Crear en Salamanca tiene otro privilegio el día de hoy, pues publica un poema inédito del peruano-salmantino A. P. Alencart, dedicado Rubén Darío (Metapa, 1867 – León, Nicaragua, 1916, el más grande poeta de América, junto a Vallejo. El retrato es obra de Miguel Elías, el “pintor de los poetas” y se envió desde Salamanca al Festival Internacional de Poesía de Granada (Nicaragua), tras el homenaje salmantino ofrecido a Darío en el Aula Unamuno del Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca, el 22 de marzo de 2014. El acto estuvo organizado por la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad, entonces dirigida por el profesor Enrique Cabero, y por la Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos de Salamanca “Alfonso Ortega Carmona”, dirigida por A. P. Alencart.
El pasado 6 de febrero se cumplió la primera centuria del fallecimiento del notable poeta.
FOTOS DE JOSÉ AMADOR, DIRECTOR DE ‘CREAR EN SALAMANCA’
DARÍO
Ya es mañana
y otra vez te asomas
desde la raíz
del verbo que no tirita
en tu boca,
que redobla su voltaje
cual magma
en mi pecho abierto
a dos orillas.
Disculpa
a aquellos famélicos
que maduran en un par
de días
y se impacientan
y te desdeñan.
Ya es mañana, Rubén,
y yo galopo
sobre la potro ardiente
de tu creación,
de tu cántico lozano,
de tu misión cumplida.
El poeta Alfredo Pérez Alencart
DOS POEMAS DE RUBÉN DARÍO
TORRES DE DIOS! ¡POETAS!
¡Torres de Dios! ¡Poetas!
¡Pararrayos celestes
que resistís las duras tempestades,
como crestas escuetas,
como picos agrestes,
rompeolas de las eternidades!
La mágica esperanza anuncia un día
en que sobre la roca de armonía
expirará la pérfida sirena.
¡Esperad, esperemos todavía!
Esperad todavía.
El bestial elemento se solaza
en el odio a la sacra poesía
y se arroja baldón de raza a raza.
La insurrección de abajo
tiende a los Excelentes.
El caníbal codicia su tasajo
con roja encía y afilados dientes.
Torres, poned al pabellón sonrisa.
Poned, ante ese mal y ese recelo,
una soberbia insinuación de brisa
y una tranquilidad de mar y cielo…
LO FATAL
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos…
febrero 7, 2016
Un hermoso homenaje, amigo Alfredo. Felicitaciones.
febrero 8, 2016
Alencart: Me ha encantado tu breve e intenso poema.
Da gusto leer tus aportes.
febrero 8, 2016
Darío es y será el patriarca de la poesía de América Latina. Pasó por Buenos Aires y escribió en La Nación. Bien logrado el poema en su homenaje, que además contiene una llamada de atención a quienes se atreven a desdeñar su obra. Mi enhorabuena por este recuerdo.
febrero 8, 2016
Felicito a la revista, al poeta y al pintor por este esencial homenaje al Maestro.
febrero 8, 2016
Gracias por recordar a un poeta que nunca olvido.
febrero 8, 2016
Se agradece un recuerdo tan precioso dedicado a Darío de las Américas.
febrero 9, 2016
Gracias, Pérez Alencart, por estos versos que hacen justicia a nuestro Darío, muchas veces denostado por poetas que ni siquiera le llegan a los talones.
febrero 9, 2016
Exquisito poema. También se agradece el retrato.
febrero 9, 2016
Felicitaciones a todos por este bonito homenaje
febrero 10, 2016
Un bello poema, Alencart, esencial, como me gustan los versos.
febrero 10, 2016
Va mi enhorabuena para el poeta y el pintor:
ambas ofrendas me han encantado.
febrero 12, 2016
Bello el poema y bello el retrato.
Darío y más Darío.