Jesús Cabel en Cuzco junto a una casona levantada sobre edificación inca
Crear en Salamanca se complace en publicar una muestra de la poesía más reciente del peruano Jesús Cabel (Lima, 1947), poeta, ensayista, investigador literario y profesor universitario, licenciado en Química por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Doctor en Administración por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. En esta obra reunida se encuentran, entre otros, su celebrado libro “Cruzando el infierno”, por el que obtuvo el Premio Nacional “Poeta joven del Perú” en 1975; o su profundo poemario “Cuarto austral”, escrito y publicado en Tacna el año 2012. También libros que parcialmente aparecieron en revistas y que ahora ven su publicación completa y definitiva, como es el caso de “Espejismos”, su último libro, escrito en 2018 y publicado ahora por vez primera. La labor de Cabel como ensayista y antólogo es amplia y reconocida (Con el Premio Nacional “Amauta” del año1987, por ejemplo), donde se pueden citar “Desdoblando el paisaje. Proceso de la Literatura desde el Mundo Andino Peruano” (2015), “César Vallejo/ Correspondencia Completa” (Universidad Católicia del Perú, 2010 y Pre-Textos, España, 2011), “Mural bibliográfico de la poesía peruana/siglo XX” (2009), “El Hipocampo y sus palabras” (2009), “Palma, la tradición y el tiempo (2008), “Fiesta prohibida: apuntes para una interpretación de la nueva poesía peruana 60-80” (1986), entre otros Ha sido becario de la Biblioteca Internacional de la Juventud (Munich, Alemania) y de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (Salamanca, España).
Entre 2002-2006 fue Director General del Instituto Nacional de Cultura-Ica, hoy Ministerio de Cultura. Ha integrado la Comisión de Orden y Gestión de la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann (Tacna) y la Comisión de Gobierno de la Universidad Nacional José María Arguedas (Andahuaylas), en el cargo de Vice Presidente Académico, el mismo que actualmente ocupa en la Universidad Nacional de Juliaca. Cabel es miembro correspondiente de la Academia Peruana de la Lengua, miembro de número de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil y miembro de número del Instituto de Investigaciones Ricardo Palma.
Foto de José Amador Martín
ESPEJISMOS
3
Somos tan hondos, tan profundos y umbrosos.
Cada estrella es un sentimiento olvidado,
y hasta el fin de esa extensión,
mora la desdicha.
Inermes igual que un anciano sin forma
y con una angustia inmensa de huir
a no sé dónde.
Somos una luz hecha de sombras,
siglos de sangre y la orfandad de guerras
inútiles.
Pero me fui purificando.
Mantuve enhiesto y vivo el destino humano
a través de los siglos.
Sobreviví a una ilusión que jamás comprendí.
Estoy colmado de tiempo.
Produzco el agua que beben los niños,
el aire que necesitan los animales,
la belleza del más sorprendente y pensativo
crepúsculo.
Absorto en la oración
me instalo en la profundidad.
Foto de José Amador Martín
4
La vida es como una sombra
alimentándose de esperanzas.
Buscamos sin saber qué buscar,
ardemos al contacto
de nuestros orígenes.
Nos consumimos hasta las cenizas
por algún suceso secreto.
Llameamos hasta existir
y nuestra alegría llega al futuro.
Vivir es escuchar esos repiques
de campanas solitarias
en un valle oscuro,
sin palabras que inventar
ni gestos sacudiendo los recuerdos.
Cazados siempre por la razón,
pero el corazón muere a cada
instante
para que podamos ver.
5
La antigua casa que formó los límites de la edad
tiene sed de vida.
Está ubicada en el centro de la existencia.
Sus paredes limitan el universo.
Parte de ella está en sus rincones olvidados.
Fue construida con pétalos, marfil y lágrimas.
Es el lugar exacto donde la dicha creó
un hombre real
con materiales de sensibilidad.
