Nidia Marina González, por Miguel Elías
Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar algunos de los poemas que en Salamanca leerá Nidia Marina González Vásquez (San Ramón, Alajuela, Costa Rica, 1964). Licenciada en Artes Plásticas con énfasis en Pintura, Universidad de Costa Rica. Su poesía ha sido publicada en varias antologías, ensayos y revistas, entre ellas Voces tatuadas, crónica de la poesía costarricense 1970-2004 (Jorge Boccanera, Ediciones Perro Azul, 2004), Poesía del Encuentro (Antología del VII Encuentro Internacional de Escritores, Adriano Corrales, Mediaisla, Miami 2010), Mujeres poetas en el País de las Nubes (Emilio Fuego, compilador. XVI Encuentro Internacional, Oaxaca, México 2008), Sostener la palabra (Adriano Corrales, compilador. Instituto Tecnológico de Costa Rica, Ed. Arboleda, 2007). Además ha publicado los libros: Cuando nace el Grito (1985), Brújula extendida (2013), Objetos perdidos (2015), Seres apócrifos (2015), y en proceso de impresión, Bitácora de escritorio y otros viajes (2016).
Miguel de Cervantes (boceto), de Miguel Elías
SIN TIEMPO
Entre vos y yo
un mar Atlántico
417 años de tu primera respiración a la mía.
Entre vos y yo
muchos mapas,
y sin embargo (estoy segura)
Leonora tuvo un hijo capaz de saltar siglos.
Ella no lo supo aquel día 29 de setiembre en Alcalá de Henares.
Entre vos y yo,
Miguel de Cervantes, hijo de Leonora,
un Quijote de la Mancha
sabio en sus delirios,
que no para,
que ama y sueña.
Aquel “de la triste figura” tomó mi mano y me enseñó la tuya
vos, él, Leonora ni yo lo sospechamos nunca,
tampoco el mundo con sus molinetes.
Temor, de Miguel Elías
EN DEFENSA PROPIA
Haberse quedado callada
levantar despacito el velo
llorar cuando nos toca el sol por vez primera
-es confuso dejar de escuchar el agua
y los latidos que nos tenían envueltos-
en defensa propia
chapear los caminos uno a uno
y aprenderse el abecedario.
Tatuarse los estereotipos
en el iris de los ojos
en defensa propia,
Levantarse aun aquellos días
cuando no sabemos dónde poner el cuerpo.
Resistir al desamor y la melancolía
para darse cuenta
lo inútil de gastar tanto desamparo
en defensa propia.
Flores, de Miguel Elías
SIN ENMIENDA
Los crisantemos son los últimos en darse por vencidos
sobre la lápida a sol y lluvia,
aún así, desaparecerán sin dejar marcas en el aire.
Hace días no corto espinas ni me sangro los dedos
por donde la piel sangra,
hace días que amanece una soldadura sólida sosteniendo
mi mirada donde nada realmente existe.
Los crisantemos están pálidos y resisten
después de que todas las flores desmayaran
huelo su perfume de casi nada
y al fin sangro un poco.
Taza, de Miguel Elías
A MEDIAS
Un sol a medio ver,
media mañana para sentarse
a comer despacio una naranja entera.
Media mujer en su casa:
sobra una taza, una silla
un espacio en la cama.
Sobran los brazos
sin un abrazo de medianoche.
Falta el sol ocultándose entre las manos
de dos que se inclinan
para redimir el aire,
aún a sabiendas
de que jamás ha sido fragmentado.
Costa tropical, de Miguel Elías
Porque suelto los nudos
porque los ato,
desmenuzo verdes y los cambio por caleidoscopios
sumo silencios en la cavidad de mis manos.
Porque no me reparto en paquetes separados
disparo mapas a mano alzada
regalo catalejos
igual que si volara en escoba a pleno día.
Desnudo, de Miguel Elías
DIBUJO CIRCULAR
Amar implica necesariamente
abrir cosas que no se nombran.
Abrir las manos
las piernas
la memoria.
Abrir la boca
abrir candados viejos
las aldabas que se habían oxidado.
Quitar cerrojos
abrir el miedo para tratar de cegarlo.
Abrir algo parecido a la esperanza
abrir la blusa
abrir la piel.
Amar implica a veces
dejar todo cerrado
quedarse dormida en los parques
olvidar todo
cerrar cosas.
Y creer por un momento
que no se abrirá nada
nunca más.
Pájaro, de Miguel Elías
Cartel del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos
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