«Crear en Salamanca» acerca, hoy, la pintura de Bárbara Álvarez Fernández, joven artista asturiana que expone en la Sala de Exposiciones del  Espacio Joven (C/ José Jaúregui, 16) del al 15 de Abril.

«Pintura y grabado» es un pedazo de Bárbara en forma de óleo y tinta que recoge sus sensaciones propias. Una serie de lienzos, tablas y papeles que muestran una percepción dulce y dramática de la realidad: retratos, desnudos y paisajes descritos con un trazo empastado y expresivo a través de técnicas pictóricas y de estampación a punta seca y carborundo.

 

Sobre mí

 

   Tras muchos años jugando y revolviendo, hoy, dos de abril de dos mil catorce, tengo el gusto de poder abrir las puertas de mis rincones interiores.

   Soy una asturiana de veintidós años que siente la brisa norteña (también llamada morriña) aún a cuatrocientos km de distancia. Me encuentro en el último curso de la Licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, y qué rápido se pasa lo bueno. Cinco años de pringues, brochazos, rollos y rollos de tela y alguna que otra emoción de por medio.

   Inmersa en este mundo tan apasionante, tres años atrás decidí iniciar además los estudios en el Grado de Historia del Arte, completando así mis conocimientos adquiridos en dicho ámbito. Digamos que la cosa va de arte.

   A lo largo de mi etapa universitaria he podido comprobar un gran desarrollo de mis aptitudes artísticas. Así, he conseguido ir definiendo un estilo pictórico propio y expresivo que, aunque en constante evolución, se basa siempre en la mancha de color.

   Sobre diferentes tipos de soporte (desde madera hasta cartón), voy estableciendo una atmósfera íntima que determina el momento, y no otro. Me siento a gusto recreándome entre la materia y manipular la pintura a mi antojo creando texturas es uno de mis mayores placeres al crear.

   Esta última y enriquecedora etapa de mi vida salmantina me ha llevado a presentar mi primera exposición. «Pintura y grabado» es un conjunto de veintiuna piezas realizadas al óleo y con diferentes técnicas de grabado.

   Lo conforman una serie de pinturas tratadas de forma directa y trazo veloz, como se aprecia en la secuencia de tablillas de paisajes de lugares tan inspiradores para mí como Turku (Finlandia), los verdes «praos» asturianos o, por supuestísimo, mi querida Salamanca.

   Pero el paisaje no solo son horizontes, también es tiempo. Y así es cómo lo reflejo yo en el tríptico «Las horas del día». Tres obras en las que me aventuro esparciendo masas y contrastándolas con zonas acuosas que además se funden con el fondo.

   La figura humana también tiene cabida en este relato, pues guarda para mí gran significado. Y es que dichos óleos son tomados del natural mientras nadie miraba. Tomando como referente los cuerpos distorsionados de Lucian Freud y la efusividad de Chaïm Soutine (entre otros) decidí usar un conjunto de bocetos y llevarlos a cabo. En ellos, mezclo la ya comentada pincelada gruesa con ciertos toques de grafismo que aportan dinamismo al trabajo.

   En cuanto a los grabados, realizados entre Roma y Salamanca, siguen presentando, a través de las técnicas del carborundo y la punta seca, la temática de la figura humana.

    En definitiva, se trata de una pequeña parte de mi trabajo, y también una gran parte de mi ser, puesto que, además de esfuerzo y deleite, aquí se sienten mis sensaciones y circunstancias. Cierto es que muchas veces el estado de ánimo influye durante la acción, pero no debemos olvidar que también nos rodean un cúmulo de casualidades perfectas. ¿Y lo especial que es ir buscándolas? La verdad es que, ese sentimiento de sublimidad que produce la pintura, es inexplicable.

   Y es que, ciertamente, la pintura es lo que somos.

   BÁRBARA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

a Bárbara de Isaura Díaz Figueiredo ( Escritora)

Querida Bárbara, hoy has dado “tú primer paso”, sí,-el mundo del arte te esperaba-, un mundo complejo, lleno de curvas y rectas, prados relucientes cuajados de verde, y también de cielos plúmbeos amenazando borrascas, así es la vida. Deseo que éste camino sea largo y fructífero.

Al contemplar tu exposición, llenaste mi espíritu, cada vez que hacías comentarios  a algún cuadro, quise abrazarte junto a –tu obra-,  y aprendí a leer un lenguaje diferente reflejado en tu rostro. La emoción que transmitían grabados, lienzos, tablas y papeles, no eran más que tú, dulce, huidiza, búsqueda y seguridad.

A pesar de ser casi una dolescente, no encontré en ningún momento lo que dice Edrard Muncha –el grito-, no hablas de perdidas, ni muertes o enfermedades, eres luz lejos de tu tierra, dejas ver aquello que deseas se vea, controlas el  espíritu.

En algún cuadro quise buscar, revolver en “el cuarto de atrás” el verde del norte, esperanza, añoranza… ya no eres del Norte ni del Sur, eres de todos Bárbara, porque tu buen hacer ya nos pertenece, tú obra es de cada uno que nos acerquemos a contemplarla.

 Como ciudadana del mundo, no puedo escribir “el gato que está triste y azul”, ni recordar a Rubén Darío y su princesa está triste. Has dejado atrás brujas malvadas y manzanas que convierten a las jóvenes en zombis.

 Sabes lo que quieres y por ello luchas cada día, trabajo y constancia es lo tuyo, solo hemos de dejar descansar un ratito los zapatos del baile, para que al volver a ponerlos, estén mucho mas relucientes y nuestros pasos en esta danza, envuelta en tonalidades, las melodías suenen seguras, mientras los pies se deslizan sin agotamientos por nuevas pistas, “todo el tiempo del mundo” es tuyo y llenaras porque sabes hacerlo, de luz cada momento de tu obra.

Felicidades porque hoy todos hemos  podido recrearnos entre  retazos, intuir  intimidades, sueños…sentimientos, en definitiva hemos ganado una artista que emerge con fuerza.

Gracias Bárbara

Salamanca a  tres de abril de dos mil catorce

Fotos: José Amador Martín