Es amplia y espaciosa como las ideas
que se impregnan con sabor a creación
en sus paredes.
Amo los objetos que me rodean.
La cama me esculpe mientras duermo
y moldeo con las manos el cuerpo transparente
e ilusorio de mi mujer.
Ella ya no existe en mi memoria.
Es mi casa, en fin, el fruto del cual me alimento
y cuando acabe me abandonaré en el vértigo
del vacío
para ir definitivamente
a la tumba.
Foto de José Amador Martín
7
Una mujer desnuda, desnuda
de su indumentaria de sumisión y seducción,
está desvalida como mis labios
o como su razón,
aferrada a la historia de nuestro amor.
Nómbrame para poder morir en paz
y habitarte en la plenitud del silencio.
Aíslame de la civilización,
conviértete en una breve llamarada.
La memoria sigilosa teje la piel,
las otras partes de tu cuerpo
y te hace tan real que puedo tocarte
desde más allá del futuro.
Sin embargo sigues viva porque estoy vivo.
No hay escapatoria para ninguno.
En la vida te tocará el tacto de mis ojos.
En la muerte mi mano de gas misterioso
se posará en tu pubis.
Jesús Cabel y Nancy Morejón en el Ayuntamiento de Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)
14
Alguno será como yo
empolvado de vacíos.
Alguno mirará por la ventana
las hojas de un viento errático,
como un ave
cruzándole el sístole.
Alguno amará
con todo el negro del odio
o el azul de la intuición,
o el verde del milagro:
la materia armada del instinto
que nos burla y nos repite
desde siempre.
18
Sé de memoria a la primavera
en sus aires olorosos
pero la veo sin historia y sin tiempo.
¡Cómo quisiera ver al mundo cuando desemboca
en la piel, la cabeza y mis manos!
El tiempo es un ataúd que me acompaña
desde que nací.
Estoy abrumado por la palabra, la visión
y el latido de un corazón mecanizado.
Cada atardecer habito en ti
despojado de toda redención.
Hay ideas que no resisten pasar
del sueño a la vigilia.
21
Es el invierno en mi ser.
Aquí yazgo en la intimidad sombría,
apenas alumbrado por un cálido recuerdo.
Regreso al amor.
Algo me nombra con su voz
diluida en las estaciones duras.
Algo me sigue,
con el dolor de las primeras ideas.
Algo me escucha y creo estar
aguardándote
con el ánimo detenido
al otro momento de la muerte.
Es el invierno, seguramente.
Foto de José Amador Martín
22
Un río nocturno fluye por la tristeza.
He caído de pronto a la profundidad
de una noche interior.
Estoy inerme en el sueño
y alumbro desde la luna.
Náufrago en la oscuridad del tiempo.
Recuerdos innumerables
como los granos de arena del desierto
me invaden hasta hacerme sollozar.
Estoy solo y extraño.
Agito el mundo,
cruzo por las pasionales aguas caudalosas.
Mi edad es traspasada por un rayo de luz.
Sangra mi vigilia por los ojos
desesperanzados.
Palpito tal vez en un cadáver.
Me trago la verdad
y soy apenas un sonido.
28
Con el candil en la mano
me asomé a la puerta amanecida.
Estás sentada sobre un presentimiento,
con los ojos abiertos y dormidos
por una obsesión mortal.
Ignoras el rumbo de la navegación.
Estás perdida en la noche negra
y tormentosa,
en la naturaleza de los espejismos.
Apareces y desapareces por encanto.
Es tu voz en el inalámbrico
negándome que existo
en el beso sudoroso de tu sueño
Es inútil luchar contra la música
que viaja desde el instinto.
Somos, oh mujer,
la última estatua del tiempo.
El poeta Jesús Cabel
34
He vuelto a la esencia.
El núcleo es algo exterior,
más palpable y digital.
Floto en el agua calma:
su vibrar, mis ritmos y principios.
Transmuto mi vitalidad
en sus momentos vibrátiles.
