“LAYLA Y YO Y BORRAD VUESTROS NOMBRES”, DEL POETA IRAQUÍ   HASAN AL-MARWANI. TRADUCCIÓN Y PREFACIO DE WALEED SALEH ALKHALIFA

 

 

 

 

(HISTORIA DE UN POEMA)

 

 

       Un proverbio árabe dice que “con una flor no se hace la primavera”, pero yo añadiría que “con un solo poema, uno puede hacerse poeta”, sobretodo si el poema es como el que vamos a comentar aquí. La historia de la literatura árabe nos habla de más casos en los que se le atribuye a un poeta un único texto que se hace llamar qasida yatima “poema huérfano”. Dawlaqa al-Manbiyi (S. IX) fue uno de estos casos. En la primavera de 1971, cuando estaba cursando mi tercer año de carrera en la Facultad de Pedagogía y Formación de Profesores de la Universidad de Bagdad, tenía un compañero de clase llamado Hasan al-Marwani. Era un chico muy educado, tímido y de pocas palabras. Sabíamos que estaba enamorado, un amor platónico, de una compañera nuestra llamada Mithal que tardó mucho en darse cuenta de este amor. Parece ser que la relación fue rechazada por parte de la familia de la joven, que era poderosa, rica y conocida, al contrario de la familia del joven, extremadamente humilde.

 

         Una mañana primaveral, Hasan llamó, a pesar de su timidez, a los chicos de su clase – entre ellos estaba yo – para recitarles un poema que había escrito. Fue una sorpresa para todos, porque algunos no se habían enterado de su amor hacia Mithal y ninguno sabía que escribía poesía. Después de la recitación rompimos en aplausos, abrazos y muchas palabras de admiración. Era un poema maduro, tenso y lleno de sentimientos de fracaso. Se titulaba “Layla y yo”.

 

         Unos días después, nuestra facultad celebraba un festival literario y todos los alumnos estaban escuchando a poetas y oradores ya conocidos en los ámbitos estudiantiles. En cierto momento uno de nuestros compañeros de clase se acercó al presentador y le dijo unas palabras al oído. A continuación, éste pidió por el micrófono que subiera al escenario Hasan al-Marwani, aparte de sus compañeros, nadie conocía este nombre, ni siquiera el propio presentador. Hasan enrojeció, se resistió, pero los compañeros que estaban a su lado le obligaron a subir y ante el clamor de los espectadores que superaban los quinientos, empezó a recitar. Al final de la recitación todo el Salón de Actos de la facultad se puso en pie, aplaudiendo y alabando al joven poeta. En pocos días el poema se había difundido casi por todo Irak. Lo escuché recitado en más de una emisora de radio y la primera fue Radio Bagdad.

 

Al acabar la carrera perdí de vista a Hasan. Años más tarde cuando yo estaba trabajando como profesor de lengua y literatura árabes en una ciudad del norte, fue Hasan a verme a la escuela, diciéndome que lo habían trasladado a un pueblo cercano a esta misma ciudad. Estaba muy comprometido con el Partido Comunista Iraquí. Su familia vivía en al-Thawra, barrio bagdadí donde residían los sectores más desfavorecidos de la capital. Una noche invité a Hasan a cenar en mí casa de la ciudad norteña de “Tuzjurmatu”, junto a otros amigos, la mayoría desaparecidos hoy en día por las guerras que han afectado a la martirizada población de este atormentado país. Aquella noche algunos amigos insistieron que Hasan recitara su famoso poema y éste cedió y lo hizo de memoria entre los aplausos y las palabras de alabanza de los presentes. Se me ocurrió grabar aquella recitación, cuya cinta conservo hasta el momento.

 

         Hace algún tiempo la emisora de radio BBC londinense le hizo una entrevista al conocido cantante iraquí “Kadim al-Sahir”. Éste al hablar de su nuevo álbum que estaba a punto de salir dijo que uno de los poemas cantados era “Layla y yo” que sería a su vez el título del propio álbum. Me acordé de todos aquellos detalles y de Hasan, del cual no sabía nada desde hacía más de veinte años. Nunca supe si había escrito algún otro poema aparte del que publicamos aquí.

