El poeta y filósofo Jaime García Maffla
Crear en Salamanca se complace en publicar este comentario sobre el último poemario del maestro Jaime García Maffla. Ha sido escrito por Alberto Hernández (Calabozo, Venezuela 1952), poeta, narrador y periodista. Egresado del Pedagógico de Maracay, realizó estudios de postgrado en la Universidad Simón Bolívar (Caracas) en Literatura Latinoamericana. Fundador de la revista literaria Umbra, es colaborador de revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Su obra literaria ha sido reconocida en importantes concursos nacionales. En el año 2000 recibió el Premio “Juan Beroes” por toda su obra literaria. Ha representado a su país en diferentes eventos literarios: Universidad de San Diego, California, Estados Unidos, y Universidad de Pamplona, Colombia. Encuentro para la presentación de una antología de su poesía, publicada en México, Cancún, por la Editorial Presagios. Miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo, Venezuela. Se desempeña como secretario de redacción del diario “El Periodiquito” de la ciudad de Maracay, estado Aragua, Venezuela. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al italiano y al árabe.
Portada del libro, ilustrda por Luis Cabrera Hernández
1.-
Siempre habrá un mar y un barco. Siempre habrá un barco y un mar. Y alguien que le cante desde la borda. Siempre habrá un poeta, un bardo, una voz que use las palabras y el silencio para nombrar y hasta dejar pasar el barco sobre el mar. Y también estará la mirada del hombre que es poeta, dispuesta a descifrar la belleza y el misterio de todos los viajes, los interiores y los que rozan paisajes de la geografía bajo los pies.
En este trayecto sentimos el acento de Jaime García Maffla dedicado a Alfredo Pérez Alencart donde también aparecen los nombres de Álvaro Mutis, Roberto Juarroz, Francisco Cervantes y Adolfo Castañón, entre otros, quienes forman parte de cercanías trazadas en dedicatorias.
A bordo de un bardo/ De una a otra orilla de la mar (Hebel Ediciones/ Bajo Cuerda, Santiago de Chile 2017) es un libro dirigido a un poeta nacido en estas tierras de América del Sur pero que tiene su existencia puesta en Salamanca.
A bordo de todas las palabras, el poeta colombiano Jaime García Maffla estableció el calendario de una vida a través de poemas y cartas que cruzan el océano e inventan las orillas de ambos continentes a través del peruano que ha desarrollado parte de su vida en la hermosa ciudad universitaria española.
El poeta Alfredo Pérez Alencart con el poemario de García Maffla editado por Hebel
2.-
Rosa de los vientos, la gramática del afecto se asimila brazadas que van y vienen sobre la superficie inquieta del mar. De la Amazonia a Salamanca, un canto que toca la piel de una larga estadía en ambos continentes: la poesía abreva en este libro que tuvo en Alfredo Pérez Alencart la motivación para escribirse.
Por eso, para describirlo:
“Los poetas son como pájaros: / Ninguna cualidad aparte de volar y cantar,/ Ninguna posesión que no sea el aire…”.
Anclado en el “pensamiento de los otros”, el poeta que aquí es destacado forma parte de un “Tríptico de Salamanca”, la ciudad que enamora y atrapa, la que hace brotar la poesía y la amistad. Es el paso lento de Rocinante y la voz quebrada de Don Quijote quien elabora la cartografía de La Mancha en su empeñosa búsqueda amorosa.
El libro descubre la pasión verbal de quien le canta al otro desde la mirada puesta en el desierto, aquel que habita solo con cruzar un estrecho y verse en otro continente. García Maffla canta con todos los sonidos y medidas. Prosa y verso, conjuga y esgrime diferentes tonos y milagros en procura de que el poema sea parte del personaje que lo funda.
El poema es un barco. La poesía es el mar. Quien escribe el barco construye el poema. Quien navega en el mar inventa la poesía. A bordo de un poeta la imagen eleva la metáfora y alcanza ambas orillas, las une, las casa en un largo texto en el que viven otros nombres, otros personajes, recordados desde Guaymaral, donde se asientan los versos sobre el papel.
Nudo Agustiniano, de Edgar Negret
3.-
El tiempo también juega en esta motivación poética. Cumple su cometido anclado en un reloj, en las paredes limpias de la ciudad, en los distintos senderos que ha cumplido el amigo, en los asuntos referidos al viaje y a la permanencia en un lugar que por su belleza y sabiduría ya es sagrada.
El tiempo, que es también la poesía. El poema contenido en las vueltas que da el tiempo. En el circular espejismo de las palabras.
García Maffla así lo escribe:
“LA HORA
Hoy me ha mirado la hora que pasa
Y me he mirado al pasar de esa hora
Hoy la hora
que sabe de su paso
ignora todo cuanto su seno lleva
Hoy me ha mirado
el pasar a su pasado
Lo presente en la hora que a través mío pasé”.
Todos los tiempos verbales y los que se viven sin sentirlos. Todas las horas en un libro que cruza el mar en un poema y hace de la poesía un mar, dos orillas.
Jaime García Maffla y su esposa María Mercedes Arias, con sus perros Pércival y Lana, en Guaymaral
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