DIETRICH BONHOEFFER: LA VIDA COMO DISIDENCIA Y COMPROMISO. COMENTARIO DE JULIO COLLADO

 

1 Revista Sembradoras Nº 9. Retrato de portada de Miguel ElíasRevista Sembradoras Nº 9. Retrato de portada de Miguel Elías

 

Crear en Salamanca se complace en publicar la reseña que el escritor abulense ha escrito en torno al número 9 de la revista ‘Sembradoras’, dirigida por Jacqueline Alencar, y especialmente sobre la figura y obra del teólogo Dietrich Bomhoeffer.

 

 

2Jacqueline Alencar con la revista (Foto José Amador Martín)

Jacqueline Alencar con la revista (Foto José Amador Martín)

Una de las cosas más gratas a un letraherido como yo, es el tener entre sus manos una revista de porte sencillo, de edición exquisita, de ilustración sugerente y, sobre todo, de contenido novedoso y profundo. Me ocurrió esto cuando, en una noche fría y desapacible en Ávila, recibí de la mano cálida de Alfredo P. Alencart “SEMBRADORAS”. “Un regalo de Jacqueline”, me dijo. Y bien que lo fue; aunque no lo supe del todo hasta que llegué a casa, observé el retrato que dedica Miguel Elías al personaje homenajeado y comencé a leer. ¿Quién era Dietrich Bonhoeffer a quien iba dedicado el grueso de la revista? ¿Quién era ese hombre de quien nunca había oído hablar y de quien leído el sumario me atrajo tanto?

Así es que entre las bellas pinturas de M. Elías y con el olor a tinta de recién impresa, me sumergí en SEMBRADORAS. El título en femenino ya me llamó la atención, tan acostumbrados estamos al uso y abuso del masculino. Tenía su razón de ser. Estas sembradoras, ¡que palabra más bella!, es el Anuario del grupo de mujeres de la Iglesia Evangélica de Salamanca. La dirige una mujer entusiasta y comprometida: Jacqueline Alencar. Sus páginas me iban a proporcionar no sólo conocimientos que ignoraba sino también un intenso placer intelectual. Porque nada sabía del pastor y teólogo protestante cuya peripecia vital tenía delante. No es extraño este desconocimiento en un país de mayoría abrumadoramente católica en el que demasiadas veces, como escribió don Antonio Machado en Campos de Castilla, se desprecia lo que se ignora. O tal vez, no se quiere conocer para esquivar las dudas. Siempre se alabó por estos páramos “la fe del carbonero”. Todo lo contrario de lo que mantiene D. Bonhoeffer que defiende ser adulto y hacerse preguntas; porque en ellas está la sal de la vida. O como defendió Cervantes en el Quijote con fina ironía y cristiana compasión.

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Desde el Editorial y el primer artículo, me atrajo el vivir intenso de este hombre. Su modo de entender la existencia como un compromiso llevado hasta sus últimas consecuencias. La radicalidad de su creencia frente a las componendas humanas. Y cuando terminé los seis que le dedica la revista, volví a releer algunos párrafos y, sobre todo, sus poemas. No se siente poeta y duda mucho de si merece la pena lo que escribe. Pero su poesía enlaza con la vena poética de la Biblia y con poetas místicos como Juan de la Cruz. A pesar de las sospechas que algunos tienen sobre la poesía llamada “religiosa”, pocas objeciones pueden hacerse ante la profundidad filosófica existencialista y teológica de sus versos : “¿Quién soy?, me dicen a menudo/ cuando soporto los días de infortunio/ con impasibilidad sonrisa y orgullo/ como alguien acostumbrado a vencer./ ¿Soy realmente lo que otros dicen de mí?/ ¿O bien sólo soy lo que yo mismo sé de mí?
Este intentar conocerse es una de las concordancias que he ido viendo entre Bonhoeffer y Teresa de Jesús que, en su primera Morada, alerta a sus monjas de la necesidad de conocerse uno mismo para poder conocer a los otros y a Dios. Curiosamente ambos toman la decisión de meterse en religión muy jóvenes, a los 17 años. Y lo hacen con una determinación tan extraordinaria que es imposible doblegarles. De esa determinación tan segura de sí, surge su disidencia ante la familia, el mundo y la propia iglesia que no les sirve por su superficialidad. Ellos van a lo profundo. La consecuencia radical de esta primera decisión lleva a a los dos a plasmar su creencia en las acciones pertinentes para cambiar el estado de cosas en todos los campos. El teólogo protestante funda la Iglesia Confesante ante “la mudez de la Iglesia oficial con la violencia nazi” y a favor de los excluidos. La monja católica funda y funda “palomarcicos”, monasterios, para profundizar en el mensaje más profundo del Jesús de Nazaret. “Si amas a Dios, atente al mundo…Si queréis buscar la eternidad, servid al tiempo”, escribe Bonhoeffer. “También entre los pucheros está Dios”, replica la monja. Otra concordancia entre ellos, es la postura feliz ante la muerte. Porque la muerte terrena no es sino el comienzo de la Vida, puede escribir Teresa, “Vivo sin vivir en mí/ y tan alta vida espero/ que muero porque no muero”. O el teólogo, cuando, preso, los guardias del campo de concentración van a buscarle para matarlo: “Esto es el fin; para mí, el principio de la vida”.

