía amar
la falsedad de la muerte.
Aprendimos a escuchar.
El viento, no solo habla del viento
recoge el perfume pasivo de la luz
habla del silencio de la luz
que va masacrando las sombras.
Pensar es sentir
y sentir es palpar en los silencios
la ternura de Dios
sus manos llenándose de ojos.
Impartiendo una charla sobre Poesía
y no le den silencio sino hasta que él fije
sólidamente, sí, hasta que establezca a Jerusalén
como alabanza en la tierra.
Oye como derriban
como echan abajo los cerrojos
y golpean.
En su severidad
inhumanamente
en su odio sin límite.
Oye como silencian
como estrenan el vicio
perseguidor.
Irremediablemente
ellos blasfemos.
Incodiciables como esas luces
que huyen del milagro.
como los frutos perdurables
de la muerte.
y Tú diciendo: dónde están
dónde están los que te cercan.
consuelen /consuelen a mi pueblo
dice el Dios de ustedes.
Ahora los huérfanos
tendrán mi compañía
los dejados enteramente
los despreciados por tu nombre
serán mis compañeros.
Todo el que venga
todo el que invoque la verdad
tendrá mi compañía.
Escuchen al que dice: Yo soy tu Dios
Aquel que ruega:
Vengan a mí, yo los refrescaré.
Todo el que tenga hambre
venga y tome
y sírvase del pan de la consolación
de esta libación propiciatoria.
En la muerte no hay mención de ti.
Mañana me arrastrarán hasta el foso
apuntarán a mi boca
la llenarán de cenizas.
Untarán mis ojos con ungüentos
y me vendarán.
Me dejarán en el cepo cuarenta días
y cuarenta noches.
Pero no habré de preocuparme
entraré en tu libertad
en la blancura de ese sol incontaminado.
Mañana no faltará el salmo
las palabras de mi padre David:
Jehová es mi pastor …
Aunque ande en el valle de sombra profunda,
no temo nada malo, porque tú estás conmigo.
Mañana cortarás ese aire de muerte
el verdugueo /la cizaña que crece
tanto fruto inservible.
Mañana será el roce único
la llamada
el mar y la luz entregando a sus muertos.
Ustedes los que están haciendo mención de Jehová
no haya silencio de parte de ustedes.
Isaías 62
No cedas compañero
más allá de todos los minutos inciertos.
Más allá de los odios del tiempo
que han manipulado.
Que no se llore
que estos dolores se vuelvan fecundos
y nos obliguen.
Oyeron que se dijo:
en Cristo somos como ovejas llevadas
a la degollación.
A pesar de las iracundas voces
del verdugo que va con su hacha afilada.
No cedas /ni te aterrorices.
Hazte poderoso como Abrahán.
Acompáñate con la felicidad abundante
que hay en las palabras.
Vuelve a hilar la luz en su tramo y memoria
di las palabras /las buenas palabras
y deja que la vida lagrimeé su último concierto.
Jehová es la parte que te corresponde.
Háganse ustedes mismos de mucha utilidad.
Lilliam-Moro y Odalys Interián-
No tardes, por causa de ti mismo, oh, Dios mío.
Jehová golpea también tú
que caigan las cadenas.
Dales de su misma ponzoña
al que miente /mentiras
al que persigue /asechanza
Dale a cada uno lo que ha pensado.
en su amargura.
Que sigan dando coces contra un aguijón.
Desconsuélalos tú
cuando fabriquen algo perjudicial.
Salva la palabra que va resguardada
sobre el blancor diario del rocío.
Libéranos para que la gente sepa
que existe Dios
para que sepan que has jurado
sobre tu pueblo:
Y no se les hará tambalear.
***
Toca esta lepra y límpiame
necesito que terminen de cerrarse
todas las mortajas de la luz
que se quede sin cuerpo
la llama devoradora de la muerte.
Ahora quiero ser yo misma Padre
no tener memoria de la luz
ni de los días fatales.
Que florezca mi palabra
límpida
como los huesos que le saltan al sol
como esas espinas que adornaron
las sienes de tu ungido.
Que sigan como maná cayendo
que revelen esa migaja ciega y rotunda
del silencio.
La nueva profecía.
Interián con un grupo de escritores en un festival literario de Miami
Lo que ves escríbelo /dijo
y escribí para el ángel
escribí noches
espantos que se leen
esa jauría nómada de la luz
en su creciente pasto.
Y fui llenando todo de preguntas
de silencios erráticos
de inmensas soledades.
Escribí tiempos
mundos en su asfixia primitiva.
Escribí: vive entre nosotros
una invocación
entre nosotros un exilio
la repetida ceremonia de la muerte
en su incesante cacería.
***
La oscuridad es un camino y la luz un lugar
y el cielo que no existió ni existirá jamás es siempre cierto.
Antes que llamaras Señor
antes que mis manos florecieran
en el vientre de mi madre
antes que estallara en su derroche
la luz y las palabras
fui hermana del silencio.
Antes de ser formada
antes que mis huesos se hilaran
en ese capullo del sol desmembrado
y rodaran al alto río de la vida.
Mi lengua afirmó deslumbradora
un rastro y su incendio.
Fui dueña de esa luz primera
de ese evangelio vivo
que llenaba tu nombre.
Eduardo Escalante Gómez
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