Alfredo Pérez Alencart retratado por Paola Castagna, en Mantua
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar este comentario que, sobre la antología ‘Para Después / Per il domani’, de A. P. Alncart, ha escrito Lilliam Moro (La Habana, Cuba, 1946), Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador 2017. Ella salió de Cuba en 1970, vivió en España más de cuarenta años, y desde 2010 reside en Miami (EE.UU.). Estudió Magisterio (Instituto Pedagógico Makarenko) y Letras y Artes (Universidad de La Habana). En España se dedicó a la edición y las artes gráficas y realizó ediciones críticas-didácticas de clásicos de la literatura como Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes (1977); El Lazarillo de Tormes, Anónimo (1977); La Celestina, de Fernando de Rojas; El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina (1977); La vida es sueño, de Calderón de la Barca (1977); Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega (1977); La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón (1977); Poema del Cid, Anónimo (1977); Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes (2002), entre otras. Poeta y narradora, su obra poética comprende La cara de la guerra (Madrid, 1972), Poemas del 42 (Madrid, 1989), Cuaderno de La Habana (Madrid, 2005); Obra poética casi completa (Miami, 2013), Contracorriente (2017), El silencio y la furia (2017) y Tabla de Salvación (2018, Betania). También tiene publicada la novela En la boca del lobo (Madrid, 2004: Premio de Novela Villanueva del Pardillo).
Para después – Per il domani
PALABRA A LA INTEMPERIE
Escojo este verso del poeta Alfredo Pérez Alencart para comenzar el comentario sobre su hermosa antología Para después, publicada en coedición por las editoriales Hebel y Betania, donde se nos ofrece una muestra de su poesía, también con traducción al italiano realizada por Gianni Darconza, Stefania Di Leo, Beppe Costa, Martha Canfield y Gabriel Impaglione.
Y es que ese verso es como un destello de la esencia de su poética, hecha de palabras directas y versos exentos de innecesarios ornamentos, una palabra desnuda, escueta pero suficientemente directa y abarcadora, capaz de transmitirnos con discreta vehemencia su clamor ante el ruido del mundo —la intemperie a la que se está expuesto—, de aparente construcción sencilla, como ese espléndido verso como llama de luz en el poema (uno de mis preferidos) a Fernando Pessoa: Árbol ardiendo, todavía. Porque detrás de ese logro final está la labor del hacedor de versos: Y más que / repetir palabras // las lijé, como un humilde / carpintero // en su taller, según expresa en “Taller”, recogido en Regreso a Galilea, para puntualizar las claves de su arte poética.
LA ÉTICA COMO PUNTO DE PARTIDA
“Prefiero escribir de lo que raspe mi corazón” ya constituye una declaración de intenciones, porque hay una conciencia a ultranza que permea toda su obra. Siempre he creído que un poeta, aun el más rompedor en contenido y estilo, es un moralista. Alfredo Pérez Alencart quiere dejar claro, como una poética de vida, la situación del hombre dentro del mundo, el necesario rescate de los valores humanos sustentado en sus derechos intrínsecos, que incluyen su dignidad en el trabajo, el desprecio a las adquisiciones materiales porque … no pugnas / por lujos y prebendas, así como la referencia a la envidia, el valor de la amistad —La amistad no admite desalmados—, y la imprescindible compasión, la redención a través del Amor, el doloroso tema del desarraigo que conllevan las migraciones, esedolorde los que solo buscan un mínimo de sobrevivencia…pero en su obra también está presente el amor de pareja y el simple gozo de vivir la parte bondadosa de la existencia.
Alencart junto al poeta y traductor Gianni Darconza, en Urbino (foto de J. Alencar)
LA DIGNIDAD EN LA SOBREVIVENCIA
Para Pérez Alencart, el individuo es un ser inmerso en la realidad de la sobrevivencia, y ha de transitar por ella sin menoscabo de su dignidad. El poeta comprende ese … temor a la indigencia de la mano de la humillación que puede acompañar a la pobreza, pero no en detrimento de sus derechos básicos (“Despido a los cincuenta” en Hombres trabajando, y “Ojalá que nunca te suceda”) y que se vuelve compasión estremecedora en el poema “Humillación de la pobreza (Niño de tres años vendiendo chicles)”, que muestra su parentesco con la esencia de la poesía de su paisano el gran César Vallejo, aun cuando éste se expresa a través de una ternura desgarradora: Otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano y Pérez Alencart prefiere un decir menos dramático: Otra vez la gente / agolpándose en el centro / de mi corazón.
Intenta convencer a los más desfavorecidos de que Cuando la equidad / esté en el corazón de todos, / entonces el trabajo del hombre / levantará un nuevo paraíso (“Hombres trabajando”), espiritualizando la ética protestante capitalista decimonónica.
Ser honesto / es la debilidad que te hace fuerte, es un valor fundamental que permea toda la esencia de su obra. Asimismo exalta la importancia de la amistad: La amistad no admite desalmados, y la reafirmación de la buena voluntad para evitar la guerra: Hermano, / estés donde estés, / abre los puños / y que no vuelvan / las armas a tus manos, // […]y que en ti se agigante // la benevolencia. (“Invocación”). En ocasiones se expresa con cierto tono bíblico: ¡No lancéis más piedras / porque os dolerán las manos // No os inflaméis / simulando preocupación / fraterna: // ¡Un hilo de espuma en la boca / demuestra vuestro acecho. (“Advertencia para envidiosos”).
Alencart en Urbino (foto de J. Alencar)
EL DRAMA DE LAS MIGRACIONES
Y quién mejor que este peruano integrado a la castellana Salamanca para conocer lo que implican las migraciones: No importa / que vengas o vayas: // siempre te seguirá / un trozo de suelo. (“Migrancia”). Pero hay desarraigos sumamente dramáticos para aquellos que… de nuevo son / expulsados // (esta vez sin culpas), porque su tierra natal es su referencia del paraíso perdido, a lo que añade en “Campo de refugiados”: Y estos niños // ¿qué combates perdieron / sin haberlos provocado? Migraciones que conducen hacia tierras que no son de acogida, o hacia la muerte: perseguidos y moribundos / por tantas fronteras // […] y no basta el perdón / para olvidar su lenguaje / asesino. (“Holocausto”).
OTRA REALIDAD ES POSIBLE
Pero en la inclinación mística de la poesía de Pérez Alencart también hay un espacio para expresar, agradecido, los dones de la vida, en algunos poemas de bucólica armonía que recuerdan la Vida descansada de fray Luis de León, así como en los versos de salutación al vino “Con el vino me hablo de tú”: la nueva esencia / con la que me hablaré / de tú, sílaba / a sílaba, // en confianza. Y también al amor en esos largos versos magníficos de “Mujer de ojos extremos” que necesita para mi vida individual y colectiva. Dones que se manifiestan cuando se logra pasar al otro lado de “Lo más oscuro”: Y oscuro / jugar a la vida / descolgados / de la rama // del Amor. Porque existe esa otra Verdad que deja atrás el ruido del mundo, la soledad de estar a la intemperie: Acércate ahora / a la tierra más / iluminada,// al camino / por el que nunca / te has perdido. Entonces sabremos que la pérdida del Paraíso ha sido solo una ilusión.
Los poetas Umberto Piersanti y A. P. Alencart (Foto de Jacqueline Alencar)
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