Enrique Solinas con El Libro de las Plegarias
Crear en Salamanca se complace en difundir cinco textos del poeta Enrique Solinas (Buenos Aires, Argentina, 1969) es Profesor y Licenciado en Letras. Desde 1987 colabora con publicaciones de su país y del exterior, y actualmente también se dedica a la investigación, a la traducción y al periodismo cultural. En poesía publicó hasta la fecha Signos Oscuros (1995); El gruñido (1997); El Lugar del Principio (1998); Jardín en movimiento (2003), Noche de San Juan (2008), Corazón Sagrado (2014), Barcas sobre la zarza ardiente (2016) y El Libro de las Plegarias (2019), recientemente publicada por la Editorial Mascarón de Proa, Córdoba, Villa María, Argentina. Por su labor literaria obtuvo varios premios, entre ellos, 1er. Premio Nacional Iniciación Bienio 1992/1993, del Ministerio de Cultura y Educación; 1er. Premio Dirección General de Bibliotecas Municipales de Buenos Aires 1994; Mención Premios Municipales de la Ciudad de Buenos Aires a la producción 1994/1995; Subsidio Nacional de Creación de la Fundación Antorchas 1997; 1er. Premio Estímulo a la Creación año 2000, de la Secretaría de Cultura de la Nación; Beca de Residencia Shanghai Writing Program 2014, otorgada por el Gobierno de China; Finalista del IV Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador 2017, Salamanca, España. Su obra forma parte de antologías poéticas internacionales o fue antologada, siendo traducido al inglés, al francés, al italiano, al portugués, al griego, al chino y al rumano.
‘El libro de las plegarias’ fue finalista del IV Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador 2017.
El Libro de las Plegarias
HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO
No tengo más
que esto que soy
y la certeza de vivir
en un mundo herido.
He mirado la muerte a los ojos.
Resplandece la poesía en mi país,
habita cada instante
de mi casa,
atraviesa este cuerpo sin razón,
se manifiesta inesperada.
Quien venga hoy a visitarme
nada le ofreceré,
salvo estas palabras que nacieron
bajo el viento de octubre,
campo de imágenes que habitan
el aire que respiro,
el fondo de esta voz amordazada.
Que venga nomás,
ya no sentirá hambre ni sed,
le prometo
que seremos felices para siempre,
jóvenes eternos, moradores
de un jardín deseado
desde el principio
de los tiempos.
Aquí en el poema,
sueño oscuro,
unidos
en el dolor de la esperanza.
Aquí en el poema
celebraremos,
el asombro, la dicha,
el frenesí.
Las nupcias de la noche y el día
en el corazón del éxtasis.
Foto de José Amador Martín
LA NOCHE LLEGA
Llega la noche y un hombre
se prepara para el amanecer.
Arroja sus palabras al cielo,
su plegaria de viento al viento.
Pide por lo que no tendrá,
para que suceda lo que no pasará.
Cuando despierte,
su deseo habrá hecho
girar al mundo otro día.
Foto de José Amador Martín
NIDO VACÍO
Sentado en la noche puedo ver
un nido que pronto desaparecerá.
Desde el poste de luz
ha caído un pájaro
hasta su cielo.
El padre acompaña resignado
al que no estaba listo
para volar.
Llama dos o tres veces, luego
permanece inmóvil.
Su cuerpo es esa nada que brilla;
esa oración
de olvido sin palabras;
esa canción
oscura
al aire libre.
Tengo frío en los pies,
mañana
alguien barrerá el cielo.
¿Cómo es posible olvidar
tanta belleza abandonada?,
pienso.
¿Qué ha de ser de nosotros
cuando nos suceda lo mismo?
Foto de José Amador Martín
LO QUE FLUYE
Algo se abre, cada mañana,
a nuestros sentidos,
y no podemos evitarlo.
Es el mundo
que cambia a cada instante.
Somos nosotros
que intentamos cambiar el mundo.
Foto de José Amador Martín
EL CUERPO, EL POEMA
Abre los cristales de su cuerpo,
la memoria es un espejo que nunca
se cansa de temblar. Aquí,
hay un jardín espléndido
donde no son posibles las despedidas.
Aquí, el pasado, el presente y el futuro,
permanecen unidos para siempre.
Escribe la palabra tiempo y de repente
el tiempo avanza sobre la historia.
Escribe la palabra espacio
y en un instante
se encuentra
en medio del jardín.
Sabe que la soledad es buena compañera,
que el poema es plegaria
arrojada a su interior.
Ensaya, reza, apunta;
intenta el canto.
Escribe la palabra revólver
y la poesía es un disparo de luz,
contra la oscuridad.
COMENTARIO DE JAIME SILES
(Texto de contraportada)
“La poesía es plegaria y súplica. Lo ha sido desde Homero, desde Virgilio, desde Donne, desde Rilke, desde Hopkins. Lo ha sido y lo seguirá siendo porque como dicen dos versos de José Ángel Valente, Alza entonces la súplica: / que la palabra sea sólo la verdad. Y hacia esa verdad se dirige toda la escritura de Enrique Solinas desde siempre. El libro de las plegarias viene a confirmarlo: en él cada palabra con su esencia / recupera el aroma del sentido y su trayecto es un largo trecho de metáforas que el lector ha de por sí mismo recorrer. Porque este libro es oración, pero también viaje, es guía pero también creencia, es angustia pero también es fe: se siente en él el despertar violento de la nada, pero también la escucha cuando no hay palabras que decir, cuando lo dicho y lo callado son lo mismo, cuando sentido y silencio se identifican y entonces asistimos a la epifanía poética del Ser. Sí: el poema es plegaria como la memoria es un espejo que nunca/ se cansa de temblar. Y tiembla el yo porque tiembla el signo, o al revés, pero es el poema lo que une nuestro dolor con la esperanza. Enrique Solinas ha escrito un libro -yo diría una OBRA- que nos acerca al sentido tanto como a la mudez; que nos deja temblando en la duda del habla y que nos retrotrae a la Palabra Inicial, que es la verdadera materia de su canto. Ella es la instancia de discurso desde la que nos habla y ella es su fin y su comienzo también.”
El poeta Jaime Siles, en Salamanca
Señaladores – Editorial Mascarón de Proa
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