Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar estos poemas inéditos que ha enviado -para el XXVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos- Juan Carlos López Pinto (Cantalpino, Salamanca, 1967), quien es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia, ha dirigido Radio Televisión Castilla y León en Salamanca durante dos décadas y tiene una larga trayectoria como periodista y gestor de medios de comunicación. Es miembro de la Academia de Televisión y ha estado vinculado por vocación a numerosas acciones en el sector educativo de Salamanca. En la actualidad es consejero editor de www.SALAMANCArtv.es TELEVISIÓN, plataforma multimedia informativa, que él fundó hace 10 años. Autor de los poemarios “El Cielo de las Libélulas’, editado por la Diputación de Salamanca y “Aguamiel y Filigrana”, un libro de poemas infantiles ilustrados destinado al apoyo de personas con daño cerebral y al colectivo que las acoge, la asociación salmantina de daño cerebral (ASDACE), de la que es usuario. Esta circunstancia personal le ha empujado a ser un activista a favor de la integración social de las personas con discapacidad en sus más diversas variantes. Lo hace ahora a través de la poesía e impartiendo charlas junto a los profesionales y usuarios de ASDACE. Ha publicado asimismo el poemario “La Luz del relámpago”, a favor de los niños con Cáncer” y “Alma Mater”, una antología poética para apoyar los programas de acogida de Cáritas Diocesana. López Pinto participa activamente en actividades socioculturales y foros poéticos. Es colaborador asiduo de la revista Papeles del Martes, que edita diputación de Salamanca
A MI CEREBRO LE TRATO DE USTED
He sentido su tempestad traspasándome,
he notado sus restos y jamases,
las traiciones que le hirieron,
indago en el contorno de sus neuronas,
me interesan los temblores burbujeantes
de su excitación y Alegría.
Sentí sus párpados hechos diluvios,
su desconsuelo hecho esqueleto,
su grito de vida que oyeron todos los astros.
Me entregó sus hendiduras y recovecos
y las carcajadas elásticas de su pasado.
De repente, un dolor intenso.
Fue una descarga de muerte
y a la vez una inyección de vida.
Me mostró todo lo que el mundo no le permitió soñar.
Me habló de las alambradas
cercando sus vacíos.
Me relató sus naufragios y sus conquistas.
Pese a todo, es un señor.
Por eso le trato de usted.
Alencart, Juan Carlos Martín, Muñoz Quirós y López Pinto,
en el Encuentro Los poetas y Dios (Toral de los Guzmanes, León)
UTILIDAD DE LAS ESTRELLAS
Transcribí sin preocuparme
por la existencia del paraíso y la utilidad del sol.
A los cincuenta y seis años no tengo
una salud perfecta, ni enigmas ocultos
que indiquen mi salvación.
Ha sido mi vida una selva inhóspita, trepidante,
a velocidad superior a la de la luz.
Por eso he descifrado la utilidad de las estrellas.
Una vez, hace siete años, viví sin patria que consuele,
con las manos vacías, clavadas a una cama de hospital.
Me quedó este oficio de escriba,
que no es malo, si me ayuda a sanar heridas.
Me queda también una navaja sobre el nervio
esperando un descuido del ángel que me dicta,
pero otro ángel me mira a los ojos y me dice
que también es útil la enfermedad, como la estrella principal.
Prefiero al ángel bueno, el que me da esperanza
para encontrar la arena cuando baja el mar.
Araría cualquier tierra o rincón del mundo
para que me devuelvan lo perdido.
Lo haría mañana mismo,
una vez descubra la utilidad de las estrellas.
PERDONARME
Hablo de buscar la luz,
de esas motas de polvo
que el sol hace visibles,
como nuevos planetas.
Cada vez más brillantes,
cada vez más ambiguos.
Iguales a nosotros.
No sé perdonarme;
he pasado a oscuras tanto tiempo…
Me gustaría nombrarme de otras formas
y disfrutar también de la penumbra,
del idioma sutil de las ruinas.
