Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar el pórtico y el primer poema del nuevo libro del poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Universidad de Salamanca. El libro acaba de aparecer bajo el sello editorial de Edifsa, con pintura de portada de Miguel Elías, también profesor de la Usal. Alencart es autor de una obra poética ya reconocida y ha sido traducido a 25 idiomas. La rueda de prensa, para anunciar la aparición del libro, se realizó el pasado viernes 22 y en la Sala de la Palabra de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Con el poeta estuvo Julio López, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Salamanca. El acto de presentación al público será el mes de septiembre venidero.
Pinturas y dibujos de Miguel Elías
Fotografías de José Amador Martín
Alfredo Pérez Alencart
Con permiso del autor reproducimos el pórtico y el primer poema del libro que rinde homenaje al Quijote.
INSCRIPCIÓN
Nunca hay hartazgo cuando persiste el saboreo. Así los nutrientes que he ido succionando de los múltiples reservorios que se acopian en El Quijote, bien por el don o ingenio de Cervantes, bien porque el hidalgo tiene algo de todos los que nos aferramos más a los ideales que a lo inmediato material; a la utópica justicia con libertad, sí, pero sin desdeñar la experiencia que cercena dignidades; a la prodigiosa imaginación, sí, pero también a la realísima crónica social que nos toca vivir…
Hace dos lustros escribí estos poemas. Luego los puse a reposar en el arcón, como recomendaba Horacio. Ahora los expongo, no como un homenaje más, de los muchos que inundarán el vasto continente de nuestro idioma. Lo mío es un humilde tributo de lector y aprendiz de poeta: por ello estos versos vivos donde galopan no sólo Alonso Quijano y el señor Panza: también verán a Jesucristo y Unamuno; Dulcinea y Jacqueline; Elías y mi padre y mi hijo y yo mismo; mi Salamanca y mi saudosa selva… Soy mestizo y, al entrañar la magna Obra, no dudé en mezclar lo de aquende con lo de allende, lo del 16 con lo del 21.
Les dejo cuarenta textos de voltajes distintos e interpretaciones múltiples, siempre de hondo sentido: tanto los veinte que aparecen al lado derecho de vuestra vista, como los otros veinte, más transparentes en principio. El 41 es guinda de un doble Amor.
Vuelva algo de poesía al Hidalgo poeta.
- A.
Marzo y en Tejares (2016)
EL PIE EN EL ESTRIBO
I
No soy el enajenado sobreviviente disfrazado de risas
ni el que se pudre en un escorial cualquiera
dolido en la punta del cráneo
escribiendo despreñadas palabras sobre la piel
del gigante desfallecido que vestigia su peso
si multiplicas tres dígitos del alma
proceso y magnitud de la secreta estatura
de los encantamientos cintilaciones fantaseos
del lamedor de azafranes escudando fuegos
de variados flancos omnívoros de honradez
No me confundas no olvides mi costumbre vertical
por muchas lunas sin meterme en un caja
galopando chacachap trapp trapp chacachap
con la última bandera que tartajea en el aire
pretendiendo honor en vez de monedas lloviznadas
en el propio enclave donde se oxigenan mis pulmones
molineando pródigamente por tantísimos terruños
que brotan de la ínsula firmamento de mi aquí
de mis ancestros de mi lámpara divina
de mi allí que impulsa a abotonarme al idioma
ya aliento de páramo y saudades de selvas
No partas sin gestarte dentro de mi lengua o en la tutoría
de imágenes que son mordeduras fabulosas
velas y dulces violines tramos largos de un viaje
a lo mucho interior que al ojo abierto embaraza
CUATRO LECTURAS
UN POEMARIO LLENO DE FORTALEZAS
A LA GRUPA DEL QUIJOTE
(Juan Mares, Colombia)
“La poesía tal vez se realiza
cantando cosas humildes”
Miguel de Cervantes Saavedra
Hay libros para todo y muy pocos para todos. Singular paradoja que se me antoja luego de leer un texto fortificado, lleno de referencias y reverencias a lo humano, a lo divino, a Cervantes y a los personajes del Quijote: a todo un enjambre de espíritus de este mundo y del otro.
Hablo de “Al pie del estribo”, texto del poeta Alfredo Pérez Alencart, texto que lleva a evocar páginas imbatibles de Walt Whitman, es un texto rollizo puesto que la cantidad de páginas no son las que dicen de un poemario fortificado o no. Es la pasión allí percibida como una ebriedad con el temblor del colibrí frente a la flor.
Hay novedades en la forma, como un ritual del posmodernismo tributado a la esencia modernista de quien se devanó los sesos hasta perderse en la locura de las transfiguraciones palimsésticas, de un autor contado que contaba sus andanzas ya soñadas y recreadas por Cervantes con el escudo de Cide Hamete Benengeli que al final fue Don Alonso enajenado en Don Quijote, truco memorioso de donde se debe haber nutrido un numen como el de Borges, ese otro inventor de personajes.
