El poeta chileno Andrés Fisher
Crear en Salamanca tiene a bien publicar la nota previa y selección de textos hecha, en torno a un libro de A. Fisher, por el poeta y ensayista marcelo Gatica, Doctor en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca .
ANDRÉS FISCHER: AMANTE DE CASTILLA
Andrés Fischer es un poeta chileno para el mundo. Así lo constatamos en su itinerario vital (Chile, España y Estados Unidos). Nace en 1963 en Washington D. F. Crece en Viña del Mar. En 1990 va a Madrid por un doctorado y forma parte del colectivo Delta Nueve. En este nuevo contexto publica Composiciones, Escenas y Estructuras (Madrid, Delta Nueve, 1997) Hielo (Valencia, Germanía, 2000), por el que recibe el premio Gabriel Celaya. Fischer ha editado parte de su poesía en Series poesía reunida 1995-2010 (Amargord Ediciones, Madrid, 2015). Desde 2005 vive principalmente en Triplett, Carolina del Norte, donde es profesor en Appalachian State Univesity y pasa regularmente temporadas en Madrid.
Este año, en una mesa de lectura poética en Potiers, me encontré con la sorpresa que me une a la mirada poética de Andrés Fischer. Su admiración por el paisaje de físico-espiritual de Castilla. Fischer leyó los poemas de su libro titulado Castilla y otros poemas (Amargord Ediciones, Madrid, 2015). El poemario está dividido en tres partes: “Castilla”, “Aeropuerto” y “ Otros poemas”.
“Castilla” es descrita a través de versos cortos a modo de silogismos con una densidad poética que recrea el paisaje cosmogónico de la tierra castellana. Tal ritmo continúa en “Aeropuerto”, donde se manifiesta una mirada minimalista de los espacios y de un tiempo que tiende a congerlarse. Los versos transitan como una cámara fílmica que va explorando la realidad de forma (casi) naturalista, pero cuya banda sonora es el asombro cotidiano de los detalles como luces, nubes, reflejos, aviones que surcan la espesura de un cielo abierto.
Tal ritmo muta en “Otros poemas”, la parte final del libro. En este punto, aparece una exquisita prosa poética, donde transita las más diversas coordenadas poéticas como el amor, el eros, la muerte, y la propia poesía. Todo al compás de homenajes a sus referentes poéticos y compañeros poetas. El libro tuvo buena acogida, destacamos la opinión del poeta Juan Carlos Mestre, un habitante autorizado de la vida castellana: “El libro es más que espléndido, de un constructivismo luminoso, de una gravitación y densidad poética como solo la propia tierra en la que hunde sus raíces puede otorgar su don, me emociona y conmueve su mirada, su posesión vocálica de lo solar sobre Castilla”.
Presentamos una selección del libro, para así degustar los versos numinosos de Fischer.
Urueña, pintura de José Carralero
CASTILLA
I.
Murallas. Las murallas, piedra sobre piedra, como
surgidas de la nada. Delimitando un espacio físico y
mental. Delimitando, piedra sobre piedra, la meseta y
la palabra.
II.
Un día las murallas poblaron estos páramos y, piedra
sobre piedra, construyeron lo real. También un dios
de piedra construyeron su discurso y su credo.
III.
El mismo sol de Castilla aún ilumina estas murallas
fragmentadas que, piedra sobre piedra, hablan del
hombre que las construía. Del dios que gobernaba.
IV.
Murallas. Piedra sobre piedra esculpiendo el tiempo.
Inscribiendo su signo en la meseta. Circundadas por
el mismo trigo. Por la palabra, que peregrina. Por el
sol, que permanece.
Vega de Valdetronco, pintura de José Carralero
CASTILLA IV
I.
Cigueñas vuelan sobre los llanos de Castilla.
II.
La niña las ve y dibuja tierra y vastedad a través de la
ventana en movimiento.
III.
Mientras, la bruma diluye cielo y horizonte tiñéndolos
de blanco.
Pintura de José Carralero
CASTILLA XVIII
I.
Delante, una tormenta buell en los cielos de Castilla.
II.
mas la luz que agua, ahora son los rayos la fuente de la
geometría.
III-
El sol declina, sin embargo, en los espejos retrovisores:
IV.
y la carretera es un puente entre las dos caras del cielo.
Pintura de José Carralero
CASTILLA XL
I.
Un almacén de granos se alza como un barco en la llanura.
II.
La rodea el océano amarillo del trigo del verano.
III.
Y el resplandor asordinado de las nubes del ocaso.
Andrés Fisher
AEROPUERTO
A Francisco Moreno, in memoriam
I.
Se incendia el cielo en los ventanales del aeropuerto.
II.
Mientras, aviones van y vienen apareciendo y desapareciendo
entre las nubes.
III.
Autobuses, furgonetas y pequeños tractores bullen en
las pistas.
IV.
Mientras, viajeros caminan y desaparecen al entrar en
las pasarelas.
Pintura de José Carralero
EL ÁNGEL
De Ismael Lo (casi de Pedro Almodóvar) casi.
El ángel viene del cielo. Viene a preguntar.
A preguntar si has orado viene, si has ayunado,
a preguntar.
A preguntar cómo has orado, cómo has ayunado
viene a preguntar.
Del cielo viene el ángel. Viene a preguntar.
Pintura de José Carralero
DE OTROS POEMAS
Poesía (Como desprendimiento). (De Eduardo Milán, casi). (A través de José-Miguel Ullán). Como desprendimiento. Lo que ocurre cuando un jinete abandona el pleno movimiento a su caballo. Para emprender un viaje ascendente. No cae golpeado por la rana que vio. Se eleva suelto de estribo del mismo modo que un globo se eleva. Pero más delgado el jinete. Se desprende. El poema. Avanza. Se explaya reduciendo márgenes. Capaz de desprenderse. El oficio del desprendimiento. Arte de primera y de segunda voz. En las que hay (en efecto) un pliegue. Del que solo una de sus dobladuras canta. Solo una de sus dobladuras dice. (Pero) ambas dobladuras se desprenden. Como las voces. Que se desprenden. El poema es lo que resta. El rezago (lo que resta) la sustracción. Saldo (trozos) pedazos. El punto donde no sabe se va o si se viene. No siempre fue así. Una línea es más que una línea. (Una línea y otra línea). Y se desprenden. La que es menos y la que es más. Que no se olvidan (ni se acaban) porque retumban. Porque se desprenden. La línea que más. Y más aún la línea que menos.
Marcelo Gatica (foto de Jacqueline Alencar)
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