 

Más tarde me enteré por la prensa árabe de que el cantante al buscar al autor del poema que ya había abandonado el país, un poeta de poca monta y amigo de Uday, el hijo mayor del derrocado dictador Sadam Husein se había adjudicado el poema y le estaba reclamando al cantante los derechos de autor. Al enterarme de esto escribí un artículo largo para el diario árabe al-Zaman relatando todos los detalles anteriormente expuestos afirmando la verdadera autoría del poema. La polémica duró unos cuantos meses y un día encontré una entrevista larga con Hasan en uno de los periódicos árabes que se publican en una capital europea, aunque sus lectores se encuentran mayoritariamente en los países árabes. En aquella entrevista me enteré de que Hasan se encontraba en aquel momento en Libia y que estaba trabajando como profesor. Insistía que él era el autor del poema en cuestión y daba las gracias a las personas que le habían apoyado, donde me mencionaba expresamente por haber publicado aquel artículo en su defensa. De aquello han pasado muchos años y no he vuelto a saber de él.

 

 

 

                                                               أنا وليلى واشطبوا أسماءكم

                                                                           حسن المرواني

 

يسألونني ما دامت قد رحلت من حياتك، فلم لا تبحث عن أخرى غيرها؟ أتدرين ماذا كنت أقول لهم؟:

«لا بأس أن أشنق مرّتين

لا بأس أن أموت موتتين

لكنني بكل ما يجيده الأطفال من إصرار

أرفض أن أحبّ مرّتين.

 

ماتت    بمحراب  عينيك   ابتهالاتي              واستسلمت   لرياح  اليأس   راياتي

جفّت على  بابك الموصود   أزمنتي              ليلى  وما    أثمرت    شيئا عباداتي

معذورة أنت  إن أجهضت  لي أملي              لا   الذنب  ذنبك بل كانت  حماقاتي

أنا الذي ضاع لي عامان من عمري               باركت وهمي وصدّقت افتراضاتي

عامانِ  ما رفّ   لي  لحنٌ   على  وترِ            ولا استفاقت   على  نورِ   سماواتي

أعتّق الحبّ     في     قلبي  وأعصره            فأرشفُ   الهمّ    في مُغبرّ   كاساتي    

وأُودعُ    الوردَ     أتعابي     وأزرعه            فيورقُ الشوكُ  ينمو في   حشاشاتي

ما    ضرّ لوعانق    النوروز  غاباتي            أو صافح الطلّ  أزهاري الحزينات

ما   ضرّ   لو   أنّ  كفّاً    منك  حانيةً            تمتدّ    تنفض   آلامي     المريرات

ممزّقٌ   أنا   لا   جاهٌ    ولا      ترفٌ            يغريك    منّي     فخلّيني     لآهاتي

لو تعصرين   سني    عمري  بأكملها            لسال   منها    نزيفٌ  من جراحاتي

كلّ   القناديل    عذبٌ   نورها    وأنا             تظلّ تشكو نضوب الزّيت   مشكاتي

لو كنت من   مازنٍ   ما كنت رافضةً             حُبّي ولكنّ عُسرَ    الحال     مأساتي

فلْيمضغِ اليأسُ آمالي    التي    يبستْ             ولْيُغرقِ   الموجُ    يا ليلى بضاعاتي

عانيتً  عانيتُ لا   حزني   أبوح  به             ولستِ   تدرين   شيئاً  عن  معاناتي

أمشي  وأضحك     يا ليلى    مكابرةً              علّي أُخَفّي   عن الناس احتضاراتي

لا الناس تعرف  ما خطبي   فتعذرني             ولا   سبيل    لديهم   في   مواساتي

يرسو بجفنَيّ   حرمانٌ  يمصّ    دمي             ويستبيح    إذا     شاء     ابتساماتي

ينزّ   من      حدقتيّ     الذلُّ     أسأله            لمن   أبثُّ    تباريحي     الممضّات

أضعتُ في  عَرَضِ  الصحراء قافلتي             وجئتُ أبحثُ في    عينيكِ عن ذاتي

أتيتُ     أحمل    في    كفّيّ     أغنيةً            أجترّها    كلّما    طالت    مسافاتي

حتى   إذا    انبجستْ  عيناكِ في أفقي             وطرّزَ    الفجرُ    أيامي   الكئيبات

وجئت  أحضانك  الخضراءَ   منتشياً              كالطفل  أحمل   أحلامي   البريئات

غرزت    كفّكِ      تجتثّين    أوردتي             وتسحقين     بلا    رِفقٍ    مسرّاتي

واغُربتاه   مضاعٌ    هاجرت    مُدني             عنّي وما أبحرت  منّي    جراحاتي

خانتكِ    عيناك   فاستسمنتِ  ذا ورمٍ              أم غرّكِ البُهرجُ  الخدّاعُ    مولاتي؟