Y valga la pena, sin que esto implique vergüenza literaria sino aprendizaje para tratar la vida narrándola con todas las herramientas de la literatura, o parafernalia como argüirían los dramaturgos y para ello el Alonso Quijano como alter ego de nuestro Manco de Lepanto; motivo para un canto ponderado de nuestro poeta Alencart. Y cuando digo “nuestro” no lo digo porque sea americano de ascendencia el autor de estos versos, sino por ser este caballero un ciudadano Universal. Un autor traducido a más de unas tantas lenguas no puede ser gratuito.
El poemario está constituido sobre el andamiaje de una estructura propia de quienes se aventuran a la búsqueda de nuevas formas visuales para llevar los contenidos a la retina de los lectores. Se combinan literales con numerales para asignar las mancornas de poemas, que simbólicamente van apareados cara contra cara. Los breves, van desde la perspectiva del ojo izquierdo al abrir la página, algo así como Don Quijote representado en esos versos de manera estética, la sobriedad de las flaquezas tras el escaso sueño y poco que yantar. Semiótica de la forma que nos habla desde lo profundo del arte del poema.
Al otro lado los de versos mayores, los numerados con romanos, es la evidencia de Sancho Panza ponderado y rollizo, de hombre leal que a lo último solo espera que su amo se levante y salga de nuevo a andar, y en Cervantes por la prosa y por el verso. Ambas partes son motivo para salir a cervantear. (Algo se camufla aquí de James Joyce, de Cortázar y de Saramago, de Guimarães, pues dentro de los sincretismos literarios algo nos permea). En los poemas flacos a la manera quijotesca, los literales son un homenaje al abecedario y a Cervantes, intensión latente en todo el texto. Además, es también una celebración a Salamanca en gratitudes, como lo hizo el de Lepanto con el Lazarillo, La Celestina, a Colón (un poco camuflado).
En cada literal está inmersa una intención, una alusión a alguien desde la transparencia que permite el poema tras sus versos. Miremos:
En el literal (d), el motivo es Jacqueline ; en la (f) se pueden ver desde una polisemia semiótica a Colón, la gran ciudad y por supuesto a los migrantes que han atravesado el océano en cualquier dirección; Literal (h) se evidencia la divinidad como fuego del espíritu; el correspondiente a la letra (I) es la continuación del anterior y donde se plantea la poesía como un camino a Dios, el libro es la biblia : “Contiene historias de luz y sílabas de sangre”.
La (j) es dedicada a la familia: “Heredas el amor del ancestro: guárdalo bajo llave.”; en la (k) está la fe; la (l) es la poesía dando testimonio de los días; la (ll) es un caso especial, me trae a memoria un verso del poema más famoso –de todos los tiempos- del parnaso colombiano: Canción de la vida profunda. Veamos: “el escudero” “ve opacas las monedas del daño”- dice el verso de Alencar-, en el otro de Porfirio Barba Jacob Dice: “…en rútilas monedas tasando el bien y el mal” y dejemos que esto viene a cuento pues en el Quijote la línea de sentido religioso es fornida y sustanciosa y sigamos con el alfabeto y sus múltiples representaciones sintetizadas en clave poética.
La (n) representa el entrañamiento por lo conquistado en franca lid: un lugar en el mundo luego de deambular y ser éxodo. Y digamos que en la (o) es un poema de secretos, de signos encriptados, de metáfora encantada, de equilibrio para el eufemismo delicado, pero es el hombre el que está allí dando el testimonio de su visión del mundo como un consejo contra los afanes, pues todos los males están dentro del que los padece y no nos podemos acostumbrar al dolor pues llega entonces el pusilánime, el enajenado y es mejor rascarse la conciencia, sanar la herida y llegar al perdón luego de no “ perseguirse a sí mismo”. Así se va desglosando cada instante del poema alfabetizado en un rasgo de la condición humana, en un axioma. El poemario es denso y de cada texto se puede llenar una cuartilla de observaciones para degustar con un buen vino, en un ritual del intelecto.
El texto opuesto como unidad bipolar de dos en uno para un mismo homenaje, un mismo dolor, una misma reconciliación con el mundo y una misma alegría. Contiene 20 poemas y una ñapa o breva en el pináculo del cucurucho de chocolate: el dedicado a Jacqueline, la esposa del poeta. Al igual hay un poema dedicado en especial a su amigo de colores, trazos, fondos, volúmenes y difuminaciones hasta lograr las transparencias él, el románico IX: Miguel Elías.
Con el manejo del lenguaje ocurre lo evidente de la evolución del mismo dando origen a muchos términos que de sustantivos pasan a verbos en infinitivos y sobre todo cuando de nombres propios se trata. Es claro -¿a quién no le gusta dulcinear? Verbo dulce en todo sentido para paladementizar ideales de ensueño. Rezagos del amor cortés. Y que tal eso de “migueleando quijanamente”, toda una belleza de malabarismo lingüístico que da embrujo al poema y trasciende al homenajeado en sus andanzas y que aún está “Al pie del estribo”.
