José Pulido, Ignacio González, José María Muñoz Quirós, Alfredo Pérez Alencart y Antonio Colinas,
Jurados del Premio Nacional de Poesía de Peñaranda de Bracamonte
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar, en primicia, tres poemas del consolidado Premio Nacional de Poesía de la Hermandad de Cofradías de Peñaranda, que este año y bajo el lema “Misterio y Palabra”, fue fallado el pasado 14 de marzo por un jurado compuesto por los poetas Antonio Colinas en la presidencia, María Muñoz Quirós, Alfredo Pérez Alencart, Ignacio González y José Pulido Navas. Choni Mulas del Castillo actuó como secretaria del mismo. El premio recayó en la asturiana Yose Álvarez Mesa y el Accésit en el cordobés José Antonio Santano. También publicamos el texto que quedó en tercer lugar, obra del hispano-argentino Boris Rozas, Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador 2014.
POEMA PREMIADO
Yose Álvarez Mesa (Arnao, Asturias, 1957), es una fecunda escritora, que empezó con la poesía, luego se vio atraída por el relato y en la actualidad está escribiendo su primera novela. A lo largo de su carrera esta asturiana ha obtenido multitud de premios. De hecho, ya son cerca de un centenar los galardones que acumula. Entre los premios recibidos destaca el de Poesía Ana de Valle, Avilés (Asturias) en 1998, el Primer Premio de Poesía Ernestina de Champourcin, Vitoria, en 2005, el Primer Premio del Certamen Poético Pepa Cantarero, Baños de la Encina (Jaén) en 2006, el Primer Premio de Poesía del Certamen Literario de Bargas (Toledo), en 2006, o el Primer Premio de Poesía Villa de Aranda (2007). Asimismo tiene en su haber el Premio de Poesía del Certamen Literario Villa de Azuqueca (Guadalajara), un accésit del Certamen de Relatos ‘Nosotras y Ellos’ por la Igualdad, de Ledesma (Salamanca) y el tercer premio de Poesía Villa de Salobreña (Granada) 2006, entre otros. Tiene 12 libros publicados.
ENTRE LÍNEAS
(DESIGUAL)
A veces veo palabras escondidas detrás de las palabras
como si pretendieran guardar su desnudez de la intemperie,
o acaso ser misterio y no evidencia,
o tal vez simplemente
disfrazarse de olvido hasta que el tiempo escampe.
Pero nada se escapa, nada queda perdido en sutilezas,
velos o disimulos,
porque nada es del todo indescifrable
y entre líneas asoman los flecos de la incógnita.
Hay palabras que se unen a propósito para no decir nada
aún diciéndolo todo.
Parece que dormitan una siesta de invierno
y bostezan ficciones en los bordes del aire
hasta que una mirada (incisiva, decidida a encontrar el hilo del enigma) descubre sus secretos.
Y cómo me cautivan sus silencios arropados de brumas,
la calidez que emanan desde su lejanía,
el modo en que despliegan su mensaje a pesar de que encierran corazones translúcidos.
Y es que justo ese punto donde todo converge,
donde el significado cambia su anatomía
y envuelve su carcasa en un manto de tierra
se me insinúan detrás del camuflaje sin recato ninguno
(saben que mi razón de ser es su horizonte).
A veces los renglones se salpican de cábalas,
se llenan de autovías, de campanas, de peces.
Se llenan de agua con guijarros bajo los soportales,
de umbrales compartidos en un cajón recóndito
o de sombras que alumbran la vuelta de la esquina.
Se llenan con las huellas de unos dedos insomnes
que trasladan ensueños apenas germinados de un recipiente a otro, trasladan ilusiones, ahuecan los bolsillos, despiertan el sentir amodorrado por ese cotidiano transcurrir atestado de bridas.
Hay palabras que aúllan detrás de su hermetismo,
detrás de cortinajes, o vallas, o desiertos donde ocultan los dientes.
Palabras que desgarran antes de ser palabras
(antes de pronunciarse, antes
de haberlas siquiera imaginado),
palabras que deambulan un instante por el nidio sendero,
y luego se escabullen porque la realidad les resulta insoportable.
A veces veo renglones infinitos (apenas escalables)
donde tiene cabida un universo, renglones que rebosan,
que se inflan y ensanchan, que patean el espacio con sus pies de charol
hasta hacerse un camino más allá de los mapas.
