“RESPUESTA A VIVIR EN EL AMOR” Y OTROS POEMAS DE YORDAN ARROYO PARA EL XXVII ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS

 

 

 

Crear en Salamanca se congratula en publicar esta muestra del poeta Yordan Arroyo, costarricense de nacimiento, ciudadano del mundo por vocación y convencimiento. Realizó sus primeros estudios universitarios en su alma máter Universidad de Costa Rica, a quien jura amar tanto como a los libros, a ciertas personas que se han convertido en su familia y a la Universidad de Salamanca, en donde actualmente goza de leer poemas debajo de las piedras. En 2019 recibió el Certificado de Oro del Ministerio de Educación Pública Costa Rica por su excelencia académica y cultural. Ha representado a Costa Rica, como poeta y como investigador, en diferentes países de América Latina y de Europa. Algunos de sus textos al sido traducidos al indonesio, griego moderno, inglés, italiano y al portugués. Es director de la revista Ajkö ki y colabora en diferentes medios literarios. Trabaja, actualmente, en el desarrollo de algunos proyectos de investigación y de escritura creativa.

 

 

 

RESPUESTA A “VIVIR EN EL AMOR”

 

A José María Muñoz Quirós

 

He contemplado la luz en la ceguera

la esperanza en el canto de un Tangara

la felicidad en la lluvia de los árboles

la bondad en la mirada de un Guacamayo

el pan y el vino en las orillas del Tormes

el temblor en la piel de las montañas

el abrazo en las alas rotas de una paloma

el camino en una carta escrita por Séneca

el asombro en una palabra aún sin traducir

y el lento pálpito en el silencio de los años.

 

 

 

NARRADOR ANCESTRAL

 

A mi querido hermano Minor Arias Uva,

poeta de la tierra

 

Por las noches escucho voces,

no me dejan dormir,

aunque después de escucharlas

(con los oídos de mi corazón)

las puertas de mis ojos se cierran

como los párpados de un ascensor.

 

Las estrellas no son iguales

desde que escucho susurros

saliendo desde la garganta

del suelo

hasta los pálidos dientes

de los árboles

que crujen por el frío.

 

Cuentan los chamanes

que del suelo nacen historias

(—quizás por eso, de niño

escuchaba chillidos),

mi abuela decía

que las mazorcas estaban tristes

porque sus hijos las maltrataban.

 

Hoy siembro mazorcas en el blanco suelo

que se pone triste cuando lo abandono

como triste se ponía mi abuela

cuando se encontraba una mazorca

llorando en las cicatrices del suelo.

 

 

 

“SÓLO SÍ ES SÍ

 

Si Penélope viviera hoy en España

seguiría tejiendo sus hilos de fibra

ahora con escote y minifalda;

destejiendo con tijeras de algodón

las aventuras que sólo ella guarda;

tejer y destejer ; destejer y tejer

arte de mujer araña, arena, agua

que se quita sus prendas

las teje en pieles de leones

y las desteje

con el sudor de sus lienzos ;

si fuera tejedora de nuestro siglo

ya no tendría por qué engañar

a Homero, el que duerme de día

a Ulises, el que navega de noche

ni a sus pretendientes;

los llevaría a todos a su templo

les bordaría naves en la lengua

se arrancaría las olas de su piel

y ante el regreso del errante

diría llorando en un juzgado

“ellos me obligaron a coser

sin pedir mi consentimiento”

y todos, sin derecho a nada,

serían castigados por el mar.

 

LA QUE FUI, LA QUE SOY

 

Nunca más he vuelto a oír hablar de ella

Manuel Altolaguirre

 

El olvido es una mancha

cambia de colores

a veces verde verde oliva

otras verde verde limón

y a mí que me borraron

por actuar con Franco delirio

bailo con la blanca Muerte

hechizando tu verde carne

con el aroma de esta Margarita

que se vuelve Pez en tu memoria

y nada hasta tu blanca boca amiga

haciendo de mi mancha una huella

de un ayer hecho hoy en tu saliva.

 

 

TRENO I

 

A la memoria de mi Quetzal dorado

 

Dice David Harkins

llorar porque se ha ido

sonreír porque ha vivido;

yo lloro con los ojos de los volcanes

porque te fuiste y te quedaste

en la lava que cae esta noche

del cielo que nunca es gris en mayo

porque siempre le gusta ser dorado

 

sonrío con las mejillas del alma

porque te amé y te sigo amando

con el pálpito de las hojas de los árboles

que se vuelven verdes cuando recuerdan

que tus abrazos fueron siempre de verano

que tus te amo fueron siempre de primavera

y que tu alma fue y será siempre de otoño.

 

Lloro porque nací llorando

y quiero volver a ser niño

para no dejar de abrazarte

y que sigas siendo mi cuna.

 

Sonrío porque las sonrisas son de recuerdos

y cuando yo era pájaro y me quedé sin nido

tú descosiste los hilos y las telas de tu vientre

y me hiciste un corazón de almohada con ellas.

 

Sonrío y lloro, lloro y sonrío

porque cada vez que lo hago

recuerdo que la muerte también tiene un lado de ternura

que aparece cuando quetzales de hermosas alas como tú

se marchan volando con un pedazo de nuestras montañas

en sus picos y en sus garras que se confunden con el sol.

28 de mayo de 2022

Salamanca, España

 

 

UNA NUEVA EXCURSIÓN

 

In memoriam: Fernando Salazar Torres

 

 

Amigo, nos avisaron de tu viaje

que llevabas una maleta de sueños

un salveque andaluz de mochilero

con poemas, cuentos, ensayos y novelas

que hablaban de Malīntzīn y de Cortés

de mozos, juglares, escribas y trovadores

que convirtieron tu pasaporte en gacelas

cuya piel duele al estrujarse en el adiós

 

mas no sabíamos que te irías tan pronto

a buscar los restos de Augusto

por los mares donde hoy nada tu silencio

o acaso la memoria de Colón y sus reyes

por los tratados donde yacen tus huellas

ni cómo lo harías,

por eso, nuestro fiel amigo, respóndenos:

¿fue en la Pinta, la Niña o la Santa María?

 

 

BORGES LEE AFORISMOS

EN LA GEOMÉTRICA TUMBA DE SPINOZA

 

A David Cruz

 

Si te lanzan tomates, prepara una ensalada.

Si te lanzan piedras, construye una muralla.

Si te lanzan balas, diseña un trofeo.

Si te lanzan a un río, aprende a nadar.

Si te lanzan al fuego, regresa bronceado.

Si te lanzan sal, conviértela en arena.

Si te lanzan polvo, vuelve a nacer.

Si te lanzan cuchillos, escribe un libro.

Si te lanzan golpes, que te crezcan músculos

[en la lengua].

Si te lanzan veneno, conviértelo en gasolina.

 

La poesía me enseñó que no son los versos,

sino los malabares que logras hacer con ellos.

 

 

 

 

 

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