Aparece en uno de los poemas, no menciono cual, un hermoso oxímoron que se suma al inventario lingüístico que se puede sacar de todo el texto como una línea de sentido para el divertimiento de nuestra lengua castellana: “Mentir siempre con la verdad”. Y ya es una máxima como perla para que perdure en el tiempo y evocar la sentencia de cervantes: “La verdad anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.” Un símil que canturrea para una clase de química.
Alfredo Pérez Alencart y Julio López Revuelta
En el capítulo XII tenemos una definición que enmienda el alma para purificar el rito: “La poesía es levadura para el anticuerpo litúrgico del que ama la vida y se hospeda en la muerte.” Es la severa advertencia de nuestro transito efímero dando conciencia de ello. La poesía amaina los temores a la muerte, da fe de su transcurrir ineludible y nos reconcilia con la vida como unidad social. Y si no, veamos en el capítulo XI esa recriminación a los gentiles, a la gente que dilapida sin conciencia social, sin amor por el próximo, por el prójimo. Da testimonio de esa aventura: “…Mi brújula es una memoria que tiene / la edad de Cristo y por eso me voy a cruzar las noches / con un puñado de luciérnagas…/. O esta otra de verdadera decantación literaria: “…un exorcismo donde mi lengua vive el Verbo / no a las diez ni a las tres / sino a las veinticuatro del páramo de todos los cánones /…” Donde este verbo con mayúscula le da una polivalencia al término de tal manera que adquiere el valor de lo divino y lo humano.
Aquí son muchas Las líneas de sentido para profundizar un estudio del poema, aquí, a vuelo de golondrina veranera dejo constancia de una lectura casi salteada como para ir, como el lazarillo, de piedra en piedra cruzando el Tormes.
Cuando en uno de los poemas finaliza con su presente agradecimiento y dice: “Salamanca hermosa luciérnaga de piedra”. No solo es el lugar es todo lo allí acontecido incluyendo allí la posible estadía de Cervantes, Juan de Yepes, Teresa de Ávila y de carambolas al iniciador del ordenamiento de la sintaxis castellana: José Antonio Martínez de Nebrija.
Al pie del estribo es un breviario de la palabra sacra del poema breve que aliviana el viaje y del poemario del chorro fértil donde danzan las palabras como sacadas de una mina de ellas. Por último, digamos, Al pie del estribo, tributa aprecios que generan encantamientos por la lectura, nuestra lengua, las amistades, la fe y el compromiso social del poeta.
Poema épico para múltiples interpretaciones con la densidad del uranio para ionizar cada pensamiento, cada palabra, cada sílaba y cada letra y genere la energía suficiente que ilumine todo espíritu y lo llene de bondades.
Juan Mares (Guatapé, Antioquia, 1951. Seudónimo de Juan Carmelo Martínez Restrepo). Licenciado en Español y Literatura por la Universidad de Antioquia. Desde 1968 vive en Apartadó, donde fue profesor y director de la Casa de la Cultura. Actualmente es profesor de cátedra en la Universidad de Antioquía (Sede Urabá). Entre sus libros publicados están: Poteas y pirantes (1987); Voy a ver pantalla chica (1989); El árbol de la centuria (lª ed. 1996, 2ª ed. 2004, 3ª ed. 2011). Es coautor de Entre la savia y la sangre, recopilación poética de Apartadó (1996), Kalugrafías del instante (2009), Ritmos del equilibrista (2011); Hojas de caladio (2013) y Policromías literarias (2013). Ha participado en diversos encuentros literarios, como la Feria Internacional del Libro (Bogotá), el III Festival de Poesía Salvador Díaz Mirón (México, 2013) o el XVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos (Salamanca, 2014).
Alfredo Pérez Alencart
ALFREDO PÉREZ ALENCART
Y SU LIBRO DE ALTO VOLTAJE POÉTICO
(Enrique Villagrasa, España)
Todos recordamos estos versos de Cervantes (a su pesar), “Yo, que siempre trabajo y me desvelo/ por parecer que tengo de poeta/ la gracia que no quiso darme el cielo…”, que me vienen a la memoria tras la lectura de El pie en el estribo (Edifsa), del reconocido poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, Perú, 1962) afincado en Salamanca desde hace muchos años. Creo en el quehacer poético de Miguel de Cervantes, no he entendido nunca esa autocrítica de falsa modestia, me parece, como creo en el quehacer de Alfredo desde la humildad y hermandad de su verso. Y creo en la reivindicación que hace el poeta Pérez Alencart del poeta Cervantes, con su palabra y sus versos cuidados: unos con signos ortográficos y otros liberados, solo con el ritmo que marca el hecho de ser poeta abierto al cielo y la tierra, porque “Desciendo del carro para subir a la alfombra de vapor”.
