La Poeta Nijar Arif
“Crear en Salamanca” tiene la satisfacción de publicar, por vez primera en castellano, estos poemas de la azerbaiyana Nigar Arif (1993). Estudió en la Universidad Pedagógica Estatal de Azerbaiyán en la Facultad de Inglés en 2010- 2014. Nigar Arif es miembro de la Unión Mundial de Escritores Turcos Jóvenes y se graduó en la III Escuela de Escritores Jóvenes en la Unión de Escritores de Azerbaiyán. También es miembro del «Foro Internacional para la Creatividad y la Humanidad» en Marruecos. Su poesía se ha traducido al inglés, turco, ruso, persa, español y montenegrino.
LLUVIA DE HUMANOS
He aquí la ciudad,
la gente escapa y se va…
He aquí las nieves y las lluvias,
que lavan sus huellas…
Incluso el sol brilla cada mañana,
los vientos soplan y se acicalan
a esos nada los puede remover
nada se puede cambiar…
La gente absorbe su memoria
desde su cara picada de viruela.
Se llevan sus colores con ellos
y dejan pálida a la ciudad.
Falta el brillo por todas partes,
todo se ha convertido en un cuento gris.
Llueve gente, y cae lluvia de sus ojos
todos los días.
Y quienes se mojan en el corazón de esta ciudad,
quienes no pueden huir,
los humanos, llueven a cántaros
Las ambulancias giran como sombrillas
bajo las enfermas gotas…
Ya sean las noches o los mediodías
se tambalean en sus casas.
El mundo entero se revuelve en su lugar
y cae…
Día tras día, semana tras semana
las calles se vacían
las carreteras y los cafés llegan a su final.
Los hombros de las pesadas tiendas
se doblarán…
Los inmensos edificios y las pequeñas casas
entre los brazos de la ciudad
otean asustados hacia las profundidad desnuda
que holgazanea en las aldeas, y viaja a los países.
Los árboles solitarios se aburren
y las flores, los pájaros, y las praderas,
de los pies polvorientos de esta ciudad
que han perdido al hombre
¿Quién sabe?
Tal vez en sus propios idiomas
incluso maldicen
esta maldita cuarentena tan molesta.
Ahora sabemos, mamá,
que las ciudades y los países
también se pueden contagiar de enfermedades…
¿Qué puedo decir?
No se preocupen,
todo saldrá bien.
Hay esperanzas
que se estiran hasta el cabello de esta ciudad…
Nuestros sueños le ponen las manos en la frente
para revisar la temperatura…
Tal vez encontramos el mejor tratamiento, mamá,
el amor es el mejor injerto
como siempre dijiste…
Foto de José Amador Martín
LA RECONCILIACIÓN
Humano, resentido contigo mismo,
¿Has pecado mucho?
¿Sólo te has perdido a ti mismo,
no has ganado nada?
¿Quién te robó de ti mismo?
¿Dónde y cómo te olvidó?
¿Quién puso sus manos en tu corazón?
¿Quién te consoló de esa manera?
¿Quién arruinó tu vida y tu destino,
al mirar tu cara de “lo siento”?
¿Qué dejó en tus ojos,
que cae como lágrimas?
Tal vez eres tú, y todo esto
te lo hiciste tú mismo
¿Te has vuelto un dolor para ti mismo?
¿Tal vez dejas que tus alegrías
se te escurran entre tus dedos?
Tú,
Oprimido por la pena
No te pongas triste, alégrate
Te has cansado del camino que recorrías,
y ahora caminas por tus pensamientos.
No te aflijas, anímate.
Regresa a tu camino,
reconcíliate contigo mismo.
Date la mano y enfrenta
a aquel a quien habías renunciado.
Foto de José Amador Martín
CORRER TRAS LA INFANCIA
Mis ojos deambulan lentamente y se alejan de mí,
ven todo a través de unas gafas a medida que envejezco.