 

4 Dietrich Bonhoeffer, por Miguel Elías

Dietrich Bonhoeffer, por Miguel Elías

En fin, cuando uno lee y sabe de otras vidas, va buscando respuestas a su propia vida. Y si no respuestas, sí acercarse a ver cómo pueden ser las cosas de otra manera. Cómo podemos aplicar su ejemplo a la circunstancia vital de cada cual. Sólo aquellas vidas pasadas que son capaces de “servir” hoy, que no han perdido vigencia, que nos interpelan, sólo esas vidas siguen vivas y merecen la pena ser conocidas. Sin duda, la peripecia religiosa y humana, inseparables en él, de D. Bonhoeffer no dejarán indiferente a nadie una vez que la conozca como yo he tenido la suerte de hacerlo. Sea desde la creencia o desde el agnosticismo, su disidencia con el camino trillado de la oficialidad religiosa, política, económica y social, es sumamente atractiva. Porque remueve los fundamentos en los que muchas veces basamos nuestro modo de ser y de existir, atentos a las modas y a las costumbre en vez de a la propia realización. ¡Cuántas veces las palabras y los hechos no tienen nada en común! Y ¡cuántas veces el “nadar contra corriente” se desecha por la incomodidad y los perjuicios que reporta! Porque, como cantaba G. Brassen, “A la gente no gusta que uno tenga su propia fe”. De aquí, la necesidad urgente de hombres como éste cuya valentía, bonhomía y coherencia resistieron todas las presiones hasta entregar la vida como su Maestro. Lo dijo bellamente un paisano suyo, B. Brecht: “Hay hombres que luchan un día, y son buenos. Hay otros que luchan un año, y son mejores. Hay otros que luchan muchos años, y son mejores. Pero hay quienes luchan toda la vida; esos son imprescindibles”.

Para terminar, unas cuantas palabras de D. Bonhoeffer que, desde mi agnosticismo, me acercan mucho a su sentir y que me parecen fundamentales decirlas estos días en los que los exiliados de las guerras mendigan en Europa y no son escuchados: “Creo tener la certeza de que, para llegar de verdad a tener las cosas claras interiormente y ser sincero, no me queda otra cosa que empezar a tomarme en serio el Sermón del Monte… Hay algo por lo que merece la pena comprometerse por completo y creo que la justicia social y la paz o, por decirlo en propiedad, Cristo, es ese algo”. Y estas otras, tal vez “escandalosas”, que hacen del teólogo un enamorado del ecumenismo y del hombre sin etiquetas: “Porque nuestra relación con Dios no es una relación ‘religiosa’ sino que es una nueva vida en el existir para los otros”. Por esta razón, descubrió el muy interesante concepto de “cristianismo inconsciente”; para meter ahí a sus amigos seculares, cómplices con él en la Resistencia antinazi y en su opción por la justicia social y la defensa de los oprimidos, perseguidos y marginados.
Y hasta aquí estas líneas que han surgido del regalo de Jacqueline y Alfredo, amigos a cuya vida también pueden aplicarse las cualidades de coherencia, compromiso, disidencia y ecumenismo.

 

NoticiaNoticia sobre Sembradoras y el homenaje a Bonhoeffer (El Norte de Castilla, domingo, 6 de marzo)

 

(*) Julio Collado (Muñopepe, Ávila, 1949). Poeta, columnista del Diario de Ávila, conferenciante, coordinador de talleres literarios en institutos abulenses y en la sede de la Fundación Caja Ávila, así como guionista y presentador de Campañas de Animación a la Lectura en diferentes radios y televisiones de su ciudad. Como escritor tiene publicados cuatro libros de literatura infantil en la Editorial Edelvives, además de haber participado, con cuentos, poemas y relatos, en varios libros colectivos (Rutas literarias por Ávila y provincia; Una métrica diferente; Chile en el corazón, Arca de los afectos o Palabras del Inocente, por citar algunos).

 

6 El escritor Julio ColladoEl escritor Julio Collado

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