Victor Oliveira Mateus en el Teatro Liceo de Salamanca (FOto de José Amador Martín)
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar estos poemas de Victor Oliveira Mateus, natural de Lisboa e licenciado em Filosofia pela Universidade Clássica desta cidade. Lecionou, durante três décadas, as disciplinas de Psicologia e de Filosofia. Tem dez livros de Poesia, e textos em Prosa, publicados. Organizou várias Antologias de Contos e de Poesia. Fez conferências em Escolas, Faculdades, Livrarias e outros Espaços Culturais. Integrou diversos Júris de Prémios Literários. Foi-lhe atribuído, pela União de Escritores Brasileiros do Rio de Janeiro, o Prémio Literário Eugénio de Andrade 2013 e em 2017 foi-lhe concedido, pelo Ayuntamiento de Salamanca o título de «Huésped Distinguido». O seu livro Aquilo que não tem nome (Coisas de Ler, 2018) obteve uma Menção Honrosa no Prémio Glória de Sant’Anna 2019 e foi semifinalista do Prémio Oceanos 2019. Tem colaborado com diversas Revistas Literárias e sites portugueses e brasileiros de Literatura e tem poemas e contos editados em Espanha, Brasil, Moçambique, México, Equador, Itália, Porto Rico e Macau. Foi membro da A.P.E ( Associação Portuguesa de Escritores) de 2008 até 2016. É membro do PEN Clube Português a cuja direção pertenceu e hoje faz parte dos Corpos Sociais da mesma instituição. Tem participado em diversos Festivais Literários em Portugal e no estrangeiro. Coordena a coleção “contramaré” da Editora Labirinto e a “Cintilações: Revista de Poesia, Ensaio e Crítica” da mesma Editora. É delegado em Portugal da Revista Literária espanhola “Cratera”.
Mundo Aquí (Pintura de portada realizada por Miguel Elías)
Estos poemas serán leídos durante el XXIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, organizado por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y que se celebrará en Salamanca del 14 al 20 de octubre de 2020, dedicado a José María Gabriel y Galán. Habrá actos presenciales y virtuales. La lectura del poeta portugués será en una sesión online y saldrán publicados en la segunda antología del encuentro, titulada “Mundo Aquí”, también coordinada por el poeta peruano-salmantino Alfredo Pérez Alencart, director de estos encuentros desde su primera edición.
Habito la extensa curva de las arenas
la suma de todas las vastedades, sólo áridas en apariencia,
donde lo lejano
se despliega como la obvia simplicidade de las cosas puras
Habito este extenso continente, donde, en el heroísmo ciego
de no querer nada, los hombres viven el despojamiento de
todo: posesiones, estatuto, fama… ¿Fama? Qué es, finalmente,
la fama? Una estatua de bronce
donde las palomas meticulosamente depositan sus excrementos
Habito la caricia del sol sobre mi rosto
Habito los aromas fuertes del barrio copto: el arroz de azafrán,
el humeante té de anís en un vaso de grueso vidrio
Habito el encalado desprendiéndose de las paredes, como de mi se
suelta todo el deseo vacío
Habito esta condición de forasteiro; irrevocable pedazo de nada,
esto es, habito como quien parte
ANTÍGONA
Tal vez prefirieses gritos, súplicas
o – quién sabe? – que rasgasse
las vestiduras y me deshiciese. Aunque, terrible
Creonte, yo poseo la experiencia
de quien no cede, de quien recorre
las sendas de los márgenes y apenas oye
el antíguo saber de la tierra, el único al que vivos
y muertos pertenecen
y nos hierve en las venas sin que sepamos
cómo ni por qué. Puedes, oh hábil!,
combinar las palabras, confundir
las frases en discursos y experimentos
de gloria… Pero tu gloria no pasará
de un mero nombre e incluso ese com tantas dudas
debatièndo-se;
tu gloria – esa pequeña barca
de pergamino pudriéndose en las playas
jónicas. No eres nada, oh ridículo mensajero
de lo nuevo!, y ninguna máscara aumentará
esa inmensidad de nada, que jamás
conseguirás dissimular. Podrás perseguir,
difamar, convencer a otros de que también
lo hagan, pero nunca eludirás el imperturbable
movimento del gran ciclo, esse
donde los dioses cobran todos los gestos
LO QUE DUELE…
Lo que duele no son las rupturas, el alejamiento,
la incapacidad de minar como un cáncer
oculto y certero. Lo que duele no es
la poca consistencia com que se dice
esta o aquella palabra, esta o aquella frase;
con que se insistió, a pesar de ciertos recelos,
en lo grotesco montaje de lo que se preveía
muy lejos de cualquier futuro. Lo que duele
no es la viscosidade de las emociones escritas
en algún mapa antecipadamente condenado,
ni tampoco la insistencia de un indisoluble
recuerdo de huir. Lo que verdaderamente
duele es despertarnos un día y descubrirmos
que nada de eso tuvo alguna importancia.
Nunca cuidé de mi vida
pero sí de mis sueños, que son fieles y verdaderos
y traen la osadía de los grandes desgarros, cuando, en el desnorte
que me guía, ponen la tenaz luminosidad que suaviza y nutre
Nunca recelé, aunque fuese muy necessário, ante cualquier
desacierto. Y de la arena hacia el sol insisto la Luz, en contra de
lo habitual. Insisto y tú quedas, oh memoria inconsolable, farol
refulgiendo en la negrura ácida de la tierra – irreductible soledad
de todos los Viandantes
Nunca cuidé de mi vida
pero sí de mis sueños, que son hermosos e insumisos ante el
desorden que reina hoy
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