Sobre los misterios de la creación literaria
"Crear en Salamanca" publica un poema de Ana Sánchez Díaz de Collantes, sobre una foto de José Amador Martín Foto: José Amador Martín La Puerta Silencio de pátina oculta más, breve el lucero de límpida línea. Rayo de eternidad, soplo de un dios bruñido y perfecto. Luz y sombra se mecen apenas tras el silencio solemne de aquella puerta. Destello y pozo, nubio oro, postulan serenos el amanecer, un nuevo día.
Busqué hallarte penumbra, en el mutismo yermo de hierro de mi patio vacío, entre las blancas desiertas auroras, alcanzar tu vuelo por la reja errante y el pretil alabastrado de losa. Fundé silencio en mi destierro, enmudezco, renazco en la sombra.
El sueño Parece que amanece, pero aún no llega la luz. Algún mohín dorado se apresura por mi sueño nublado, incierto, inmaculado como un pozo. Deambulo siempre entre las vísceras de la noche de donde no debí salir. El expolio está realizado. El expolio está realizado. Un duermevela bastidor eriza telarañas en mis ojos; éstas descienden del aire ...
Desvanecidas por la espuma olvidadas y errantes se alejaban las gaviotas. Bebía yo, en esa tarde, en un claroscuro cáliz que con tesón marmóreo se asentaba entre mis venas. Afuera, en un lienzo de cirios blancos se estremecía el calvario del último ocaso. No había ya afán de armiño que perfilase mi velero, ruiseñor marchito extraviado en el invierno. Tras la Pasión de aquellas horas, sin esperarlo, surgió un laúd que confundido en ...
Foto: José Amador Martín A CASTILLA Allá florecerán, Castilla azafranados estíos sedientos, galería de avatares purpurinos; espejeará la retama en la dehesa intacta argentada en ocasiones de laureles y, zaragatero el tomillo, melificará, si hay brisa, cada instante de la tarde. Aquí, consumido y flagelado en la estepa ayuna impío el duelo infatigable de la nieve polvoriento, aborrascado y oscuro, ahíto de ecos sin luz, seco, funesto e inerte. MUSA Me afano me ...
Al otro lado en el delirio del desierto prendes tulipanes en mis manos hambrientas como gaviotas de lluvia. Al otro lado sueño un rayo errante de rubíes inflamado que apacienta como niebla mis entrañas. Al otro lado en mi ala rota enamorada, presiento el rocío nubio de un beso tuyo lucero rejón de muerte, ay, en el albor agraz de mi esperanza.
