POEMAS DEL ESPAÑOL ÁNGEL DE LA TORRE. XVIII ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS. PINTURAS DE MIGUEL ELÍAS

 

1 Ángel de la Torre Ángel de la Torre

Crear en Salamanca presenta algunos poemas de Ángel de la Torre (Lucena, Córdoba, 1991). Es licenciado en Filología Árabe y ha publicado el poemario Uno partido (Vertical Ediciones, 2011). También ha aparecido en diversas antologías, como Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011), La vida por delante. Antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones en Huida, 2012) o La poesía posnoventista española en 15 voces (Online). En 2014 participó en el Festival de Poesía Cosmopoética.

En Salamanca quedó entre los veinte finalistas del II Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador” 2015.

Los textos forman parte de “He muerto… y he resucitado”, Antología del XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, coordinada por Alfredo Pérez Alencart, poeta y profesor de la Universidad de Salamanca.

 

 

 

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HORAS PÓSTUMAS

He aprendido a decir
algo más que aquí estoy
he venido
para quedarme.
Por ejemplo, a decir
tus ojos son amanecer
si me preguntas si pregunto.
Por ejemplo, a decir de nuevo aquí estoy
cuando los pies están al borde
y solo se discierne la caída.

O por ejemplo, a vacilar, titubear, finalmente
impactar cara a cara contra el suelo y entonces
preguntar la hora
como si subsistiera algo de ti en el tiempo.

 

 

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EL HOMBRE

Y sobre los campanarios, el hombre pone
huevos de tortuga
que van a dar al mar pero qué género
de hombres, uno que es agua contenida o uno que ve
la humanidad y se reconoce como barro, como boca
cocida en un horno
lamentándose de escasa pulpa

las grietas demuestran la inoperancia del tejido
las fisuras del género
ayer tenía un puñado de hombres y hoy mi mano es pasto

fluir dentro, estrangular la palabra una vez en la arteria
a veces
la marea desata el contagio y el hombre aumenta
humano.
*

 

Qué sabrá
el hombre de amargura
si ni siquiera se atreve a probar
su propia pulpa.

 
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EN UNA PLAZA PÚBLICA

Al fin
y al cabo, ¿no era todo esto
una forma de iluminación?,
quiero decir, el descubrimiento fue la luz
y después el calor,
o primero el calor y luego la luz,
pero qué importa, si no se trataba de descubrir,
más bien era despertar y, así –sin más–, encontrar
ceniza, por ejemplo, y tiznar el dedo,

alzarlo bien alto, que se viera,
y sentirse un iluminado mientras arde el hombre.
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DESPUÉS

Qué sabemos de la muerte. Se desprende
como la fruta del hueso o más bien
como una rama vencida por la nieve.
La ciudad permanece el calma. El grito,
no obstante, cuelga de la garganta. A veces
la costumbre hace de piel, ata la ficción, siembra
alguna tragedia. Me pareció oír algo.
Algo no.
Algo tal vez se oye desde la rama.

 

 

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LA SIMETRÍA DE LA CENIZA / AL CONTEMPLAR /
CÓMO AGITA / LA PIEL ROJIZA

Jamás ocurrió la simetría de los cuerpos
cuando ceniza
tumbados sobre la arena
y el viento arengando
para que la arena fuera otra arena
el cuerpo otro cuerpo
y unirse a la simetría que seríamos
si el sol no deslumbrara
las gafas las dejé en casa
era un instante
salir y ver cómo te deshacías.

 

 

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LAS EDADES DEL DESIERTO

¡Mira! Éste es un lugar donde no se puede tocar el violín.
León Felipe

Un vientre quemado
de la helada de ayer queda
al aire o voz abrazada en la arena.
En la orilla, mojar el labio se multiplica
en desiertos. Ahogarse es calmar
el agua. Al tiempo
un cosquilleo en la garganta
pone nombres de insectos a algunas tragedias
atragantadas en la sed.

Todos los desiertos tienen la misma edad,
todas las pieles.
Tantas partículas.
Nunca una ola.

 

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2 comentarios
  • Araceli Rivas Alonso
    octubre 6, 2015

    Además de poético es profundo y llega.
    Mii enhorabuena

  • MARIANGELES
    octubre 8, 2015

    Que preciosas poesías !

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