Pues, bien, es ese no sé qué del poeta Alencart que anida en toda su poesía lo que seguramente me ha hecho recordar esos otros versos de Cervantes y que como él nuestro poeta escribe y lo que escribe no deja de ser un manifiesto social, ético y estético como es la novela de don Quijote, entre otras muchas cosas y guardando las distancias que haya que guardar, o al menos así me lo parece. Y así me parecen que son estos 20 poemas de ocho versos de arte menor que jalonan las páginas pares, y en esos otros 20 poemas de 25 versos de arte mayor, que ocupan las paginas impares: de distinta hechura los dos grupos, con pinturas de Miguel Elías, que acompañan y de qué manera a esta poesía que nos empuja a la cúspide, a ese lugar donde se dirimen los conflictos de la existencia: donde anida el amor y para esto la coda final o el poema Mordisco para una resurrección, dedicado a su esposa Jacqueline.
El poeta es y se hace cómplice con el lector y crea imágenes memorables que sí le dicen y mucho a todo aquel que se acerca a sus versos. Un poeta que hace gala de su libertad como autor. Su poesía es acción, no solo palabras. Así, pues son 40 textos de intensidad variada y poliédricos en su lectura: de gran calado: “Ante mí cabalga un quijote cuya figura tiene de sancho”.
Es, y no cabe de esto ninguna duda, un libro de alto voltaje poético que rezuma amor a las querencias del autor, con poemas laudatorios a sus amigos queridos, ficticios o con nombre y apellidos, familiares y maestros admirados: Alonso Quijano, Sancho Panza, Dulcinea, Jacqueline, Miguel Elías, a su padre y su hijo, como no puede ser de otra forma, por la Salamanca (precioso poema VI) que le acoge y donde ejerce la docencia universitaria, y no se olvida de su nostálgica selva peruana, ni, por supuesto, de Jesucristo, ni de Unamuno, ni de Juan de Yepes, Teresa de Cepeda, Juana de Arco, el Zorro, el Cantar de los cantares… ¡Cuánto contenido en una sesentena de páginas!
Así, pues, un libro escrito con la paciencia y la soledad del orfebre, pero sin barroquismos ni adornos innecesarios. Un poemario contemplativo y meditativo a la vez, que observa la naturaleza y se funde con ella. Unos versos en los que las palabras se buscan y se rozan como pedernales, haciendo surgir una chispa iluminadora. En definitiva, un canto del poeta que ama y descifra el lenguaje para después intentar la comprensión de sí mismo: “En otras edades/ la soledad en avalancha/ llenará tus días.”
Tenemos pues, ante nosotros, un libro de gran calidad y belleza donde la mezcla de las diferentes estructuras poemáticas conviven con naturalidad con versos desnudos y contundentes: “No se agota la tinta de los quijotes”. Es un poeta con excelente sentido del ritmo y sus poemas dan cuenta de la variedad de formas. Esa musicalidad está al servicio del poema para gozo del lector. Entre otras cosas se reflejan aquí el amor y el paso del tiempo y hacen de El pie en el estribo una lectura deliciosa.
La poesía de Alfredo Pérez Alencart entra por los poros y se adueña de nosotros y nos acerca a la de Miguel de Cervantes: “Vayan, pues, los leyentes con letura,/ cual dice el vulgo mal limado y bronco,/ que yo soy un poeta desta hechura”.
¡Gracias por escribir tamaños versos, poeta, y continua con tu quehacer: “Quijoteando voy por el ojo de tu aguja hasta pasar al cielo”!
Enrique Villagrasa González (Burbáguena, Teruel, 1957). Poeta, periodista y crítico literario, residente en Tarragona: ha publicado más de veinte poemarios, como Línea de luz, La ofrenda, Sílaba del anochecer, Memoria impenitente, Límite infinito, Palabra y memoria. Su última publicación es Lectura del mundo (Isla de Siltolá, 2014). Ha sido traducido al inglés, ruso, francés, italiano y árabe. Ha sido incluido en varias antologías y traducidos algunos de sus poemas a otros idiomas: al árabe por Khalid Amraniy; al francés por Belén Juárez y por Geneviève Baudry; al italiano por Emilio Coco; al húngaro, por Szijj Mária; al inglés por Rosa Lafuente; al ruso por Tatiana Mamaeva; al chino por Huaping Han; al rumano por Elena Liliana Popescu; al croata por Željka Lovrenčić; y al portugués por João Rasteiro y Carlos Castilho Pais. Colabora como crítico en periódicos y revistas literarias.
Alfredo Pérez Alencart dedicando el libro a Pilar Fernández Labrador
EL PIE EN EL ESTRIBO
(Alberto Hernández, Venezuela)
1.
Alfredo Pérez Alencart se alimenta con la voz del Quijote. Cabalga con la poesía y se reconoce en cada uno de los rincones por donde aquel viejo soñador y loco descubrió su impronta. Por eso –y sin dejar resquicio por donde no haya espiritualmente estado el personaje de Cervantes- el autor peruano-español desliza sus versos sobre el polvo de Castilla y los convierte en un libro que se adueña de los lectores y los hace formar parte de una “historia”, que jamás termina, como la misma obra en la que el citado personaje de la literatura universal se ha hecho inmortal.
