Vendrá la aurora cada mañana
A decirme que la luz esparce la vida
Que el cielo teje la plenitud
De los pájaros que lo vuelan
Y que el tiempo es raíz y rama
En el exilio de la nostalgia
Cada amanecer perdura en mi mirada
La mimbre de la esperanza y la ternura
El azúcar de la memoria deslumbrada,
Donde guardo los besos de la dulzura.
Jclp,
Martes, 3 de julio de 2012.
Cada madrugada me adentro en el umbral del poema que habita mis sueños. Allí reposan los espacios del alma donde la luz no finge. Luego, al cabo del día, las palabras se transforman en certezas de esperanza. Confieso que sólo el amor y la belleza pueden llenar mi vida. ¿Acaso la imagen del amigo creador y poeta José Amador Martín Sánchez no es la metáfora del tiempo y su destino?
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