Guardar luz para mí.
Ahuyentar las pérdidas,
los deseos de pureza,
de alegría sin límites.
Confiar en la penumbra y perdonarme.
Hablo de mi historia,
hablo del desorden
y del fulgor minúsculo
de los tiempos pasados.
El perdón es como La idea de la luz.
ocupa mi amor
y lo devasta.
MAR AZUL
Poema Espérame,
porque volveré.
Espérame nunca quieto,
siempre salvaje,
siempre en movimiento.
Tu caos es mi calma,
tus gigantes olas
son mis pequeñas cosas.
No me ahoga tanta inmensidad.
Conserva sólo mis recuerdos,
que desde aquí yo los cuido
mientras te prometo que volveré.
Tú sólo guarda tu olor,
que yo ya viajo a través.
Tú sólo guarda la voz de tu sonido,
que ya hablaremos.
Tú sólo guarda tu arena
porque volveré
y te mostraré mis relojes,
y también que sólo era cuestión de tiempo
que me salvaras otra vez.
MADERO DE VIDA
Un madero, la roca, el sol, el cielo.
Un simple madero, tres clavos, una pregunta.
Un madero que traza un mapa en el tiempo, el buen camino.
Lo que orienta el paso del hombre, su viaje,
cruzando estrellas y mares, laberintos en cuerpo y alma.
Un sueño grande, antiguo.
Una quimera.
Donde aquel madero hoy una ciudad herida.
Muy cerca, Gaza, el árbol talado.
A las puertas de un hospital cualquiera,
al abrigo del árbol talado, quieto y mudo,
un hombre llora a solas la muerte de su hijo.
Sus ojos, velados por el humo de un cigarro,
escrutan el horizonte de tejados y cables, aspirando
hondamente, a pecho y hasta el fondo de la tristeza.
Como si en las volutas del humo
algo se le escapara entre los dedos, y así se despidiera
del trozo de carne que le arrancó la oscura,
apenas cumplidos tres años.
La muerte de un niño disloca el orden del mundo,
quiebra las reglas del tiempo y la memoria,
sorprende al hombre solo frente al misterio de la vida y la muerte.
Y la pregunta, al aire,
por qué no se fue antes el viejo que el joven,
el malo antes que el bueno, cualquier otro.
Por qué no él mismo, que ya vivió y casó dos veces
y tuvo dos hijos, antes que la rama tierna
que dejó un árbol talado y roto para siempre,
aunque de pie al borde del camino, respirando la tarde,
que ya muere.
Y yo, Señor, quiero esperar a los primeros rayos de luz
ante este madero donde está la vida.
Juan Carlos López Pinto en la Sala de la Palabra
(Encuentro de Poetas Iberoamericanos en homenaje a Unamuno)
LA HORA IRREVOCABLE
Que no llegue la noche
y os sorprenda con todo sin hacer
o a medio hacer.
No habrá mayor congoja
que un corazón vacío en la hora atroz,
en la hora irrevocable
en la que debería estar todo colmado.
¿Qué explicación daréis si alguien pregunta?
Y más que nada, ¿Qué podrás decirle
a quien tú eres cuando llegue el trance
de penetrar en lo desconocido?
Qué suceso más terrible. La verdad
relumbra en los momentos decisivos
y vosotros estáis viviendo uno,
y estáis rindiendo cuentas.
La verdad relumbra alrededor de vuestro hacer,
encontró su camino hasta vuestro pecho
e hizo en él su morada.
Conocisteis el hechizo de la luna;
tuvisteis entre vuestras manos otras manos,
las manos de la madre,
su suavidad indecible;
desde niño mirasteis
con asombro la montaña o la hormiga,
los árboles, las nubes y los ríos.
La realidad estaba ahí,
frente a vuestros ojos.
Que no llegue la noche y os sorprenda
con todo sin hacer o a medio hacer.
Juan Carlos López y Alfredo Pérez Alencart en el Ayuntamiento de Salamanca
Foto de José Amador Martín
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