Mis pies tienen un paso rápido, y se me adelantan corriendo,
porque tienen afán de alcanzar mi infancia.
Mi cabello esponjoso busca su tiempo de las trenzas,
se vuelve blanco y desabrigado como este invierno,
el tiempo llama y arruga mi rostro y manos
de camino en camino, así como yo me aburro año tras año
Así envejezco, de historia en historia,
mis dolores se convierten en niños pequeños, como mis hijos,
que escuchan mis historias, y mis cuentos de hadas,
y ni siquiera abandonan mis brazos y rodillas.
Los años de vejez, como puntos blancos y negros,
vienen y se quedan en las fichas del dominó.
Pierdo a propósito todas las partidas con mi nieto,
a mi edad avanzada – en mis años de “infancia”.
Foto de José Amador Martín
LA MUJER
Tu vida, como la de una hormiga, fue devorada
no te queda ni un día
Llevaste el peso del mundo
sobre tus hombros, como un elefante
pero nadie nunca te apreció de verdad
Desnataste y limpiaste tu vida,
pero, ¡te habías basado en esperanzas, mujer!
Sólo te reíste de tu aflicción en silencio.
¿Tu alegría te complicaba todo, mujer?
Ahora localizas tus esperanzas,
y tu tierra está al final de su soga.
Mujer, tal vez no es algo que simplemente sabemos:
la tierra es inconsciente, la roca es oscura.
He aquí tu vida devorada que te espera,
silenciosa y tranquilamente,
al alcance de la muerte que serás.
Foto de José Amador Martín
EL CAMINO
¿Quién recortó mi camino realmente?
O el azar es el camino o soy una novata.
Tal vez sea la última humana sobre este sendero,
tal vez yo sea sólo una lápida de esta vereda.
Mis sueños miran por la ventana,
mi pierna se enredó en mi propio camino.
No sé cómo se ve desde ese lado,
mi destino aplaude mi caída.
O tal vez no sea yo quien va por ese camino,
es mi camino, que cojea, mi camino se arrastra.
Se vuelve suelo, y cambia a piedra,
sólo sigue y se cobija conmigo.
¿Cómo cayó me tocó este camino en suerte?
¿Tal vez se me resbaló de los bolsillos?
¿Le pisé su cara y su cabeza?
¡Por eso es tan insolente conmigo!
Foto de José Amador Martín
COSAS QUE SIENTO EL DESEO DE TENER
Si puedo conservar algo
que siento el deseo de tener,
Si me tomo su tiempo, y
puedo ralentizarlo un poco…
Si puedo simplemente tomar asiento
hoy, en esta calle.
Y puedo cuestionar
mis más viejos hábitos….
Si me regocijo con el contenido de mi corazón,
con la copa de vino llena.
Y me detengo a pensar,
si tengo un perrito
que ladra a aquellos
a quienes me rodean,
o si un gato araña
a alguien en quien ya no creo…
Si los años viejos regresan
y despiertan al pasado somnoliento…
Si eres mío de nuevo,
si violo las reglas
de los juegos del amor otra vez,
si somos tozudos
si soy “tan pura como la nieve” –
así como me dijiste.
Si soy un poco más joven
y un poco como una niña…
Foto de José Amador Martín
EL VIENTO
El viento sopla de puerta en puerta
¿Estás tan pleno que tocas sólo una puerta a la vez?
¿Dónde están esas puertas que abriste
en los calurosos días estivales?
¿Dónde están esos que te amaban,
te invitaban a sus casas
y te calmaban
mientras brisabas?
El viento sopla de puerta en puerta
¿Dónde están tus amigos ahora,
en estos días fríos,
cuando el clima ha cambiado?
¿Hay mucha gente que
se resintió contigo este invierno?
No esperes, viento
No esperes
Nadie te llamaría
para que entraras por esa puerta,
nadie te buscaría más.
¿Quién te deseará en este clima?