Zigzaguean ociosos por los poros abiertos del papel
(piel de perplejidades)
y sobre todo, hablan. Hablan de autovías y peces y campanas,
de umbrales y de sombras, de tiempo, tiempo, tiempo
detenido en el blanco crisol.
A veces las palabras se disfrazan de gozo, de cascabel,
de payaso con una gran sonrisa dibujada en la cara,
de placidez envuelta en un momento dulce
cuando en verdad solo sienten tristeza.
Y cuando siento su oscuro chapoteo por la página
trato de construir (gota a gota) el maremágnum de sus conjeturas
y espero, con los ojos empañados de asombro,
hasta que surge irreductible el arcoíris.
ACCÉSIT DEL PREMIO
José antonio Santano (Baena, Córdoba, 1957). Es Graduado Social por la Universidad de Granada y Técnico Superior en Relaciones Industriales por la de Alcalá de Henares, así como Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Almería.
Autor de quince libros de poesía, narrativa y antología, ha sido Premio Internacional de Poesía “Barro” (1993.), Accésit Premio Internacional de Poesía “Rosalía de Castro” (1998), Finalista Premio Nacional de la Crítica y Premio Nacional de Poesía (2000), Premio Andalucía de la Crítica “Ópera Prima” de Narrativa (2005), XIV Premio Internazionale di Poesia e Letteratura “Nuove Lettere” (2009) y X Premio Internacional de poesía “Luis Feria” (2008)
Ha dirigido la Revista Literaria de carácter mensual “Cuadernos de Caridemo”, de Almería, años 2003-2204 (24 números) y alterna la poesía con colaboraciones en revistas, prensa. Pertenece a las Juntas Directivas de la Asociación de Escritores y Críticos Literarios de Andalucía y de la Asociación Colegial de Escritores de España-Andalucía (ACE)
INICIADO
Quien custodia la palabra
es porque ya caminó por su misterio.
A.P. Alencart
Todo es silencio en esta hora gris,
claro abismo de sombras en los filos del agua,
frontera y muro, exilio y muerte.
Al fondo,
la tragedia de los días, un rumor de sílabas
y sangre, el dolor de la herida
que mana de los labios, la tinta
azul de la palabra
asaltando la blanca piel del pergamino,
su desnudez de siglos.
Nada y nadie
ciñe el vuelo de los dedos, la levedad de su tacto
en los espejos,
el bravo bramido de la bruma en el río que ya no es río
sino hielo, lava o cieno que ahoga la esperanza,
fulminante rayo que arrebata la vida,
toda ensoñación.
Vuelve la noche
-atronador silencio-
a los orígenes, al caos de la nada y el todo,
lenta, muy lentamente, envuelta en humo
y en misterio,
tamizada del aire y la tristeza que habita en las pupilas
y forma una estela de letras y signos
–agonía de soledades-
sobre el manto nevado de la página
–babel de sueños-
o en las ramas de un tiempo huido para siempre.
¿Dónde te ocultas en esta hora turbia
y honda, dolorida, ceniza y llama,
que no hallo luz
que me guíe en la certeza, hacia la magia
de un alumbramiento definitivo,
capaz de arañar el tiempo
que dura ya esta aventura
de abrumadoras tempestades?
¿Dónde la voz argéntea y primigenia,
su armonía de bosque y selva en los crepúsculos
que las sombras dibujan sobre el jaspeado mármol,
y en los bustos broncíneos se ocultan siglo a siglo,
de natural siempre,
dónde, en qué lugar se halla,
en qué espacio o tiempo, universo, vida?
¿Dónde, así de fondo, descubrir la causa,
el origen,
la raíz, el germen,
ese instante único de lo creado,
de la existencia misma,
de la razón de ser
que no sea destello solo sino esencia pura,
éxtasis,
revelación,
cegadora luz,
febril delirio
invocando todos los nombres en uno?
¿Cómo y cuándo sucedió todo,
ese relámpago de oscuridad
o tiniebla, esa luz adormecida del silencio
horadando los valles,
esa nube de polvo añil sobre la esfera girante,
circular,
ese río sierpe que baña las orillas selváticas y virginales,
esa infinitud de la mar y sus dones,
esa arboleda prendida a la tierra en sus raíces
y en la hondura del tiempo,
esa voz de aire en su vuelo eterno;
cómo y cuándo las montañas y el cielo,
los astros y planetas,
ese temblor primero de los labios en brasas,
ese murmullo voraz de los desiertos,
ese arcano canto de los ángeles,
esa lluvia incesante de aromas y colores,
esos días de imantado asombro?
