7 Cartel del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos
Abdul Hadi Sadoun, por Miguel Elías
Crear en Salamanca tine el privilegio de publicar algunos de los poemas que en Salamanca leerá el iraquí Abdul Hadi Sadoum (Bagdad, 1968). Vive en Madrid desde 1993. Poeta, narrador, editor e hispanista. Entre 1997 y 2007 codirigió la revista literaria en lengua árabe Alwah. Desde 2006 dirige la colección literaria Alfalfa especializada en letras árabes traducidas al castellano. Su poesía y narrativa han sido traducidas al alemán, francés, inglés, italiano, persa, turco, kurdo, castellano, catalán y gallego. Premio beca Antonio Machado de Creación Literaria (2009), por su poemario ‘Siempre todavía’ publicado por la editorial Olifante. Entre sus libros de poesía están: Encuadrar la risa (1998), No es más que viento (2000), Pájaro en la boca (2006). Escribir en cuneiforme (2006), Pájaro en la boca y otros poemas/ Poesía (2009), Siempre Todavía (2010). Campos del extraño (2011). Es editor y traductor de las siguientes Antologías de poesía iraquí en lengua español: La Maldición de Gilgamesh (Barcelona, 2005). A las orillas del Tigris (Caracas, 2005). Otros mesopotámicos raros (Córdoba, 2009).
Pájaro, de Miguel Elías
SONRISA LIGERA
Te digo
que los caminos no son mi profesión
ya que soy por excelencia
un hombre de casa
no me gusta plagiarme
mis pies no aguantan el viaje
se tropiezan desde la eternidad
pero cada vez
me marcho más lejos
no me seduce el deseo de desaparecer
tampoco el gusto de vigilar los paisajes que pasan
gasto mi tiempo como un viajero en su habitación
contemplando la guía turística
y sonriendo sin apenas despeinarme.
Te digo
que no soy Virgilio
no soy el dueño del ligero equipaje
soy una vista cansada
y la sonrisa ligera
de una imagen en color sepia.
Entrada a Salamanca, de Miguel Elías
LA CIUDAD
Y la ciudad ahora
una línea torcida en mis manos
un callejero de desilusiones.
Desde esta puerta salgo a recibir al día
y desde la misma despido los atardeceres
que se empapan en su fiesta de ámbar.
Ante esta piedra
almaceno mi aliento para otra novillada.
Es un día confuso y desacorde
planifica mis destinos en la cesta de la nada.
Aquí mis pasos
estampan sus eternos laberintos.
El atardecer gris
espera
la fruta que cosecha mi mañana.
Aquí mis nubes se merman
Sombra de tentativas crudas.
Nos une el miedo querida y no el amor
por eso nos abrazamos todo el rato.
Flor, de Miguel Elías
CANCIÓN
En tu amor
soy como aquel trovador que decía
yo sé que mi corazón te desea
y tu ausencia es mi castigo divino
Y sé también
que quien ama
tendrá difíciles noches
y sonámbulo irá
para siempre
Sé todo
y aún no me canso
de correr tras tus lunas.
Antonio Machado, de Miguel Elías
EN EL TREN CON MACHADO
En el mismo tren de cercanías
o de tercera
que te llevó hace ya un siglo
voy
pero con el equipaje repleto de recuerdos
dejando Madrid atrás
y más aún Bagdad.
Yo no contemplo nada
pero los asientos
como sabes
te eligen al azar.
A mi lado tres doncellas
dicen ser de Jadraque
un pueblecito perdido
hojean con interés
revistas del corazón
una mujer mayor con su hijo
conserva el brillo
y esa dulzura lejana
que un buen día
a todos
nos abandona.
Ruinas veo desde mi ventana
campos de olivo veo
letreros y señales
verde, amarillo, rojo
y un color hermetizado
de las charlas ajenas
sin parar.
Intento cerrar los oídos intento
sin éxito
olvidar los dedos que me recuerdan a no olvidar.
El sol es el mismo
aunque decía el poeta mesopotámico
que allí
donde lo dejé
es más bello.
Y conformo
con no abrir
los cajones del alma.
El tren marcha siempre
yo me quedo pegado al calor de la ventana
o al calor de los versos melancólicos.
Todo necesita principio
menos nosotros
la vida
nos premia a seguir
y no nos recompensa
excepto por el espectáculo.
No es esto Don Antonio
que contemplamos
y lo sabemos los dos
lo que pienso en mi viaje
como lo pensaste en aquel viaje.
Lo que nos preocupa
es ver pasar la vida
– fugazmente –
ante nuestros ojos
como estos árboles
que saltan consecutivamente
a través de las ventanas
y no hay manera de alcanzarlos.
Don Quijote y Sancho, de Miguel-Elías
POEMA QUIJOTESCO
Lleno hasta el límite
pues me siento impreciso
y mis pies no me llevan en su correr
por líneas que no enreden.
Lleno de mí,
ya es insoportable.
Pienso que estoy nadando en un horizonte
sin remos,
por la delicadeza del aire
o su censura
porque al final de la cuenta se repiten sus hazañas:
MAL, MORDER, MIRADA, MUERTE
incluso no olvida la palabra del coronel
en la última frase de la majadería
del hombre de los cien años de soledad;
Y no se corta.
Pienso pero me detiene la algarabía
es que grita y nos gritamos
es que nadie se sorprende,
la cara es la misma
Y la escena no concluye.
Lleno…
y el camino sin guardia ni trampas.
Lleno de mí
qué ruido.
Sin remos
y más de un mar de ´´emes´´
mientras mido mi fuerza
y el aguantar del gemido.
Alimentando la espera
que no llega.
Ebullición,
esta nada que me atrapa.
Cartel del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos
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