VERSOS DE ‘POESÍA REUNIDA 1991-2021’, DE LA HISPANO-MEXICANA CARMEN NOZAL

 

 

Carmen Nozal leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca (Foto de José Amador Martín)

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar ocho poemas de Carmen Nozal (Gijón, 1964). Reside en Ciudad de México desde 1986. Tiene también la nacionalidad mexicana. Es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México y egresada de la Escuela de Escritores de la Sogem. Es autora de diversos libros de poesía, entre los que se cuentan ‘Visiones de piedra’ (Premio de Poesía UNAM, 1991), ‘Vagaluz’ (Premio Nacional de Poesía Elías Nandino, 1992), ‘Hacia los flecos del frío’ (Premio Nacional de Poesía Salvador Gallardo Dávalos, 1993), ‘El espejo de Luzbel ‘(premiado por la Universidad Veracruzana, 1994) y ‘En el reino de la luz y otros poemas’ (finalista en el premio internacional del Ateneo Jovellanos, 1999). Está incluida en la Enciclopedia de Escritores Asturianos. Es autora del cortometraje para animación ‘Cuando Mister Cronos perdió el tiempo’, premiado por el IMCINE, de la obra de teatro para niños ‘El dinosaurio y la estrella fugaz’ y de ‘Zona Cero: 286’ (Premiado por DEMAC, en 2018). Recientemente, Parentalia Ediciones publicó su plaquette de poesía ‘República’. Becaria del Instituto de Cultura de la Ciudad de México. Actualmente trabaja como Coordinadora de Prensa en la Casa del Poeta “Ramón López Velarde”.

 

Estos poemas forman parte de Poesía reunida 1991-2021 (Ediciones Mastodonte, Ciudad de México, 2021), volumen que se presentará este 8 de noviembre en el Claustro de Sor Juana, en el DF.

 

 

 

8 DE JUNIO

 

Miles de personas han sobrevivido sin amor; ninguna sin agua.

Wystan Hugh Auden.

 

Esa masa continua de agua salada

ese susurro que nunca cesa

esos cielos aplastantes

esas visitaciones blancas

esos azules y verdes que viven enamorados

esas praderas submarinas

esa superficie de transparencia

esos profundos secretos que se esconden en el fondo

esas hundidas palabras de los ahogados

esos manglares que rondan a las marismas salinas

esos rayos solares que cruzan hasta la tierra

esas formaciones de soledades

ese puente planetario por el que corre la vida

esas aves que al migrar se reflejan en el agua

esos barcos encallados

esos habitantes marinos que custodian los tesoros

esos grandes tesoros que son los habitantes marinos

ese pulmón que nos salva

ese albergue que congrega a los distintos

esa basura flotante

esa sangre que mana de arrecifes de coral

esa ceguera que solo ve todas las puestas del sol

esa falta de garantía para la paz

esa ausencia de memoria

ese abandono de la amabilidad

esos cinco hermanos por los que el hombre respira

este descuido que cubre la ingratitud.

 

 

 

INSTRUCCIONES DEL AGUA

MIRANDO EL CEMENTERIO

 

 

No bebas agua en botella de plástico:

para eso tienes tus manos

con sus líneas del destino perfectamente trazadas

y sus montes para ver a Venus

llenar con los amorosos el mundo

por el que transita la vida en su forma de organismos.

 

No bebas agua en botella de plástico

porque al agua que viene de las nubes,

le gusta desmayarse en los océanos,

regresar al suelo después de un largo viaje,

para infiltrarse en la tierra parda que gime

por una gota, una lágrima, un río cristalino formado en la superficie.

 

Cualquier animal, aún las bestias,

regresa lo que consume,

en forma de secreciones,

y hasta en su descomposición

agrega a la existencia para el gozo vegetal.

 

No bebas agua en botella de plástico:

déjala correr sobre tus palmas,

mécela en el cuenco, bésala como a una novia en su virginidad

y no la perturbes, no la mancilles, no la deshonres,

no la llenes de pecados construidos con las manos

y no te laves las manos con ella

porque un día te abandonará.

Por eso no has de beber el agua en una botella de plástico.

