POEMAS DE LA TUNECINA HOUDA DAGHARI, TRADUCIDOS DEL ÁRABE POR MOHAMED AHMED BENNIS

 

 

 

  La poeta Houda Daghari

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar la traducción tres  poemas de Houda Daghari, poeta y escritora tunecina. Autora de los siguientes poemarios: Toda lujuria es conseguida (2013), Lo que hace del amor piernas cruzadas (2015) y Mi índice envía fuegos bajos (2017). Ha publicado estudios de crítica dedicados a la literatura. Una parte de su poesía fue traducida al español y publicada en la revista Al Hucema (Granada, España). Ha participado en actos y encuentros poéticos dentro y fuera de su país.

 

Foto de José Amador Martín

 

TU ESTABLO EN LA NOCHE

 

 

Nada deslumbra en el amor,

aunque ella se revuelca con su cuerpo

en tu cama como de costumbre.

Se aburrió del aroma de tu lujoso perfume

y el espray refrescante en la habitación,

e incluso de la cesta de aguacates y manzanas rojas.

 

*

 

En la noche, tu establo se convierte en un paraíso de enamorados:

Abre tu valla.

Ella te está esperando allí,

sin perfume ni pintalabios.

El olor del bálago cambia mi mal humor,

y tu humor se aumenta como mercurio de termómetro

cada vez que ves a tu caballo y su hembra en su rincón oscuro.

 

*

 

Tu sonrisa oculta,

el ángulo de tus ojos,

Tu sudor derramado.

Todo provoca en mí una repentina intimidad,

tu inclinada espalda mientras das un golpe de martillo

a la cerradura de la puerta oxidada,

trampa de gacelas,

pimiento picante tu beso

que barre mi lengua.

Brechas de una fuerte tormenta en mis entrañas 

¿Cuándo me prepararás tu bálago?

 

 

Foto de José Amador Martín

 

 

 

TU AMOR INJUSTO

 

 

Estoy a punto de ser ella, ser Sylvia Plath,

sin tu mano tendida hacia mí, mientras estoy al borde del abismo.

Habría sido una caída rotunda

sin tu dedo deslizado por debajo de mi espalda rendida

como una pluma en el vacío.

Sin tu alma entre las cañas

mientras cruzas el río

niña descalza con mis profundas heridas,

y tus ojos me están forzando como limón en tu sangre…

 

Me enseñaste a seguirte en viajes de pesca,

preparar tus presas,

o esperarte al asado de mi corazón,

tus lobos aullantes me guardan

y ver un búho por la noche es suficiente para traerme de vuelta a ti.

 

Vuelvo a la luz encendida al lado del aceite comestible,

me trae madura tu pecho como maíz saltando en una sartén.

Me dijiste cuando estábamos inundados de amor:

«¡Si supiera que regresarías a salvo después de matarte, lo haría,

y te bebería para derramarte en mi sangre,

y te devolvería a la vida otra vez!”

 

Tu voz me ata a una piedra.

Mi corazón está en tus manos,

«Desaparece hasta que te vea», me dijiste.

Y desde esa noche aprendí a esconderme

detrás de los árboles de tu bosque,

juego a un juego de amor que me ahoga

y me ayuda con la cuerda de mi supervivencia.

 

¡Tu injusto amor me da mucho,

trozo de pan, pierna de una presa

y dosis de aire para respirarte!

 

 

Foto de José Amador Martín

 

VENDEDORA DE FRIJOLES

 

 

Se inclina su cintura entre sus manos

cada vez que fuma un cigarrillo.

Aquella coqueta que solía vender frijoles frente al bar,

la odio cuando toma a un embriagado de náusea de su mano,

y baila con otro sobre polvo, mientras él lame la última gota de vino suspendida en una lata de sardinas.

Odio sus risas histéricas.

Me da un cólico por la repentina ignición de sus pequeños pies,

la odio y me atraen sus pechos saltones

como si estuviera agarrando su cuello.

¡Oh, qué muerte la suya, qué deseo entre mis manos!

paso a su lado mientras tiende sus dedos a los demás,

gira como un derviche en la ceremonia de danza en un santuario,

su cabeza hacia el cielo, sus manos seductoras,

su pelo al viento,

devora los deseos de los hombres con sus dientes,

pisándolos en el umbral de su puerta.

Una coqueta que desvía la vida por la muerte,

enciende los lechos del deseo

y cierra la puerta, y se va.

 

 

El poeta y traductor Mohamed Ahmed Bennis

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