فراشةٌ جئت  أُلقي    كُحل    أجنحتي             لديكِ   فاحترقتْ   ظلماً    جناحاتي

فصحتُ والسيفُ مزروعٌ بخاصرتي              والغدرُ  ينهشُ   آمالي   العريضاتِ

وأنتِ أيضاً؟    ألا   تبّتْ   يداكِ   إذا             راقبت    قتليَ  واستعذبتِ      أنّاتي

هل يمّحي طيفك  السحريّ من  خلدي             وهل ستنشقُّ  عن صبحٍ     دُجُنّاتي؟

من لي بحذفِ اسمكِ الشفّاف من لغتي            إذن   ستمسي   بلا ليلى   قصيداتي

 

 

 

                                   LAYLA Y YO Y BORRAD VUESTROS NOMBRES

 

                                                                  Hasan al-Marwani

 

Me preguntaban diciendo: como ella ha desaparecido de tu vida,

¿por qué no buscas a otra? ¿sabes qué les contestaba yo?:

“No me importa que me degüellen dos veces

no importa que muera dos veces

pero con la misma insistencia de los niños

rechazo amar dos veces¨.

 

Mis súplicas murieron en el altar de tus ojos

y se rindieron mis banderas a los vientos de la desesperación.

Se marchitaron mis días ante tu cerrada puerta

!oh layla¡ ningún fruto dieron mis oraciones.

Perdonada estás si abortaras mi esperanza

tuya no es la culpa, son mis necedades.

Dos años perdidos de mi vida

bendecía mi ilusión y creía en el espejismo.

Dos años sin que ninguna melodía acariciara mi laúd

ni por la luz se haya despertado mi cielo.

Ajeno es el amor en mi corazón, el cual exprimo

y en mis polvorientos vasos bebo la tristeza.

En las rosas deposito mi esfuerzo, plantándolas

solo espinas nacen y crecen en mis entrañas.

Bienvenida sea si la primavera abrazara mis bosques

o si el rocío diera la mano a mis tristes flores.

Bendita una mano tuya compasiva

que se extendiera para sacudir mis amargos dolores.

Roto estoy, ni linaje ni riqueza que te atraiga

déjame pues con mis lamentos.

Si exprimieras todos los años de mi vida

fluiría una hemorragia de mis heridas.

Todos los candiles gozan de una dulce luz

excepto el mío que padece la falta del aceite.

Si yo fuera de Mazin[1] no hubieras rechazado

mi amor, pues la pobreza es mi desgracia.

Que la desesperación aniquile mis áridas esperanzas

y que las olas arruinen, ¡oh Layla¡ mi fortuna.

Padecí y padecí sin revelar mi pena

y sin que tú supieras de mis tormentos.

Camino y me río ¡oh Layla! con orgullo

deseando ocultar a la gente mi agonía.

Otros desconocen mi desgracia para perdonarme

siquiera para darme el pésame.

La pobreza habita mis párpados, succiona mi sangre

y confisca cuando quiere mi sonrisa.

La humillación fluye de mis ojos y pregunto:

¿a quién confieso mis amargas calamidades?

En pleno desierto perdí mi caravana

y me busqué en tus ojos.

Llevaba una canción en mis manos

que rumiaba en mi largo camino.

Hasta que aparecieron tus ojos en mi horizonte

y bordó la aurora mis tristes días.

Jovial llegué a tu verde regazo

como un niño de inocentes sueños.

Clavaste tus dedos para arrancar mis venas

y aplastar sin misericordia mi alegría.

Desterrado estoy, perdido, emigraron mis ciudades

lejos de mí, sin que mis heridas se embarcaran.

Acaso, ¿te engañaron tus ojos confundiendo la hinchazón con la gordura?

¿o es que te sedujo la falsa apariencia, señora mía?

Vine cual una mariposa para arrojar el kohl de mis alas

junto a ti, pero injustamente se quemaron mis alas.

Grité con la espada clavada en mi costado

y la traición mordía mis extensas ilusiones.

¡Tú también¡, malditas sean tus manos si

deseas mi muerte y disfrutas de mis gemidos.

¿Acaso desaparecerá tu mágica sombra de mi alma?

¿y despunta el alba a través de mis tinieblas?

¿Quién podrá eliminar tu transparente nombre de mi lenguaje?

entonces, estarán sin Layla mis poemas.

 

[1]Nombre de una tribu árabe antigua famosa por su poder.

 

 

 

 

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