‘PERDÓN SI TAMBIÉN HABLO DEL MAR’ Y OTROS POEMAS DE LA COLOMBIANA MÓNICA CARABALÍ RIASCOS

 

 

La poeta colombiana Mónica Carabalí Riascos

 

 

Crear en Salamanca se congratula en dar difusión primera de los poemas de la joven colombiana Mónica Carabalí Riascos, quien es Egresada del programa de Literatura y Lengua Castellana de la Universidad de San Buenaventura (Cali), además de formar parte del Semillero de Investigación: Lenguaje, Narrativas y Literatura de dicha Universidad. Asiste al taller de apreciación y creación poética “Alfabeto del mundo”, coordinado por el poeta Jhon Raigoza. Para ella, “todo se mueve a través de las letras; las palabras se construyen con movimientos de lápiz, lapicero. Una hoja en blanco toma sentido si la negra tinta se esparce por las rígidas líneas y finalmente dicen algo o gritan”.

 

 

PERDÓN SI TAMBIÉN HABLO DEL MAR

 

Mar, mar

Sé que muchos lo nombran

al igual que el amor,

y la libertad.

 

Entre caracoles, estrellas marinas

Mi palpitar se estremece,

al notar entre mis dedos

abismos profundos

entre el cielo y mi silencio.

 

Sus ondas saladas me desencadenan ternura.

Mar

es aMar, toMar,

reMar en las profundidades de sus aguas.

 

No me ahogo

naufrago

en la riqueza de su espuma.

 

 

SE CAMBIAN BESOS POR VERSOS

 

Marchita está la tarde
deambulan labios ensangrentados.

Despedazándose entre duelo y miseria

sintiendo el sonido de la sangre.

 

Gota a gota
inundando sentidos

oxidando palabras.

 

Escribir prefiero.
Deseo caricias que se plasmen con tinta,
empaparme de letras frescas.

 

Al fin y al cabo, cambiar besos por versos,
es regar savia entre estrofas
y detener la sangre descompuesta
en cada latido de tus labios.

 

 

Otra imagen de la poeta Mónica Carabalí Riascos

 

ANOCHECIENDO

 

Desde mi ventana se nota la penumbra
aquella que reposa en mis abrumados luceros.
Se asoma un nudo en la garganta,
Es la melancolía de la noche.

 

Que se vaya

Que se esfume

 

Las ojeras ya no sestean en mis ojos

cavan en la maleza de mis entrañas,
como la hoja sonámbula
que cada noche llega, esperando encontrar algo en mi interior

que le recuerde por qué es útil.

 

No es posible hallarme

Por las pausas nocturnas

que ha desencadenado,

el evaporo de mis recuerdos.

 

 

SUSPIROS CONGELADOS

 

Cada caminar
cada agitar
me acerca a la marisma
de tus labios.

Una piel en pena

Sacudida por los estragos del viento.

 

Un suspirar

El aire amargo deshaciéndose.

 

Por caminos diferentes descendemos
cristalizando pesares,

congelando suspiros.
Volcándonos hacia la borrasca
de un domado corazón.

 

 

 

PALABRAS DORMIDAS

 

Las palabras agonizan
se hunden sin esperanza,
como hiena que se encomienda al viento,

Como gotas de sangre se resbalan por el soplo.

 

Una palabra que busca a la verdad,
como la verdad busca a las palabras.

Las letras no escogen almas,
ni siquiera sangre azul, negra, escarlata.
Sólo recorren el féretro
de una sociedad de mentiras.

 

Tejen la vida que las aprisionan sin temor

Sacadas de estanterías cercanas a la ruina,
ante los ojos despiadados, sin filtros
se quiebran en orden alfabético.

Ya no quieren dormir, no quieren revivir,

ni respirar vida.
Que ningún humano refresque su memoria perdida.

 

Palabras con A,
se lamentan ante la injusticia por doquier, Amén.
Termina la Z
por romper silencio y sólo un Zázzz se oye en el pavimento.

 

Dormidas las veces que silenciaron a una H
que quería gritar, hablar.
La creyeron incapaz, ahora descansa en paz,
muda la suelen llamar.

 

 

El poeta A. P. Alencart dedicando un libro a Mónica Carabalí,

en la Universidad San Buenaventura (Cali)

 

 

 

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