Este poemario de Pérez Alencart, El pie en el estribo, tiene como referente inmediato a quien hemos mencionado arriba. Publicado por la Editorial Edifsa en los Talleres Lope de Salamanca, en 2016, con ilustraciones de Miguel Elías, contiene cuarenta poemas en el que viejos acentos se apropian de las páginas a través de Sancho Panza, Jesucristo, Unamuno, Dulcinea y algunos miembros de su familia, como parte de un tiempo que es uno solo en la mirada y sentir del poeta. La misma ciudad de Salamanca y la selva peruana destacan en estos versos que forman parte del permanente homenaje que Alfredo Pérez Alencart le ofrece a la tierra de sus antepasados. Libro tributo auspiciado por sombras y luces que se trasladan en un solo tiempo, en una sola geografía, en una sola intención: no perder la ruta de aquel aventurero que nos sigue representando.
2.
Dos voces provienen de un mismo soplo poético. Dos voces, una en versos cortantes y cortos, y otra abigarrada, fundida en imágenes, en paisajes y acciones cuyos personajes se dejan ver en cada uno de ellos, en los versos que no tienen límite de expresión.
El pie en el estribo es el ánima de Don Quijote, el de su cabalgadura, pero también el del silencio del clima, el del frío salmantino, el de la inflexión de quien se siente en un exilio con el que se conjugan muchos horizontes, distancias y soles. ¿No era acaso don Alfonso Quijano un exilado? ¿No buscaba compañía en un Sancho que lo oyera y complementara sus alucinaciones? ¿No era Dulcinea un trozo de esa alucinación, un pedazo de historia que aún sigue siendo parte de la despedida del antiguo caballero esquelético de la Mancha?
Por eso el alma de quien escribe este libro es tan inquieta. Cada verbo, cada adjetivo así lo indican, lo señalan con el dedo de accionar el muy local universo de esa España que se descubrió como carne y hueso de nuestra genética cultural.
El autor así lo escribe, como si se tratara de él mismo envuelto por la bruma de la osadía:
Veo un subalterno emprender misión peligrosa una noche/ de clarines pegado al polvo pegajoso del miedo…
3.
Desde la escritura habla con alguien que le responde. El mismo silencio es la respuesta. La voz oculta de quien sopesa el miedo se comunica con otras voces que andan y desandan por el “asombro del mundo”.
Estos 40 textos, bifrontes y de tonos dispares, se confrontan para simular el diálogo que traspasa el misterio, el que cabalga solitario y luego se tropieza con él mismo. Y como si se tratara de un acto de prestidigitación, las metáforas se deshacen en las páginas frente a una “realidad” que la hace la auspicia en su momento: “la cara al fémur del destino”, surreal espasmo que facilita el devenir de la voz que lleva al costado:
Van y vienen, / ampliando tus horas de guardia// Así te fue, así te va/ en la Historia/ que nos apacienta, // lejos de crónicas baladíes, / lejos de alardes/ que estallan al atardecer…
Nos enteramos como testigos de algunos rasgos biográficos del viejo quijote, que podrían ser los del mismo autor, “quijoteado”, curtido por el tono y el acento de la geografía salmantina. El lector se trasviste en monólogo, en recinto oscuro y solitario, en un hombre que aparece como un doble, con dos rostros donde habita el dolor:
…esta osamenta que me cruje cual penumbrado arcón…
Voz vieja, voz de quien ha vivido como personaje literario y ahora como habitante de una ciudad en medio del dibujo de muchas aventuras. ¿Cuántos dicen en estas páginas, cuántos hablan? ¿Cuántas sombras se pronuncian en correrías y caminos, lecturas, sueños y páginas del pasado? La poesía, jinete que se adentra en el mundo escrito, el dejado por quienes aún suenan en los oídos de la tierra:
Abro el romancero y me creo un Bertoldo / Abro otros librajos y ya soy amadís y galaor / Péname mi rostro de Quijano si no remienda tu amor…
Y así, a punto de subir a la montura, el poema cortante, sin ambages:
Hoy te salvó / la oscura prisa/ del lobo, // su antojo de presas/ desprevenidas// ¡Cuídate / del brillo engañoso / de sus dientes,
Y al voltear, el jinete, el que coloca su bota en el estribo, mientras el rocín, el viejo y entumido caballo, la bestia interior inquieta también, respira desde la genética donde se amontonan los gritos de la topografía castellana, abierta y espléndida, y una jauría, el águila cazadora, una extraña cámara fotográfica y textos que moran en el polvo asedian el poema y lo construyen. El mismo poema se alienta con la rapidez de quien busca afanosamente el reconocimiento afectivo del otro. ¿Un Quijote que le habla a Sancho? ¿Un poeta que se habla dos veces, él Quijote, él Sancho? Jano verbal, las dos caras de un mismo sujeto que se interpela, que juzga con sonidos su presencia en el mundo.