Vete, querido mío, vete.
Sólo esa calle sin brillo
se quedará contigo.
¡Sólo ese árbol seco que quebraste
se quedará contigo!
Pero no te preocupes, viento,
¡No te preocupes!
Este invierno también pasará,
el verano volverá de nuevo,
el sol brillará otra vez, resplandeciente.
Cuando el clima se haga más caluroso,
tus amigos también crecerán…
Foto de José Amador Martín
CUANDO TE FUISTE
Solía ver los ojos sonrojados de la vida
en las clases de geografía,
solía ver las verdades haciendo erupción como un volcán,
y llanuras
sobre las cuales se arrastraban las mentiras
por debajo de la verdad.
Solía ver rodillas caer
desde las montañas más altas.
El mismo viento soplaba en todos los países,
la misma lluvia caía sobre todo el mundo…
Yo misma era un país.
Sí, lo era…
Cuando quería someter a un país como tú,
mi corazón temblaba
como si fuera un terremoto.
El agua dulce corría,
brotaban manantiales puros y corrían
en el fondo
de las tierras más rocosas y estériles.
Yo solía ver los hermosos rostros de las mejores criaturas
en lugares muy distantes…
Cuando te fuiste…
Cuando te fuiste,
me di cuenta de que
el ser humano es el témpano de hielo más grande
que pasa años derritiéndose
y derramándose hasta morir…
Foto de José Amador Martín
LA VENTANA DE LA MENTE
No, pero hay algo
que ya no puedo contener,
No puedo hablar…
Bueno,
¿qué le digo al oscuro rostro del mundo?
¿Qué le digo a estos tiempos
que se hacen más oscuro?,
¿Qué le digo al día
que ahora termina?
¿Qué le diría?
Lo que le digo a la palabra apropiada o a la equivocada-
El espejo del mundo
que ha pasado por mi casa
y mi camino,
llevándome de la mano a través de las carreteras cruzadas,
rebasado por la frialdad o la calidez
de este pueblo polvoriento,
y el humo de los automóviles,
y a través de la luces de las calles
entre carretera y carretera,
y a través de los corazones oscurecidos de la gente,
y que ha caminado justo
a través de los ojos de la gente,
y se ha convertido en una palabra,
en el espejo del mundo.
¿Qué me digo a mí misma,
a quien he visto en ese espejo?
¡Rompe este espejo, rómpelo,
querida, vida mía!
No me dejes ver
lo que hice realidad.
Bueno, ¿qué cosas te metes en la cabeza?
No soy humana… ¡No soy humana!
Quizás soy una casa que se cerró,
y yo misma no puedo salir… ¡no puedo!
¿Dónde quedan las ventanas de esta casa?
Dime,
¿hacia dónde se abre esa ventana?
Toma mi mente y llévame,
llévame lejos de aquí,
dime,
¿tal vez las ventanas son las manos
de las casas silenciosas?
Todos los días, todas las tardes
¿Se abren para nosotros
para abarcar a aquellos
que nunca hemos visto,
para no mostrarnos
que hemos visto?
Foto de José Amador Martín
UN RELOJ SE HA ATRASADO
Mira el reloj del mundo
se ha atrasado una hora.
O la alegría está retrasada
o la vida fue ahogada por la pena.
Aún si hablara o se riera
tal como aquel viejo
la risa del mundo cojea,
como su pasado exánime.
Él ruega o busca
un deseo que llene sus manos.
Pasa días en las escaleras
luchando contra el viento.
De los ojos de una barrendera
caen sus noches.
La escoba en su mano
ha despertado a las calles somnolientas.
Él conduce el auto
y también es pasajero de sus deseos
en busca de su destino,
con la esperanza de cambiar.
Mira el reloj del mundo
se ha atrasado una hora.
Ajustémoslo de nuevo,
con una vida mejor, y aire limpio y puro.
Foto de José Amador Martín
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