JUAN CAMERON (CHILE). XXIII ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS

 

 

 

                                El Poeta Juan Cameron en Salamanca

 

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar estos poemas de Juan Cameron (Valparaíso, 1947). Egresado en Derecho es autor, en poesía, de Perro de Circo (1979), Cámara oscura (1985), Treinta poemas para leer antes del próximo jueves (Costa Rica, 2007),  Ciudadano discontinuado (México, 2013), Bitácora y otras cuestiones (Ecuador, 2014), Fragmentos de un cuaderno con vista al mar (España, 2015), La Pasión según Dick Tracy (2017) y Poemas de Autoayuda (2020) entre numerosas publicaciones; y en prosa de Ascensores porteños (1997), Crónicas suecas (2014), Café Cinema/ Historia personal de la poesía porteña (2016) y Poetas y fabuladores (2018). Ha obtenido entre otros los premios: Gabriela Mistral (1982), Revista de Libros (1985), Consejo Nacional del Libro (1999), Villanueva de la Cañada (España, 1997), Ciudad de Alajuela (Costa Rica, 2004), Paralelo Cero (Ecuador, 2014), Altazor (en Crónica, 2014), Pilar Fernández Labrador (España 2015) y de Trayectoria Cultural (Valparaíso, 2017).

 

 

 Mundo Aquí (Pintura de portada realizada por Miguel Elías)

 

 

Estos poemas serán leídos durante el XXIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, organizado por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y que se celebrará en Salamanca del 14 al 20 de octubre de 2020, dedicado a José María Gabriel y Galán. Habrá actos presenciales y virtuales. La lectura del poeta chileno será en una sesión online y saldrán publicados en la segunda antología del encuentro, titulada “Mundo Aquí”, también coordinada por el poeta peruano-salmantino Alfredo Pérez Alencart, director de estos encuentros desde su primera edición.

 

 

 

 

ENTIERRO DEL VICARIO BERNAL

 

 

El templo se llenaba de logias y pañuelos

de beatas y espermas y extrañas banderolas

de mandiles y velas en las filas de escaños

y al medio en los pasillos tras las frías columnas

templarios de hojalata

órdenes de caballería que hoy día no serían

un club de conductores con su parafernalia

de botas de montar y mozos de alazanes

y petos, parapetos y un aire a capellar

ocultado en espadas silenciosas, rastreras

que alguna vez yo vi en hotel salmantino

en la Plaza de don Juan XXIII.

 

Salamanca me fue entonces la vera instalación de aquesta España

oscura, pedregosa, pesada como iglesia

con el deber impuesto desde arriba

y una culpa inmanente y rigurosa que en verdad

valíame callampa.

Y enfrente aquesta otra     la del conocimiento      de la historia

desnuda y gozadora de jabalí y de ciervo

libres por la campiña, hierbajos y viñedos

la Castilla que amé y que sabía propia

la del celta extranjero establecido.

 

Pero estaba en Con-Cón y en estos lares

ni existe alguna Corte ni siquiera

un buen par de ambulancias reparadas

y su iglesia es capilla donde entierran

a este joven Bernal que era vicario

del obispo del Puerto a los cuarenta

¡Qué desdicha!

El único amigo cardenal de mi parroquia

que pude haber tenido

que merecía en cielo

si acaso las campanas de ese cáncer

no lo hubiesen llevado tan temprano

y en tan goyesco séquito.

 

 

 

 

 

 

 

 

EL CANTO DE LA BALLENA AZUL

 

 

 

No se cruza una mancha de krill con la sonrisa

todo aliento en sí busca la mayor recompensa

aunque alguna pequeña ha de dejarse a un lado

Mi corazón inmenso late en un mar inmenso

no requiere ser visto

y el fluir de esta sangre puede ahogar a cualquiera

pues respiro en silencio y me deslizo

como el filo de un sable o una bala perdida

según sea el cristal con que se filma

Mi lengua pesa tanto como una manada

con la trompa en ataque y más rápidamente

oculto mi transcurso y mi afinado canto

lo escucha solamente quien comprende

este ulular sonoro a través de las aguas

Habrán de subir muy alto para observar mi vuelo.

para el resto en el aire dibujo una columna

admirada a lo lejos con ojo de turista

dispuesto a la sorpresa      

                                      No es un juego

recorrí los caminos evité la emboscada

aspiré muchos aires y bajé a lo profundo

para mostrarle a ustedes apenas un indicio

del navegar secreto.

 

 

Juan Cameron, Pilar Fernández Labrador y Enrique Gracia Trinidad (foto de José Amador Martín)

 

 

PLAZA NOBEL

 

 

En grupos los turistas aletean en torno de su guía

quien manos en el aire y megáfono en ristre

explica la movida en este cine mudo

-sobre este panel de vidrios biselados

cuyas figuras deslízanse en silencio-

Las banderolas se agitan así obvias mariposas

contra el cielo      y un fotógrafo

escondido así un francotirador

gira su cuerpo y apunta hacia otro escaque

desta ventana protectora

Aquí no hay musulmanes

Esos rostros ocultos en la fila de sombras

con libros escondidos y en secreto

son mis poetas sobre las escalinatas

que suben sus obras como Sísifo

una y otra vez

Todo es en blanco y negro y aquellos movimientos

(dinosaurios con alas de murciélago

y batir de palomas)

responden a planes ignorados por éste

quien observa la escena echado en la poltrona

frente a su mesa de café.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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