4.
La ciudad también está presente en estos versos. La vieja polis, la “piedra milenaria” donde “se oyen extrañas pisadas”. La ciudad, la amada ciudad universitaria y siempre alucinada: “Salamanca hermosa luciérnaga de piedra”. Y un poco antes, un viaje, en el poema anterior. La ruta del Quijote, la fuerza vital de quien aún cabalga con el pie en el estribo, amarrado a sus sueños, a sus alocadas lecturas, a su intransigente comportamiento contra la injusticia.
Y si es la ciudad, Unamuno, icono de fabla y costumbres, quien a diario camina con las manos a la espalda, con la mirada de águila puesta en calles y en el silencioso Tormes. La voz dura del viejo profesor, quien es “sintaxis de Dios”. El poeta cabalga con los versos, relata el paisaje de adentro y el de afuera, el que descubre el ojo y se revela en primera persona. Y con esta manera de allegarse, el amor y el tiempo.
La mujer, la dama de esta historia, una y múltiple, Dulcinea y quien hace vida con el que escribe, las voces con que afirma su existencia. La voz que se aferra a la espera de quien deberá bajarse del rocín y dejar que la imaginación las siga imaginando.
La soledad, entonces, es también un personaje.
Un poema final cierra con estos versos:
Hegemonía de la resurrección / porque somos cicatrices de lo que ha sido azul o vagido carnes todavía terrestres…, dedicado a la fidelidad casera, a la mujer que vive con los libros y el hogar, porque Dulcinea sigue esperando hacerse otra realidad.
Alberto Hernández (Calabozo, 1952), poeta, narrador y periodista. Egresado del Pedagógico de Maracay, realizó estudios de postgrado en la Universidad Simón Bolívar (Caracas) en Literatura Latinoamericana. Fundador de la revista literaria Umbra, es colaborador de revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Su obra literaria ha sido reconocida en importantes concursos nacionales. En el año 2000 recibió el Premio “Juan Beroes” por toda su obra literaria. Ha representado a su país en diferentes eventos literarios: Universidad de San Diego, California, Estados Unidos, y Universidad de Pamplona, Colombia. Encuentro para la presentación de una antología de su poesía, publicada en México, Cancún, por la Editorial Presagios. Miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo, Venezuela. Se desempeña como secretario de redacción del diario “El Periodiquito” de la ciudad de Maracay, estado Aragua, Venezuela. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al italiano y al árabe.
‘EL PIE EN EL ESTRIBO’, DESTELLOS Y ECOS
(Omar Castillo, Colombia)
En el libro El pie en el estribo, de Alfredo Pérez Alencart, nos encontramos con dos líneas de poemas, cada una visible tanto por la extensión de sus versos, como por la manera y la forma de su escritura. Los primeros, agrupados por letras del abecedario de la a hasta la r, son poemas breves de destellos rápidos dados a la aprehensión del rayo donde cunden y destilan sus imágenes, y es entonces cuando sus palabras nos dicen de la luz que pueden albergar y proponer cuando revientan a la realidad que pretende toda poesía, como cuando un rayo se abre y nos pone ante sus luces y penumbras, ante la carga de su instante único. Los segundos, caracterizados por una ausencia de puntuación que les da un ritmo propio y agrupados por números romanos del I al XX, son poemas narrativos que acuden a la descripción de vivencias y al diálogo dado en los filos de situaciones íntimas y comunes, las mismas que se suceden en paisajes fluyendo entre una época pasada y la actualidad de un mundo que poco ha mudado en sus realidades esenciales, es decir, en un tiempo donde se aúnan los sueños, las utopías, las fatigas y las derrotas de la estirpe humana, sus huellas y sus ecos. Unos y otros poemas están elaborados en versos sobrios, de tonos y dibujo nítido, cuyas atmósferas y ámbitos resultan próximos para un lector atento, dispuesto. El libro cierra con el poema “Mordisco para una resurrección”, texto de versos libidinosos, filtrados por entre los pliegues de la vida cuando esta se hace carne de realidades y de asombros, “pulpa y ambrosía” palpitantes, eco de resurrecciones y albedríos.
Estos son poemas que encuentran su inspiración en esa épica curtida por el humor, por la risa en ascuas que presenta Miguel de Cervantes cuando le da sentido a la visión que del mundo y sus tramas nos da a través de su novela Don Quijote de la Mancha. Épica ahíta en el esperpento y en el histrionismo de una estirpe que así ampara sus razones y modales, su forma y sus maneras de ser y de imponerse. De ahí el título de este libro: El pie en el estribo, y vale agregar, en el estribo de las hazañas quijotescas y de cuanto nos implican y comportan en la algarabía del mundanal mundo de hoy. En la escritura de estos poemas las palabras son hiladas buscando establecer un tejido donde albergar el misterio y el abrupto de la idiosincrasia humana, también su revelación. Con este libro el autor no busca transformar la imagen arquetípica que en el suceder de la historia de la literatura significa Don Quijote, empero sí nos propone escenas dónde reconocerse en los rasgos que de ella nos caracterizan y comportan.
