D. Quijote, de Miguel Elías
Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar los poemas de Pedro Shimose (Bolivia), Manuel Costa Alves (Portugal), Álvaro Mata Guillé (Costa Rica) y Alice Spíndola (Brasil). Son textos inéditos y aparecerán publicados en la antología AL HIDALGO QUIJOTE, coordinada por el poeta Alfredo Pérez Alencart como parte del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos que esta XIX Edición rinde homenaje a Miguel de Cervantes, poeta.
Dulcinea, de Miguel Elías
Pedro Shimose, por Miguel Elías
PEDRO SHIMOSE
(Bolivia)
DULCINEA
Yéndome de mi nunca y de mi nada
voy a mi siempre, pozo de ceniza.
Muy poco es el ayer que me consume
y muchísimo el hoy que me eterniza.
Te soñé y perseguí como si fueras
un imposible que jamás fue mío.
En mi ignorancia vivo de ignorancia.
Toda mi ciencia acaba en desvarío.
La realidad me vence y me lacera
en este mundo mágico y violento.
Amada, amante, amiga, compañera.
Sé que vendrás a mí, a consolarme,
a decirme que existes en mis sueños,
a mentirme que existes para amarme.
Manuel Costa Alves
MANUEL COSTA ALVES
(Portugal)
Molinos de viento entre El Toboso
Y Campo de Criptana
El viento tiene alma de ser vivo
y muchas casas donde reposar.
Paso a paso, sube y baja las escaleras del aire,
fluctúa evasivo, se deleita indefinido,
sondea un suspiro entre las brumas que secan las calles.
Cuando el viento es así, Dulcinea del Toboso
duerme los sueños apaciguados nos de Don Quijote.
En El Toboso, los molinos son de viento
y amasan ríos de pan.
Pan, solo pan, en las alforjas de Sancho Panza.
En El Toboso, hay tabernáculos que guardan la limpidez de amar
y arados que juntan los labios.
En El Toboso, no habrá guerra
donde la memoria de la guerra se clausuró.
En El Toboso, los molinos acogen vientos de utopía.
Pero, cuando el viento es desapacible,
transforma las montañas de pan en gigantes
que hierven enemistades.
Es lo que sucede en el Campo de Criptana
con el viento enfureciéndose encendiendo
nostálgicas ficciones de batallas.
En el Campo de Criptana el viento no hace sombra.
Atiza las hogueras inclementes de La Mancha
y levanta sus lanzas por el tiempo de todos los tiempos
que van desapareciendo.
Traducción de A. P. Alencart
Álvaro Mata Guillé, por Miguel Elías
ÁLVARO MATA GUILLÉ
(Costa Rica)
UN LUGAR SIN NOMBRE
a don Quijote
Al regresar,
después de haberme ido con viento y nubes detenidas, inmerso todavía en lo lejano,
me encontré con algunas voces habitando los cuartos, con el clamor de las sombras junto al polvo, entre los papeles cubiertos de ceniza,
algunos recuerdos y escritos,
algunas hojas en los escombros,
en lo ausente,
en el vacío
;
me adentré,
sin saber quién era o qué hacía ahí, cuál era mi rostro o mi voz,
por los pasillos palpando las paredes:
quedaban algunos cuadros que colgaban, algunos muebles,
unas flores podridas,
pero la casa no era mi casa,
era un lugar sin lugar,
sin nombre
;
miré sin mirar:
la hojarasca cubría el patio, mientras volvía la lluvia empujada por el viento
y el granizo, escuchando sin escuchar
,
era un día como cualquier otro día, en el que me encontraba más solo,
una tarde de cualquier tarde,
sumido en la niebla
.
Don Quijote (boceto), de Miguel Elías
Noches después
de dialogar con voces y sombras, con la lluvia y el viento en la hojarasca,
regresé a las calles:
caminé por lugares que no recordaba, vislumbraba el desierto,
los cerros adormecidos, la espesura,
algunos fantasmas corrían detrás de los perros, los pájaros mudos que entraban y salían de la casa en penumbra,
entre árboles desvaneciéndose con sus hojas en la ceniza,
en aquel pueblo que no era un pueblo,
teñido por el polvo;
buscaba sin buscar un destello, perdiéndome en el eco,
un algo en el horizonte,
pero los cerros oscurecían detrás de las nubes, anocheciéndose el fulgor,
huyendo,
llegaba sin llegar, iba y venía sin irme,
no estaba,
era el uno, era el otro:
los pájaros mudos, la sombra, el desierto oscurecido en el polvo
los fantasmas que escapaban entre las nubes
detrás de la niebla;
ir y venir era otra ilusión,
un espejismo.
Alice Spíndola, de Miguel Elías
ALICE SPÍNDOLA
(Brasil)
EL CABALLERO ANDANTE
Puesto ya el pie en el estribo…
Miguel de Cervantes
Cervantes está aquí.
Hace creíble a su historia,
cuatrocientos años después.
En un soplo, el aliento
que la vida no apaga.
En un gesto a lo imponderable,
su oficio no pide socorro,
el poeta guarda, para él mismo,
esta audacia.
En sensato delirio,
el caballero errante,
el hidalgo Don Quijote de la Mancha,
viaja en su caballo,
enjaezado por la suerte.
Don Quijote y su compañero,
Sancho Panza,
teniendo como secreto,
el proprio enigma.
Don Quijote
y su caballo Rocinante,
el pie en el estribo,
el pectoral de signos y símbolos,
pastoreando locuras.
Ya, en la cadencia de los pasos,
el derecho de atravesar
las puertas del Universo.
Menos temerosos…………………………..
Teniendo, como desafío,
la propia actuación.
Trascendiendo conflictos
y ciertas pasajes oscuros,
sin socorro ni consolación.
Desesperaciones. Presagios.
El miedo no se deja revelar.
Descubierto, el corazón.
Ojos buscando lúcidos horizontes,
vuelven creíble
la propia utopía.
De aventuras & de implicaciones.
Inconfundible, el enredo.
Miguel de Cervantes está aquí.
A las puertas del Universo.
Surge con desafiante osadía
traspasando tierras & océanos,
y el poder de trascender el Tiempo.
Su legado,
“Don Quijote de la Mancha”
florece
en todas las bibliotecas del mundo,
pastoreando la culminación
de una utopía impar.
¿Cómo no creer que solamente
Los ojos de Don Quijote
sabían ver la hermosura
de su musa, Dulcinea?
Miguel de Cervantes está aquí.
De su pena,
las gestas libertarias,
y el aliento que el Tempo no apaga.
Cartel del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos
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