Decidme, ¿cómo y cuando nacieron los silencios,
por qué todo fue distinto en ese instante?
No existe más fiero dolor que el de tu ausencia
en esta austera y fría celda cielo
donde espero ansioso tu llegada.
Ha mudado en misterio tu silencio
y tu voz se ha hecho alma, hoguera,
trascendida palabra, palabra revelada.
TERCER POEMA MÁS VOTADO
Boris Rozas nació en Buenos Aires (Argentina), y es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Valladolid. Sus libros de poesía hasta la fechason: Bagajes del alma (2004), Lleno del mar (2005), Hemisferio Sur (2007), Huyendo de este jardín, me encontré con el viento (2009), Ragtime(2012) e Invertebrados (2014). Su obra aparece ya en varias antologías, entre las que podemos destacar: “Poesía Española. Una Propuesta. De la Generación del 68 a la del 2000” (2008), “La Hora Sagrada. XIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos” (2010) y “Corazón de Cinco Esquinas. Junta de Castilla y León” (2010). Ha obtenido, entre otros, el I Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador (2013), el Premio Sarmiento de Poesía (2007), Primer Premio del XXXIII Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro (2012), Accésit del Premio de Poesía Ángel Miguel Pozanco (2007), Finalista del XXII Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma (2012), Primer Premio de las XLII Justas Poéticas de Laguna de Duero (2013), Primer Premio de Poesía del XVI Certamen Poético “Villa de Ermua” (2010), en dos ocasiones Accésit del Premio Nacional Hernán Esquío de Poesía (2011 y 2012), “Botijo de Plata” en las XLVI Justas Poéticas de Dueñas (2012), Primer Premio XV Certamen Poético del Barrio de Torrero, Zaragoza (2012), entre otros.
EFÍMERA CALIGRAFÍA DE LAS NOCHES
La palabra ante la palabra retoma el vuelo
el camino por el camino
desdice lo andado a pulso,
coinciden la mañana y el domingo
en enredos felices y gratuitos,
la buhardilla del recuerdo
no es ya tanto mi casa
como así el joven parque
que rodea tus efímeros dedos.
La palabra ante la duda
moja la tarde de gestos
que acortan el camino,
la mañana presume amenaza de olvido,
calza mi recorrido
con sandalia de otro viajero,
la buhardilla se ha cerrado
tirando la llave al río
espasmo de la tarde abierta
canto afinado de la noche
al vacío.
En el viento. En el viento sin nombre van todas las palabras
incendiadas en este llanto de mi puño y letra,
como bandadas de estorninos pintos
cruzando el mar en busca de otro nido
que decorar con flores y hierbas frescas,
recogidas las letras de la caligrafía de tu boca
con el borde lacrado de tus labios
tocando el firmamento de mi mejilla.
Carecemos de ortografía a este lado de la ensenada,
llegan contadas las alegrías a la noche
de alas oscuras, como vulgares pinzones
a la caza de semillas enterradas en verso
los jóvenes consumimos insectos
con apetito discontinuo,
somos los animales más toscos
de esta tierra, poetas en base al agua
que morirán junto a los muros
ansiosos como la hiedra.
En el viento. En el viento sin nombre
fluye la libertad robada a golpe
de antropologías, yace el gregario
timonel de naves a la deriva
pintando el mar con ecuadores imaginarios,
sintiéndose subespecie de hombre
que perdura en la inmortalidad
de los peces.
Carecemos de tallado para esta piedra,
mastaba truncada por la arboleda diurna
de ojos compuestos, llega la poda
de verano como guadaña
de negro corte
al pie de la montaña sin dueño,
los vivos nos hacemos daño
remando sin dirección alguna.
De dentro. De dentro vienen los gritos
que hoy disimula este alma,
claros de luz cenicienta
amontonados en libros, bosques
otrora primarios
donde ahora habito y redundo
en mí mismo,
este libre tratado en el que me he
convertido
trata de entender todas las sombras
antes de partirse en dos
cruzando el mar
en busca de otro nido.
Miembros del jurado y representantes de la Hernandad de Cofradías de Peñaranda, presidida por Moisés Pérez
marzo 25, 2015
Hay poesía de calidad porque hay un jurado de calidad. Felicitaciones a los poetas y a la entidad organizadora de un premio que lleva tantos años concediéndose. Un logro que debe resaltarse.