En estos poemas de Alfredo Pérez Alencart se refleja la visión de la realidad que surge de las íntimas épicas vividas por los seres humanos que buscan alcanzar su noción participativa en el mundo como escenario para la vida. Entonces los suyos son versos cuyas enunciaciones nos llaman sobre la vigencia de las palabras, sobre su fuerza convocante del tiempo ubicuo del poema, ese, donde la ontología de la vida se comporta próxima a la revelación y al ocultamiento, en esa pulsación que nutre y devora, entrega y reclama. En estos quedan las palabras como huellas donde la realidad y la otredad se ven en su presente y en su desaparición, en su continuo vital.
En este punto vale recordar la frase inicial de la “Inscripción” que el poeta nos pone a la entrada de su libro: “Nunca hay hartazgo cuando persiste el saboreo”. Frase que me permite recordar lo necesaria que se hace en nuestro tiempo una poética que responda al sabor del saber, a la digestión de ese saber, más que a su huera acumulación en las bodegas de la usura. Por hoy quedémonos con las sílabas, las palabras, las imágenes, las atmósferas y el decir que nos entregan estos poemas en su atrevimiento por las analogías que convocan y nos comparten.
Omar Castillo, (Medellín, 1958). Poeta, ensayista y narrador. Algunos de sus libros publicados son: Obra poética 2011-1980, Ediciones Pedal Fantasma (2011), Huella estampida, obra poética 2012-1980, el cual se abre con el inédito Imposible poema posible, y se adentra sobre los otros libros publicados por Omar Castillo en sus más de 30 años de creación poética, Ambrosía Editores (2012), el libro de ensayos: En la escritura de otros, ensayos sobre poesía hispanoamericana, Editorial Pi (2014) y el libro de narraciones cortas Relatos instantáneos, Ediciones otras palabras (2010). De 1984 a 1988 dirigió la revista de poesía, cuento y ensayo Otras palabras, de la que se publicaron 12 números. Y de 1991 a 2010, dirigió la revista de poesía Interregno, de la que se publicaron 20 números. En 1985 fundó y dirigió, hasta 2010, Ediciones otras palabras. Ha sido incluido en antologías de poesía colombiana e hispanoamericana. Poemas, ensayos, narraciones y artículos suyos son publicados en revistas y periódicos de Colombia y de otros países.
Viloria, Cardona, Páez, Fernández Labrador, Pérez Alencart, Amat, Alencar y López
abril 25, 2016
Bravísimo, amigo Alfredo. No sabes cuánta alegría me da saber de tus logros y de tus libros. Ya me haré con un ejemplar de este Quijote Alencartiano.
abril 25, 2016
Rompedor poema, Alfredo.
Apetece leer el libro entero.
Las reseñas son de alta calidad
porque tu poesía se lo merece.
Saludos desde Bogotá
abril 25, 2016
Te felicito, Alencart, por lo mucho que haces por la cultura de nuestra Salamanca y por este preciso libro que seguro adquiriré.
abril 25, 2016
¡Qué hermoso regalo para Cervantes y para quienes amamos la poesía!
abril 25, 2016
Felicitaciones por el nuevo poemario, atractivo como todo lo que escribe Alencart.
abril 25, 2016
Libro oportuno y necesario, desde la poesía al poeta Cervantes.
abril 25, 2016
Enhorabuena, paisano. Es un orgullo constar su fecunda labor creativa y el mucho afecto crítico que recibe.
abril 25, 2016
Vayan mis felicitaciones más efusivas al poeta Pérez Alencart. Me han encantado las cuatro lecturas que nos ofrece Crear en Salamanca; también las pinturas de Miguel Elías.
abril 25, 2016
Bravo, Caro Alfredo!
E, peço, vá guardando o meu exemplar!
Abraços brasileiros,
Rizolete
abril 25, 2016
¿Y quién esperaría menos de ti, Alfredo? Un fuerte abrazo .
abril 25, 2016
Alfredo, me alegra saber que te has anotado un éxito más, producto de tu talento y laboriosidad. Fuerte abrazo, Carlos
abril 25, 2016
Muy buenos comentarios los cuatro. Lo cierto es que invitan a la lectura del libro de Alfredo Pérez Alencart. Gracias.
abril 25, 2016
Gracias, gran amigo. Te felicito por tu poemario «El pie en el estribo». Ya de saber que posee esencia quijotesca en el sentir es una gran sensación que incita a conocerlo. Salud y suerte, reitero los parabienes.
abril 25, 2016
Felicitações Poéticas
Amigo Poeta Alfredo Pérez Alencart,
É com imenso agrado e regozijo que leio o teu Poema e as notas escritas sobre a mais recente obra publicada no domínio literário: «El Pie en el Estribo», de certo um excelente conjunto de Poemas versando sobre esse personagem épico que é D. Quixote. Que a liberdade poética seja sempre o mote para prosseguir em frente!