 

 

Foto de José Amador Martín

 

 

De la muerte salen mariposas

 

Por encima de mi hombro pasa un ave,

pasa la semana con sus siete pecados,

pasa el demonio con mi mortaja

y con la vela de un barco

me limpio el sudor y las visiones.

 

Mi frente se divide:

se abre como tus ojos,

se vacía como un cero que ha rodado por el mundo,

queda sin ti, sin ella,

como un otoño sin hojas,

como un poema en blanco sobre la lengua.

 

Detrás de mí me fui quedando,

clavé tu nombre en todos los idiomas,

Un carcelero me dio sus llaves,

abrí la puerta del calendario,

huyeron los números y se lanzaron al mar.

 

El tiempo se deletrea:

es un niño leyendo un cuento,

un niño que envejeció leyendo el mismo cuento.

 

CIUDAD JUÁREZ

 

  A sus muertas

 

 

Esperabas mi muerte como quien espera una cerveza helada. Aquella noche, llegué con la ropa hecha jirones y el cuerpo descarnado, lleno de sangre y tierra. Las uñas que me habían arañado seguían incrustadas en mis costillas. Ordenaste que me levantaran de la calle igual que se levanta un desperdicio. Recuerdo el sonido lejano de las campanas, una, dos, tres violaciones, cuatro hombres encapuchados; cinco, seis, siete, sí, debían ser las siete de la noche cuando todos se fueron a jugar brillar, y me abandonaron en la carretera, semienterrada; ahí entre la basura del pueblo. Recuerdo los ojos de mi padre, brillantes, dulcísimos, que me miraban llenos de amor: «Y llegará el día en el que un hombre bueno y trabajador te pedirá que seas su esposa y tú, muy enamorada, le dirás que sí, y harás una hermosa familia». No tuve hijos. Sólo esta memoria que no alcanza a contar heridas ni madrugadas.

 

Foto de José Amador Martín

 

 

TENGO UNA VOZ

 

Tengo una voz oscura y triste

por la ausencia del mar.

 

La palabra llega y sucede otra palabra

que nombra las cosas tangibles de este mundo.

 

Las deshace al pronunciarlas

y el agua se vuelve gota.

 

Una lágrima surca el rostro de la roca

y esa piedra adentro de mi pecho se conmueve.

 

Algo de humanidad habita en lo que nombro.

Y me llaman las cosas ajenas a este mundo.

 

Aquéllas que parecen no estar nunca

cuando todo se derrumba.

 

Un susurro palpita en mi pecho,

se desvanece y surge.

 

Es una estancia breve

esa vibración en este cuerpo.

 

La voz viene de la profundidad

desplegándose como las alas de un ave desconocida.

 

Alguien se aproxima a ella:

no existiría la voz sin un oído.

Algunas letras cortan flores, las desangran.

La lengua es un látigo para domar la lengua.

 

 

LIBERTAD

 

Íbamos a tocar el viento

pero salieron a nuestro encuentro árboles

y nos dijeron:

«No se puede tocar el viento con las manos».

Las manos fueron hechas para tocar el barro.

Para tocar la tinta.

Las hojas fueron hechas para ser tocadas por el viento.

 

Foto de José Amador Martín

 

 

DE LOS COMBATES ENTRE LA DUDA Y LA FE

 

 

No importan las caídas, tú regresa

a la luz de tu conciencia. Cansada,

el alma está vagando amedrentada

en busca de refugio, andando presa.

 

 

La cabeza cayó sobre la mesa

y los ojos cerraron la mirada

al ver que la mente fue cercada

por el torpe pensar que nunca cesa.

 

 

En los momentos turbios imagina ese aliento

que busca lo divino como

busca el sol a la flor que crece.

 

 

Vence al tormento de la duda y ruina de la fe

Entonces, cambia tu destino como

la luz que nunca desfallece.

 

 

DEL PODER DE LA GRATITUD

CUANDO SE TOMA CONCIENCIA

 

 

Oh, Dios mío, perdón,

por esta ingratitud de no mirarte,

de no reconocerte ni pensarte

en todo lo que veo.

 

Es el amor la tierra prometida

y estoy arrepentida

de pisarla paso a paso sin gozo

como luna cabizbaja en un pozo.

Oh, Dios mío, perdón,

por no regocijarme en cada trozo.

Foto de José Amador Martín

 

Foto de José Amador Martín

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