Desde el fondo del sueño
he probado la hiel del infierno.
Huésped de las historias más dulces.
Soy un sol dormido
dentro de la voz del agua.
Escucha, es el silencio.
38
Mujer oscuro vértice del olvido.
Mujer pétalo de luz calcinada.
Mujer botella de mar en el tiempo.
Mujer tallada en la imaginería primitiva.
Mujer flotando en la aventura.
Mujer agujero terrenal de letras.
Mujer sueño de altas soledades.
Mujer cálida plenitud en el laberinto
de los años perdidos como un beso.
Mujer de lluvia en los ojos abismales.
Mujer indómita diluida en el
amanecer.
39
Soleado, solitario y polvoriento.
Lobos terrenales e invencibles
surgen del propio corazón,
blando y dulce como una fruta.
Ignora qué hacer y qué sentir.
Es una víctima de la naturaleza.
Devoran su alma en holocausto
y sufrimiento,
pero la ciudad diamantina permanece
incólume,
tiene la consistencia indestructible
de una mirada ajena.
Este es un eterno apocalipsis
donde esperas y esperas la ilusa derrota
que jamás llegará.
44
Pronuncio tu nombre
y cada palabra es un espacio diferente.
En la tristeza todo desaparece.
Llueve el espíritu de dios.
Un ave bebe de esa agua
y muere agitando las alas de ángel.
Aburrida de divinidad, loca de absoluto,
esta ave es el corazón soledoso.
La gravedad del orbe embriaga el espíritu,
que se dobla como una flor sin mundo.
Ingreso a un éxtasis alucinante.
Las cosas cotidianas no están en el ser.
Aquí los ríos arrastran peces con rostros
de hombre
y la mujer es el agua, el elemento.
La vida sin dios está llena de cárceles,
cárceles de materia para el espíritu.
45
Caído del árbol de la especie,
maduro en el centro del amor
echando llamas por las manos,
incendiándome de metáforas.
Amenazado
cuelgo del peciolo
por el viento o por el aletear
de los pájaros y de las mariposas.
Es maravilloso este bamboleo material.
Cuelgo como si fuera a caer
pero ya descendí.
Ahora me preparo para la felicidad.
Amo tu voz desde el origen.
Quiero fundirme en tu mirada
de palo rosa o de flor color café.
Foto de José Amador Martín
46
La puesta del sol es una locura.
¿Huele el frío
sobre la realidad?
¿Huye el otoño
de mis pequeñas alegrías
Palomas desbordadas
en vuelo hacia la muerte,
para no volver jamás
y solo una gota del deshielo
es mi cadáver.
Estoy mirándolo, lo veo.
Foto de José Amador Martín
47
Oigo a la naturaleza
llamar vegetal a dios
y desde la raíz
se oye el sollozar
de las palabras:
espejismos.
SOBRE “CUARTO AUSTRAL”
Marco Martos
José Martí decía que el intelectual latinoamericano se ve obligado a ejercer distintas profesiones u oficios. La realidad, decimos ahora, nos obliga a ser polifacéticos. Jesús Cabel tiene el alma renacentista y contemporánea. Formado en química, una inconsciente búsqueda del azufre rojo, lo ha llevado a hallar el oro de las palabras. Letrado, ha traído a la literatura el rigor de las ciencias exactas. Tal vez por eso, muchos tienen la imagen de que es un investigador literario, lo que no deja de ser verdadero. Pero su centro personal es la poesía, ese género literario que es la esencia de todos los géneros. Ahora con este poema “Cuarto austral” nos da prueba palpable de su sensibilidad, de su manejo esmerado de la lengua castellana, de la soledad del individuo que, aunque refugiado en su habitación, herido de amor, está a la intemperie, sometido a todos los vientos y a todas las tempestades.
Falla, Puccinelli, Carrillo, Alencart, Cabel y Alencar, en el Instito Porras Barrenechea (Lima, 2014)
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