Um Abraço Fraterno,
Paulo José Costa
abril 25, 2016
Es grato comprobar lo mucho y bien que se valora la obra del poeta Alencart. Enjundiosas críticas y hermosas pinturas.
abril 25, 2016
Saludos, Alfredo, y felicitaciones por tu nuevo libro, que espero leer pronto.
abril 26, 2016
Caro Poeta Alfredo
Que maravilha! A Poesia está feliz com mais essa obra de rico e luminar conteúdo, agora com andanças quixotescas. Felicito o estimadoamigo por esse livro que amplia sua trajetória poética reconhecida mundialmente.
abril 26, 2016
Cordiales y sinceras Felicitaciones.
abril 26, 2016
Grande mi hermano querido!!!
abril 26, 2016
Siempre me maravilla tu capacidad de trabajo, querido Alfredo.
abril 26, 2016
ENHORABUENA
querido amigo
abril 26, 2016
Felicidades, apreciado amigo!!!!!!! Me alegro por tu nuevo libro.
Un abrazo,
Željka
abril 26, 2016
¡Qué bueno, amigo poeta Alfredo!
Te felicito, pues mereces todos los éxitos.
abril 26, 2016
Parabéns, meu querido Alencart, por este livro quixotesco. Sabes que é também minha paixão. O afeto e saudade do Nejar
abril 26, 2016
Interesantes comentarios sobre tu obra, amigo Alfredo. Recibe mis felicitaciones por este nuevo título que ya se suma a tu amplia y variada poesía.
abril 26, 2016
¡Saludos, Alfredo!, Esto va a ser un baño merecido en amable posada, con buen pan, buenos vino y queso, y lecho luego.
Lugar encantado de caminantes quijotescos alencartianos. Porque, por curioso pastor de palabras que seas,
no creo que te apetezca arrinconarte nunca, a quedar como de alencartio aquijotado, por mas buen prestigio eso
te llevara. No es velocidad, es desplazamiento, y no paras, como le suceden las horas al dia, en relativa cesión de colores y parámetros.
Así tus versos, nos dan el brillo del ocaso y nos preparan en la penumbra del recuerdo literario, para renacer con el
resplandor de la aurona. ¡Gracias!
abril 26, 2016
¡Saludos, Alfredo!,
Esto va a ser un baño merecido en amable posada, con buen pan, buenos vino y queso, y lecho luego. Lugar encantado de caminantes quijotescos alencartianos. Porque, por curioso pastor de palabras que seas, no creo que te apetezca arrinconarte nunca, a quedar como de alencartio aquijotado, por mas buen prestigio eso te llevara.
No es velocidad, es desplazamiento, y no paras, como le suceden las horas al dia, en relativa cesión de colores y parámetros.
Así tus versos, nos dan el brillo del ocaso y nos preparan en la penumbra del recuerdo literario, para renacer con el resplandor de la aurona.
¡Gracias!
abril 26, 2016
¡Muchas felicidades! Tu alegría nos contagia y, si supiéramos, te diríamos cosas tan consideradas y hermosas como las que te dicen tus amigos artistas. ¡Un fraternal abrazo!
abril 26, 2016
Felicitaciones por este libro al poeta Alfredo Pérez Alencart.
abril 26, 2016
¡Enhorabuena, muy apreciado Alfredo!
abril 27, 2016
Querido Alfredo,
o rio da cultura e da poesia continua o seu curso, cada vez com águas mais fortes e estimulantes. Parabéns! Desta espero não faltar à apresentação do livro. Abraço e muitas saudades tuas e dessas «pedras douradas»… foi a designação mais bonita que já presenciei para nos referirmos à nossa querida cidade de Salamanca!
abril 27, 2016
Parabéns, caríssimo Alencart!
abril 27, 2016
Felicidades Alfredo. Veo que Dios sigue prosperando tu camino y me alegro mucho que este nuevo libro vea la luz. Un abrazo.
abril 27, 2016
Alfredo, un lujo tu nuevo libro, con esa poesía casi eléctrica. Me han encantado los comentarios que hacen los cuatro reseñistas.
Saludos y abrazos.
abril 30, 2016
Amigo Alencart: Celebro de corazón el éxito de ese libro tan espectacular a juzgar por cómo hablan de él otros escritores, profesores o poetas de otros países. tantos… Y esas publicaciones en 25 idiomas son envidiables. ¡Enhorabuena!
abril 30, 2016
Estimado Alfredo
un gran abrazo y felicitaciones
desde este sur colombiano
abril 30, 2016
¡Felicidades estimado Alfredo por este nuevo texto que sin duda tendré que buscar para leerlo!
abril 30, 2016
Maravilha, amigo Alfredo!
Parabéns pelo sucesso merecido.
Abraços.
mayo 1, 2016
Van mis felicitaciones, amigo Alfredo.
mayo 9, 2016
Con enorme placer he leído estos comentarios sobre la obra última de mi amigo Alfredo.