Ahí está. Fuera.
Como una ascua que enciende cualquier frío.
Ahí, afuera,
en el dintel de todas las puertas,
tocando la aldabilla
y acariciando con sus manos
la silueta dulce de la noche
y la piel sinuosa de una dama.
Ahí, afuera, quemando el corazón.
Dentro, amarillo de tiempo,
está el atardecer azul.
Aquí, adentro,
escondido en un jardín marchito,
sin apenas caminos donde andar
más allá del trayecto,
cada vez mas arduo,
de su respirar cansino.
Sólo queda la acónita nostalgia
adornada con espurnas inmóviles.
(vicentebarbera.blogspot.com)
marzo 28, 2013
Bellísimo poema. Gracias, Vicente, por compartirlo con todos nosotros. ¡Un abrazo!
marzo 30, 2013
Hermoso poema, muy en su estilo. No podría ser de otro poeta. Hermoso y, a la vez, triste, en el que se adivina la nostalgia por la juventud y amores perdidos
marzo 30, 2013
Gracias una vez más, Soledad. Sois muy amables.
marzo 30, 2013
Hermoso poema, Vicente, es el tipo de poesía que me gusta. Te felicito.
marzo 30, 2013
Te felicito. Es el tipo de poesía que me gusta. Un abrazo.
septiembre 11, 2013
¿Cómo sabe una mujer cualquiera que ese es mi estilo?
Gracias de todos modos por tu generosidad.
octubre 31, 2017
Celebro, Ramón, que te haya gustado. Fíjate el tiempo que ha pasado y hasta ahora no te lo he agradecido. Un abrazo.